Meolans:»En Argentina no tenemos deporte universitario»

El nadador cordobés José Meolans, campeón de Moscú 2002, destacó en diálogo con AUNO el rol del deporte social, el auge de la rama femenina y la importancia de la planificación a largo plazo. «Hoy estamos mejor que hace 15 años», aseguró.

“Voy a nadar y vengo”.  Esta debe ser de las frases que más dijo en su vida el ex nadador José Meolans. Esta vez la repitió en ciudad de Buenos Aires, en la pausa de Master Open, un torneo que reunió a los mejores atletas del país, y que lo tuvo como protagonista de la competencia.

De traje de baño rojo, el referente de la natación argentina iba a de una esquina a otra del natatorio, y se llevaba todas las miradas. Mientras los masters se concentraban en obtener un triunfo, muchos de los que estaban en el Parque Roca buscaban lo que parecía el otro gran premio de la tarde: una foto con Meolans.

La rutina del cordobés ya no incluye entrenamientos y competencias, pero su vida sigue ligada a este deporte. Ahora le toca el detrás de escena. Su trayectoria profesional representa un recurso muy valioso que le permite ocupar un lugar importante también fuera del agua: brinda clínica sobre natación, organiza eventos y competencias, y hasta le ofrecieron cargos públicos.

Crédito: Andrea Méndez

Si bien te retiraste hace más de 10 años, nunca te alejaste del todo del deporte. ¿Hoy desde qué lugar aportás?

-La verdad es que no me alejé, porque me gusta. En la natación sigo, desde otra posición. Desde lo laboral, voy armando diferentes proyectos, nuevas ideas y ahora organizando torneos. Si bien son competencias para nadadores masters (mayores de 25 años), la idea es romper estereotipos y hacer algo distintivo. También hago otros deportes, pero porque soy muy inquieto; no me veo en otro lugar, no me veo en el sedentarismo.

Además estás a cargo de clínicas de natación. ¿Por qué creés que los chicos y jóvenes deberían practicar este deporte?

-Son muchas las razones para incursionar en el deporte. Primero, todos deben saber nadar por una cuestión de riesgos, de cuidados. No sólo quienes viven en una ciudad con mar o cerca de un río. Una simple pileta hace que un niño esté en riesgo; entonces es como adquirir un seguro de vida. Tomamos las precauciones, cuidamos a nuestros hijos de no tener ningún tipo de problema, mucho menos riesgo de vida, y a partir de eso les enseñamos a nadar. Después, si le gusta y está en un ámbito en el que se siente cómodo, será su decisión si quiere seguir haciendo un deporte como la natación, que es muy noble y le da muchas oportunidades de desarrollarse sano, como tantos otros deportes. Permanentemente te va formando también en principios, valores y en educación. Y considero que eso está muy bueno. 

¿Qué características notás en ellos, que pueden ser la próxima camada de deportistas? ¿Hay compromiso de su parte?

-No es fácil. Hoy los chicos están con un chip distinto a los de mi generación. Creen que es fácil llegar, que no se necesita de tanto esfuerzo y que, a lo mejor, con tener condiciones alcanza. No están dispuestos a los sacrificios que todo deporte requiere. Y en realidad, no es así. También es algo que tenemos que bajar a tierra quienes estamos afuera, quienes hemos pasado por esto… Es tarea para los entrenadores y para los padres. Esto también es educación. Tienen que entender que nadie te regala nada, y para tener aspiraciones o pretensiones, hay que hacer un largo recorrido basado fundamentalmente en el esfuerzo. Dedicación, constancia, orden, responsabilidad, paciencia. Todo eso tiene mucho que ver con los resultados. 

El compromiso propio y el acompañamiento familiar son dos pilares para proyectarse en una carrera deportiva, pero no los únicos. La ayuda del Estado en la formación de los deportistas de alto rendimiento es el complemento esencial para llegar a lo más alto.

En Argentina, el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), que se creó en 2009, cumple el rol de implementar y desarrollar políticas de alto rendimiento deportivo, a fin de brindar a los atletas los «recursos necesarios para entrenarse y capacitarse correctamente». En 2017 estuvo en el centro de los debates por su financiamiento. Una reforma tributaria eliminó el impuesto del 1 por ciento a la telefonía celular, por lo que deportistas olímpicos y dirigentes manifestaron su preocupación por la chance de que, con la modificación, el Enard pierda autonomía.

¿Qué opinás del financiamiento del Enard? ¿Es suficiente o propondrías algo para que cambie?

-Nunca es suficiente, pero me parece bien. Fue un quiebre y el plan de acción que se armó desde ese momento se sustentó. Está bueno que se haya podido trabajar a largo plazo. Ya van casi 10 años del Enard y no es poco mantenerlo en nuestro país, con todos los cambios que hay, y la economía que sube y baja. En buena hora que eso suceda. Yo creo que el trabajo es apostar a largo plazo. El deporte social es la base de la pirámide, si apostamos al alto rendimiento. Es ahí donde deberíamos sembrar semillas para el día de mañana tener esos proyectos, esos valores y que puedan continuar.

En tu libro Nadar (Sudamericana, 2016) contás que en tus comienzos, no había un gran apoyo hacia el deporte profesional por parte del gobierno nacional. ¿Por qué?

-La política deportiva del país acompaña como puede y dentro de las limitaciones que hay por falta de recursos. Hoy estamos mejor que hace 15 años y, a su vez, estamos lejos de lo que son otros países. No podríamos compararnos con los que tienen diferentes políticas basadas en el deporte. En Argentina no tenemos deporte universitario, o lo tenemos, pero en muy bajo nivel. Entonces, probablemente, si se fortaleciera eso tendríamos muchas más posibilidades. La estructura no está dada hoy. Hay que seguir avanzando así como se avanzó en estos últimos años, de a poco. Hoy los nadadores ya consagrados pueden hacer su año de planificación de competencia, y tienen el respaldo económico para pensar en competir, en entrenar. Antes todo eso era más difícil.

Desde que Meolans se retiró en 2008, la natación argentina había perdido algo de trascendencia. Luego de 10 años, el deporte pareció experimentar un renacimiento. Y esta vez, el protagonismo es de las mujeres. Delfina Pignatiello –la gran promesa de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020–, Julia Sebastián y Virginia Bardach ganaron medallas de oro y plata en los Juegos Panamericanos de Lima de 2019. Estos nombres hacen que hoy el deporte viva un presente exitoso y genere altas expectativas para el futuro.

Crédito: Belén Santoro

¿Cómo ves el boom femenino en la natación en este último tiempo?

-Las mujeres anduvieron muy bien, realmente fue destacable. Creo que la rama femenina en la natación estaba empezando, ya desde hace varios años, a dar muestras de tener un lugar importante. Hay generaciones en que los hombres trascienden más que las mujeres y al revés. Ahora es un momento más de mujeres. Hay que seguir trabajando. Me parece que los Panamericanos han sido la antesala de lo que va a ser Tokio el año próximo. Es la finalización de un ciclo. Ahí va a ser donde quieran destacarse y tener el pico alto de rendimiento. Espero que eso pueda ser así. No me gusta mucho hablar de medallas, es un poco utópico. Ojalá puedan mejorar sus marcas y que eso les permita acceder a posiciones relevantes.

¿Vas a ir a Tokio 2020?

-No sé. Todavía falta bastante, pero me encantaría, por supuesto. Fui a Río de Janeiro 2016 como comentarista y fue una gran experiencia, porque lo pude hacer desde el lugar y no tiene precio.

¿Te gusta la parte de la comunicación?

-La verdad que sí. En Londres 2012 también lo hice, pero desde acá, en Buenos Aires, y no es lo mismo. Me gusta hablar de algo que sé, y que puedo vivenciar. No me voy a poner a hablar de otro deporte porque desconozco. Pero si tengo la oportunidad de hacerlo, sí, por supuesto.

¿Pensaste en ser entrenador olímpico?

-No lo he pensado. Vivo mucho el presente y hoy estoy en una etapa de mi vida en la que me focalizo más en lo que estoy haciendo: organización de torneos, las clínicas, los campus y, como prioridad número uno, la familia.

*Nota realizada para la cátedra de Periodismo Gráfico.

AUNO-27-12-19
GT-SAM

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