“Nunca lo encontré borracho a Luca”

En un nuevo aniversario de la muerte de Luca Prodan, el periodista Tom Lupo contó a AUNO su relación con el líder de Sumo y la historia de la última vez que se vieron. Además, rechazó los mitos que retratan al “Pelado”: “Era muy difícil encontrarlo en pedo”, dijo.

Lomas de Zamora, diciembre 22 (AUNO).- Aquel 22 de diciembre de 1987 se apagaba una de las voces y mentes más importantes del rock nacional. Decir “se apagaba” no es algo del todo correcto. Aún hoy, pasados 23 años de su muerte, Luca Prodan, su voz y sus canciones siguen siendo fuente de inspiración para músicos y deleite cultural para varias generaciones. Una de las personas que más lo conoció fue el periodista Tom Lupo. “Es mentira esa visión de Luca como un vicioso empedernido, ebrio y descontrolado”, contó a AUNO. Un día, antes de subir a un escenario le dijo: “Si ves que estoy haciendo bardo bajame”.

—¿Cuándo conoces a Luca?
—Lo conocí cuando estaba tocando en el (Café) Einstein, en Córdoba y Pueryrredón, con la Hurlingham Reggae Band. Fue una noche especial. Se había peleado con alguien del público, le partieron la cabeza de un botellazo y, una vez que lo vendaron, siguió tocando. Me voló la cabeza.
—Luego de esa noche, ¿cómo continuó tu relación con él?
—Tuvimos una relación muy afectuosa. No sé si decir que eramos amigos, pero sí teníamos una linda relación. El cariño y respeto era mutuo. Yo a veces iba a comer a la casa que tenía en Hurlingham. Me cocinaba fideos. Recuerdo una noche, en el ’81 creo que fue, en la que terminamos en la misma celda y nos pasamos toda la noche charlando. Eran tiempos de la dictadura y estábamos en un recital, entraron y dijeron: “Vos, vos y vos”, y nos llevaron por averiguación de antecedentes. Me preguntaba cómo se pronunciaban algunas palabras, quería perfeccionar el idioma. Cuando hablaba y hacía la mezcla de inglés con un mal castellano me mataba.
—¿Cuál es tu visión de Luca?
—Era un lord inglés, muy interesado en la cultura. Cuando nos juntabamos debatíamos de la situación política del momento. Era un tipo apasionado, se daba el gusto de hacer lo que quería. Se interesaba mucho en la cultura. Quería saber lo que pasaba en el mundo de las ideas. Una vez me pidió que le sintetizara la teoría de (Jacques) Lacan, le había gustado la teoría de que el hombre no progresa afectivamente. Para explicárselo mejor le di una frase de ejemplo: “El hombre no progresa, se vuelve tecno”. Al otro día se junto en el estudio de (Andrés) Calamaro para grabar una versión de la canción de Pablo Milanés “Años”. Me pidió que hiciera la introducción del tema con mi frase. Estuvo ocho horas encerrado ese día.
—¿Qué relación tenía con los demás grupos musicales contemporáneos?
—Simpatizó con Calamaro y respetaba a Federico Mouras, a pesar de las críticas que le hacía a Virus. Pero dejando de lado a ellos dos, no tuvo mucha relación con nadie.
—¿Cuán revolucionaria fue la obra de Luca?
—Como grupo nuevo, lo que hizo con Sumo fue excepcional. Sabía mucho de música, las puestas en escena de los recitales eran increíbles, su voz era terrible. Además, el humor ácido que tenía era de otro mundo. Durante un recital hizo una crítica bastante graciosa de la clase media argentina: “El pueblo unido se va a Estados Unidos”.
—¿Qué mitos acerca de su forma de vida podes desmentir?
—-Al contrario de lo que se supone, yo jamás vi “en pedo” a Luca. Siempre contaba que vino a la Argentina para escapar de la heroína, sobre todo después de lo que había sucedido con su hermana. Y, como acá no había heroína, tuvo que reemplazar ese vicio por la ginebra. Sin embargo, era muy difícil encontrarlo borracho. Nunca lo encontré totalmente boludo. Es mentira esa visión de Luca como un vicioso empedernido, ebrio y descontrolado. Un día que tocaban “Los Redonditos” quiso que lo guiara hasta el escenario porque tenía ganas de cantar y me dijo: “Si ves que estoy haciendo bardo bajame”. Como a ellos no les gustaba que hubiera “invitados” en los recitales, mucho no les gustó, entonces yo le hice una seña a Luca y se bajó inmediatamente.
—¿Cuándo lo viste por última vez?
—Deben haber sido 20 días antes, durante una fiesta en su casa de San Telmo. Lo vi bien, un poco caído. Una de las últimas entrevistas que hicimos fue excepcional, su humor, su brillantez.
—¿Cómo te enteras de su muerte?
—Por radio. Me llamó alguien preguntándome dónde lo iban a velar. Me quedé helado. Cuando supe los detalles del funeral, salí en vivo por la Rock&Pop y comenté la información que tenía.

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PT-AFD
AUNO-22-12-2010

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