Lomas de Zamora, diciembre 29 (AUNO).- “La búsqueda de mi hermano fue muy extensa. Hasta hoy es una herida sangrante, porque él se fue sano, con 19 años. Realmente nos truncaron la vida para siempre. Desde 1982, ya nada fue igual”, aseguró Norma, hermana del soldado Eduardo Gómez, en diálogo con El Cruce. La Guerra de Malvinas marcó un antes y un después en la vida de esta humilde familia de Chaco que desde hace casi 35 años busca saber qué sucedió con Eduardo.
Tras la contienda, los Gómez comenzaron lo que sería una peregrinación de años para conocer el paradero del joven soldado: “Cuando recién terminó la guerra, llamamos a Río Gallegos y, primero, nos dijeron que estaba comiendo lejos, que, si hubiésemos llamado cinco minutos antes, nos hubiéramos comunicado con él. Después, que tenía pie de trinchera. Siempre había un pero por el cual no podíamos hablar con él. Después nos dijeron que estaba desaparecido, que no sabían nada”.
Con esfuerzo, la familia reunió el dinero necesario para que una prima y uno de los hermanos de Eduardo comenzaran la búsqueda en Buenos Aires. Lo creían vivo y la esperanza de encontrarlo los llevó a recorrer hospitales e instituciones psiquiátricas. Incluso la mujer llegó a disfrazarse de enfermera para intentar obtener información, hasta que recibieron una llamada del Estado Mayor Conjunto. “Les dijeron que, si ellos no se volvían a Chaco, mi mamá no sólo iba a perder un hijo, sino que iba a perder dos, porque iban a matar a mi hermano. Entonces, se volvieron.”
Recién en 1991, durante un viaje humanitario organizado por la Cruz Roja Internacional, los Gómez visitaron el cementerio de Darwin, donde afrontaron otro golpe. En el lugar donde debía estar el nombre de Eduardo, había una placa que rezaba: “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. La inscripción, que se repetía otras 122 veces, alimentó las esperanzas de la abuela y la madre del joven soldado, al igual que las de muchas otras familias, que se aferraban a la idea de que estaban con vida.
De vuelta en Buenos Aires, Norma retomó la búsqueda, junto con otro de sus hermanos. “En el Hospital Naval nos dijeron algo que no me voy a olvidar nunca: ‘Sí, Eduardo Gómez está internado en la pieza número 23 del octavo piso’”. Con el cansancio propio de una búsqueda que parecía no tener fin, los hermanos Gómez subieron al octavo piso, abrieron la puerta de la habitación 23 y se encontraron con un hombre de apellido Gómez, pero de nombre Enrique. “Yo ya lo asumí. Creo que vos también tenés que asumirlo”, le dijo Norma a su hermano. No hubo modo de consolarlo.
Con el tiempo y la visita del excombatiente y actual secretario de Relaciones Institucionales del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata, Ernesto Alonso, Norma comenzó a involucrarse en la lucha por la identificación de los soldados NN enterrados en Malvinas y en 2012 fue designada representante de los familiares caídos en combate de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas.
“El 2 de abril de 2012, cuando Cristina (Fernández de Kirchner) anunció que iba a solicitar la intervención de la Cruz Roja Internacional, me presenté y ella me abrazó. Nos pusimos a hablar y me dijo: ‘Mirá, Norma. En mi gobierno no va a salir, pero en el gobierno siguiente sí. Yo te pido que te calles’. Ese secreto lo mantuve hasta hoy”.
“SOLDADO ARGENTINO SÓLO CONOCIDO POR DIOS”
A casi 35 años de la Guerra de Malvinas, diplomáticos de la Argentina y el Reino Unido convinieron en otorgar al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) la tarea de identificar a los soldados argentinos caídos durante el conflicto bélico y sepultados como NN en 123 de las 234 tumbas del cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas. El acuerdo, al que se llegó el 9 de noviembre en Ginebra, partió de la iniciativa del CECIM.
Alonso destacó que el convenio es resultado de “un largo recorrido” iniciado entre 2006 y 2007. “La posibilidad de empezar a viajar a Malvinas nos permitió tomar conocimiento de lo que sucedía en el cementerio argentino de Darwin. De las 234 tumbas, solamente 105 están identificadas, hay una que es una fosa común y otra que es simbólica, y 123 tienen una placa que reza: ‘Soldado argentino sólo conocido por Dios’”, explicó Alonso en diálogo con El Cruce.
En 2011, el CECIM, junto con un grupo de familiares, presentó un recurso de amparo ante la Justicia para solicitar el reconocimiento del “derecho a la identidad y a la verdad” y que se exigiera al Poder Ejecutivo que arbitre todos los medios necesarios para llevar adelante el proceso de identificación de los cuerpos. Dos años después, el juez federal Julián Ercolini avaló el pedido.
Asimismo, el 2 de abril de 2012, al cumplirse 30 años del inicio de la guerra, la presidenta Fernández de Kirchner elevó el reclamo a la Cruz Roja, en el marco del derecho internacional humanitario. Según el abogado y miembro del equipo jurídico del CECIM Jerónimo Guerrero Iraola, la decisión de la mandataria “encuadró el tema como una cuestión humanitaria, con el fin de no tener que pedir permiso a ningún imperio para poder identificar a nuestros compatriotas y soldados”.
A partir de 2013, la Cruz Roja y Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) comenzaron a delinear algunos protocolos de acción. Según el comunicado 439/16 del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, la Cruz Roja deberá constituir “un grupo de forenses que contará con la participación de dos expertos argentinos, a efectos de recoger muestras de ADN de los soldados no identificados, que luego serán comparadas con las muestras recabadas de las familias que voluntariamente hayan prestado su consentimiento para la identificación”. En total, 81 familias dieron su consentimiento y de voluntad propia aportaron muestras de ADN para que ser cotejadas con los restos de los caídos.
Según el CICR, está planeado que las tareas de identificación “comiencen a comienzos de 2017 y, en principio, finalicen al terminar el año”. “Si todo sale como está previsto, las tareas se realizarán en varias etapas. En primer lugar, se preparará la operación sobre el terreno, lo que incluye visitas a las Islas Malvinas para definir algunas cuestiones logísticas. Luego, se realizará el trabajo sobre el terreno y el análisis forense, seguido de la comparación de los resultados para identificar los restos”, detallaron desde el Comité.
Con relación a la postergación de la identificación de los soldados, Alonso afirmó que “hubo un interés por parte de los británicos, que siempre intentaron incorporar a la discusión al gobierno ilegal e ilegítimo de las Islas Malvinas, de dilatar la cuestión por distintos motivos”. Desde la Cancillería argentina prevén que la “iniciativa humanitaria” se lleve a cabo “en el transcurso de 2017”.
DERECHO A LA IDENTIDAD
Bajo el lema “Todos tenemos derecho a saber nuestra identidad y los héroes de Malvinas también. Los familiares de las víctimas necesitan saber dónde se encuentran”, el CECIM lanzó la campaña “Identidad a los 123 NN en Malvinas. Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía”, que contó con el apoyo de diversas personalidades y referentes de Derechos Humanos, la ciencia, la cultura y el deporte, como la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el escritor Osvaldo Bayer, entre otros. La iniciativa busca poner de manifiesto la necesidad de avanzar en la identificación de los cuerpos enterrados como NN. La campaña también apunta a que las acciones para tal fin se inscriban en el marco del derecho internacional humanitario.
“Empezamos a ver con preocupación que el tema estaba siendo enunciado por el actual PEN y su representante, Mauricio Macri, como moneda de cambio de otros acuerdos, que tenían que ver con la explotación de hidrocarburos, la explotación pesquera, la colaboración para la paz del Atlántico Sur y algunas otras cuestiones. Eso nos preocupaba muchísimo, porque entendemos que la cuestión es autosuficiente, es decir, es una cuestión estrictamente de derecho humanitario y no debe intervenir ni ser parte ni moneda de cambio de ninguna otra negociación, sino que debe ser de tratamiento exclusivo y excluyente”, expuso Guerrero Iraola en alusión al comunicado conjunto que el Ministerio de Relaciones Exteriores expidió el 13 de septiembre pasado, tras la reunión entre la canciller Susana Malcorra y el vicecanciller británico, Alan Duncan.
A pesar de las acciones del CECIM, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció la rectificación del acuerdo para que el CICR lleve a cabo la identificación de los soldados argentinos no identificados sepultados en el cementerio de Darwin, en el marco de distintas negociaciones bilaterales con Gran Bretaña, a través del comunicado 357/16 del 20 de diciembre. Durante la reunión que debía tener un carácter netamente humanitario, “se trabajó en la hoja de ruta pautada en el comunicado conjunto emitido en septiembre, que reflejaba el mejoramiento de las relaciones entre la Argentina y el Reino Unido”. En ese sentido, Cancillería manifestó que “se avanzó en mejorar la relación bilateral en torno a una agenda que aborda los desafíos globales en el mediano y largo plazo, en áreas como democracia, derechos humanos, cooperación en paz y seguridad internacional, no proliferación, medio ambiente y cambio climático, energías limpias, comercio e inversión, ciencia, tecnología e innovación, turismo y deporte”. Además, ambos gobiernos llegaron a “un principio de entendimiento para incrementar la frecuencia de vuelos a las islas desde el territorio continental argentino”.
El integrante del equipo jurídico del CECIM remarcó que “el tratamiento y las acciones para lograr la identificación deben ser de tratamiento exclusivo y excluyente, no sólo por los tratados internacionales, sino porque hay una sentencia judicial de 2013 y el PEN no debe apartarse de esos lineamientos ni desconocer la sentencia”.
“El pueblo argentino tiene derecho a saber qué pasó en Malvinas y dónde están sus soldados”, subrayó Guerrero Iraola. En sintonía con la postura del Centro de Ex Combatientes, la directora de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Sandra Raggio, sostuvo que “los NN también remiten a la dictadura militar, a los desaparecidos y al derecho a la identidad” de los soldados, quienes “ni siquiera tuvieron el derecho de ser sepultados con su propio nombre”. “Para las familias sigue siendo muy fuerte. Las madres siguen creyendo que están vivos, tienen la idea de que deben estar en algún lugar. Muchas creen que a lo mejor están Inglaterra, prisioneros o se quedaron en las islas. Es muy impresionante, igual que la desaparición”, subrayó Raggio.
CRÍMENES EN MALVINAS
La Guerra de Malvinas debe ser analizada en el contexto de la última dictadura, ya que muchos de los oficiales que estuvieron al mando de los soldados en las Islas fueron autores de crímenes de lesa humanidad en el continente, como el primer caído en combate, el represor Pedro Edgardo Giachino.
La imposibilidad de identificar los cuerpos de los caídos guarda relación con la ineptitud con que las Fuerzas Armadas actuaron durante la guerra. “Esto tiene que ver también con la forma en que fuimos a Malvinas y el grado de impericia en que se nos llevó, por no contar con las chapas identificadoras que permiten recuperar la identidad de los cuerpos que muchas veces quedan en los campos de combate”, puntualizó Alonso.
En ese sentido, el Informe Rattenbach, elaborado por la Comisión de Análisis y Evaluación de las Responsabilidades Políticas y Estratégico Militares en el Conflicto del Atlántico Sur, demostró la improvisación de la dictadura, los maltratos hacia los soldados y las pésimas condiciones que debieron soportar en las Islas.
Después de la derrota en Malvinas, la Junta Militar designó un equipo de militares, liderados por el teniente general Benjamín Rattenbach, para realizar un relevamiento sobre el conflicto, con el objetivo de limpiar su imagen. Los resultados no fueron los esperados por las Fuerzas Armadas. Del Informe se desprende que la derrota argentina era la única posibilidad. Mal preparadas y peor conducidas, las tropas argentinas no sólo resistieron al enemigo, sino también el hambre y el frío.
Oculto bajo la carátula de “Secreto de Estado”, el Informe Rattenbach se difundió en forma completa el 7 de febrero de 2012, luego de que la presidenta Fernández de Kirchner ordenó su desclasificación y su difusión. Y el 2 de abril de 2015, la mandataria anunció la desclasificación de la documentación vinculada al desarrollo del conflicto bélico del Atlántico Sur. El decreto 503/15 permitió acceder a archivos inéditos, para complementar la historia de Malvinas. Entre los archivos del Ministerio de Defensa, se destacan los legajos de los militares que estuvieron en las islas y las Actas de Recepción que completaron los soldados a su regreso al continente, entre 1982 y 1984. Allí los soldados dejaron constancia de las pésimas condiciones, el hambre y los castigos que debieron soportar en las islas.
Alonso explicó que la desclasificación de los archivos secretos permitió acceder a “pruebas irrefutables” que confirman las torturas a las que fueron sometidos los combatientes, ya que se trata de “documentos oficiales de las Fuerzas Armadas”. Estaqueamineto, enterramiento, introducción de pies y manos en charcos de agua congelada, y amputación de extremidades son sólo algunos de los tormentos que sufrieron los soldados.
A pesar de las pruebas, a casi diez años del comienzo de la causa judicial que busca reconocer los tormentos a los soldados como crímenes de lesa humanidad, la Justicia no realizó un solo pedido de indagatoria. “Los archivos en crudo no hacen más que comprobar lo que nosotros y los denunciantes venimos sosteniendo, que en Malvinas se cometieron torturas y violaciones a los derechos humanos. Las victimas denunciaron oportunamente y la Justicia no les está dando respuesta. En vísperas a cumplirse 35 años de la guerra, todavía no hay una sola indagatoria”, remarcó el abogado del CECIM, quien el 30 de noviembre presentó una nueva denuncia en el Juzgado Federal de Río Grande, que se encuentra a cargo de la causa iniciada en 2007.
Para Guerrero Iraola, “el panorama no es alentador”. “Necesitamos que la causa, que ya cuenta con más de 120 denunciantes y 85 hechos debidamente probados, se mueva, porque las víctimas y el pueblo argentino tiene derecho a que se conozca la verdad sobre lo que sucedió en Malvinas”, enfatizó el miembro del equipo jurídico del Centro de Ex Combatientes. Además, señaló que la “inacción” del Poder Judicial “revictimiza” a quienes se animaron denunciar las torturas y “hoy ven cómo se les priva el derecho de acceso a la justicia y el derecho a la verdad”.
A casi 35 años del inicio de la Guerra de Malvinas, son varias las cuestiones que quedan pendientes. La efectiva identificación de los soldados argentinos caídos durante el conflicto bélico y sepultados como NN no sólo permitirá a los familiares y al pueblo argentino cerrar una herida aún abierta, sino que también arrojará información sobre la cantidad de cuerpos enterrados bajo las cruces del cementerio de Darwin.
AUNO 29-12-16
GN-GDF