La vida del ídolo popular Diego Maradona ya fue contada desde cientos de ópticas y a través de múltiples relatos, pero aún quedan momentos del astro futbolero que nunca vieron la luz. Proyecto Pelusa es un espacio que registró alrededor de mil fotos tomadas por gente común junto a Diego, y cada una de ellas guarda una historia única. Esta infinita recolección de fotografías gestaron la base de objetivos que sus realizadores sueñan cumplir: la salida de un documental, un libro y un podcast para 2021.
Damián Cukierkorn, ideólogo del proyecto, y su amigo y socio, Sebastián Schor, son los cerebros detrás de Pelusa, que nace en 2010 inspirado en el amor y la admiración que sentimos por Diego Armando Maradona. «Tiene como objetivo homenajear y recorrer su vida a través de las fotos que tanta gente se sacó con él. Cada foto es un tesoro personal, una historia única e irrepetible que amamos contar una y otra vez”, describen en la web del proyecto que ostenta un material visual inigualable desde lo emocional.
En el Mundial 2010 en Sudáfrica, Maradona fue el director técnico de la Selección Argentina, y en aquel momento de fiebre maradoniana, a Damián se le ocurrió que podía contar la vida de Diego a través de las experiencias que la gente había vivido con él y abrió una web para recibir fotos. Era el costado que todavía faltaba por mostrar de la leyenda.
“A diferencia de otras personalidades de magnitud mundial, lo que diferenciaba a Diego era su accesibilidad, lo fácil que era llegar a él. El proyecto arrancó cuando las redes no eran tan importantes y no tenían el alcance que tienen hoy, pero igualmente empezaban a llegar imágenes por Facebook”, expresó Cukierkorn en diálogo con AUNO.
Poco después de iniciado el proyecto, Schor se encontró con Proyecto Pelusa mientras navegaba en la web. En paralelo, se avecinaba uno de los momentos más importantes de su carrera: en la antesala al mundial de Sudáfrica, fue al predio que posee la AFA en la localidad de Ezeiza para dirigir la grabación de un comercial de un sponsor de la Selección donde iba a participar Diego. Una coincidencia única.
“El día previo a que Diego de la lista de 23 jugadores que iban a ir al mundial fuimos al predio. Llegó él y nos saludó de una manera muy seca, estaba muy tenso”, relató. Aún así, la agridulce anécdota y una fotografía le quedarían para toda la vida. Casi de forma inmediata, Sebastián llamó a Damián para felicitarlo por el lanzamiento de Pelusa, le envió su foto con Maradona y a partir de ese momento el proyecto pasó a ser de a dos. Empezaron a elucubrar qué forma le darían al material recolectado. Sin embargo, diversas circunstancias en sus vidas hicieron que las ideas se diluyeran y la web quedara inactiva durante 10 años. Aún así, las esperanzas para retomarlo nunca se apagaron.
El impacto del regreso de Maradona al país
En 2019 Maradona regresó a nuestro país para dirigir a Gimnasia y Esgrima La Plata, un hecho que revolucionó al fútbol argentino. Los estadios de todos los equipos se transformaron en templos para homenajear la venida del astro a los campos de juego que lo vieron nacer. Este hecho disruptivo motivó el cruce de mensajes entre Damián y Sebastián para retomar las ideas que habían quedado en sus memorias.
Pero el factor desencadenante fue, paradójicamente, la llegada del coronavirus al país y la consecuente imposición de una cuarentena que encerró a todo el país. En tiempos de aislamiento social, se encontraron para salir a caminar –una de las pocas actividades permitidas- y decidieron resurgir el proyecto con la fantasía de que Diego pueda verlo. Esta vez de manera definitiva, comenzaron a imaginar cómo desarrollarlo e incluso decidieron abrir parte de su material fotográfico en las redes sociales.
Algunos meses después de aquella charla, Diego murió y conmocionó a la Argentina. Consternados por la noticia, ambos profundizaron el trabajo para homenajear al 10 y su proyecto empezó a viralizarse con fuerza en Instagram, donde día a día postean fotos inéditas.
“Desde su muerte creció muchísimo el acercamiento de la gente y empezaron a subir más y más fotos. La idea es mostrar distintas facetas de Diego, desde lo banal hasta lo profundo de su vida, que fue bastante intensa”, expresó Damián. Qué tarea difícil ordenar una base de datos tan inmensa.
1000 fotos, el Excel maradoniano y la figurita que falta en el álbum
Cerca de mil fotos repasan cada año de vida de Diego. Por supuesto, un mar de imágenes es inabarcable sin organización. Por esa razón, Damián diseñó un Excel que ordena cada fotografía en orden cronológico desde 1972 (la primera retrata a Maradona en el equipo infantil de “Los Cebollitas” en el club Argentinos Juniors) hasta una de sus últimas apariciones como técnico del Lobo platense.
“Es un laburo complejo porque muchas veces la gente se olvida de los datos exactos de la foto y cada una cuenta una historia con él. Tenemos muchas de los últimos dos años porque estaba en el país pero necesitamos más de todo el resto. En especial, precisamos de las fotos sacadas a partir del momento en que la gente ya sabía quién era él. Las del bautismo no sirven, por ejemplo”, explicó Cukierkorn. Aunque el archivo es inagotable, aún falta la figurita difícil para llenar el álbum: por el momento, no recibieron ninguna foto que date del año 1983.
En aquel año, Maradona era futbolista del Barcelona de España, por lo que se esperanzan con alguna imagen que pueda llegar desde el viejo continente. No sería algo utópico, ya que lograron obtener fotos de Diego en su etapa como ídolo del Nápoli italiano.
Por su parte, la otra parte del proyecto es Sebastián, quien se encarga de organizar la rama audiovisual y darle relato a las imágenes. Es que Proyecto Pelusa derivó en la idea de un trabajo en modo 360 que incluye un documental, un podcast y un libro. Ahora mismo, Schor trabaja en el guión de un documental que refleje aristas de las que se habla poco y en las que ambos se interesaron: la obsesión por el retrato del ídolo y el endiosamiento social.
Más allá de la meta futura de escribir un libro, a raíz de las publicaciones del proyecto, ambos recibieron la propuesta de hacer un podcast relacionado a la conexión entre Diego y el conurbano. A pesar de que faltan detalles por definir, Schor comentó que se tratará de “una serie de capítulos relacionados con la provincia de Buenos Aires y en especial con el territorio que lo vio nacer”. El podcast abarcará lo que a Diego le pasó en el conurbano. En ese sentido, remarcó que “hay hechos sueltos que unificados toman trascendencia”.
“En el conurbano la gente se acercaba a él incluso desde antes de ser Maradona, la gente se sacaba fotos por lo que prometía, porque ya lo identificaban. Las personalidades de tanta magnitud no suelen volver a las raíces. En cambio, Maradona siempre volvía porque había un punto fuerte de conexión con el territorio”, concluyó Schor.
Entre todo el material recibido hay una foto que para ellos es especial. La imagen retrata una historia de Diego en la ciudad de Tres Arroyos y que marca un hilo conductor de su vida: cómo se brindaba al pueblo.
Maradona en una foto, en una historia
La foto en cuestión es de Pedro Prendel y fue tomada el 7 de febrero de 1992. Después de los años agitados del Nápoli, de un 1991 donde fue sancionado por el Comité de Disciplina de la Liga Italiana e inhabilitado para jugar, Diego eligió veranear en el Balneario Marisol, en el partido bonaerense de Coronel Dorrego. Ya había ido en 1983 a pescar. Era su refugio, su lugar de tranquilidad para estar en familia.
Diego estaba suspendido por doping y no podía jugar ni siquiera partidos a beneficio, pero se rebeló y decidió hacerlo para colaborar con lo que sería el Centro de Día Caminemos Juntos de Tres Arroyos, un espacio de ayuda a personas con discapacidad. Fue en cancha del club El Nacional, y Diego jugó para Marisol ante Mercado Los Tigres, un equipo de la localidad de Cascallares que había sido campeón del Torneo Comercial Nocturno.
Todos querían estar en ese partido. Diego había conocido en un negocio a Pedro Brendel, que había sido asistente del equipo del club Quequén. Pedro tenía síndrome de down y Diego lo invitó al partido. Pedro se disculpó, pero dijo que tenía que pedirle permiso a su mamá. Cinco minutos después, tocaron la puerta en la casa de su madre y era el mismísimo Diego, quien le pedía permiso para llevar a su hijo a la cancha. La madre aclaró que tenía que bañarse, Diego lo esperó y llegó una hora después a Tres Arroyos con Pedro sentado en el asiento de acompañante, a 80 kilómetros de Marisol.
No sólo vio el partido dentro del campo de juego, sino que vivió junto a Diego la cena show que se hizo después en el restaurante Rancho de Chichí, donde pasaron un rato juntos. A Diego le entregaron un recuerdo y llorando dijo: “Acá hay gente que trabaja para los discapacitados, que muchos creemos que son inferiores a nosotros y no es verdad”. Después, cantó el tango Cucusita, de Alberto Castillo, aquel que le solía entonar a su hija Gianinna antes de dormir.
El juego del destino hizo que casi 25 años después de ese partido, Pedro comenzara a asistir a la misma institución a la que Diego le había dado una mano muy grande para que se convirtiera en un lugar imprescindible para la comunidad. Pedro murió a los 61 años en 2019, y hasta sus últimos días acudía a Caminemos Juntos.
Hoy el aula-salón del lugar se llama “Diego Maradona”.
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