Menéndez y el cuchillo: recuerdo de una noche cara a cara con el represor

La escena de Luciano Benjamín Menéndez desbocado con un cuchillo es un símbolo de una democracia todavía frágil y amenazada ¿Cómo fue ese momento? Uno de los militantes que estaba ahí esa noche lo cuenta para AUNO.

Antonella Baldi

Juan Pogonza estaba ahí la noche de la famosa foto del genocida Luciano Benjamín Menéndez con un cuchillo en la mano. Le gritó: “¡Asesino!” y arengó a otros jóvenes para que repudiaran al represor cuando salía de una entrevista en Canal 13.

Agosto de 1984, menos de un año desde la vuelta de la democracia. Menéndez era entrevistado por Bernardo Neustadt en su programa. A esa hora, Juan Pogonza volvía a su casa en San Telmo y le llamó la atención ver a una persona parada en una esquina con la bandera del Partido Comunista. Como él también era militante se acercó a conversar. En ese intercambio se enteró de que en unos pocos minutos uno de los más temibles represores de la historia argentina saldría por el estacionamiento que tenía enfrente.

Gritos, palos, y un flashazo en la noche

Sin un objetivo puntual, pero decidido, se quedó a esperarlo. En un principio sólo ellos dos esperaban el momento del encuentro. Otros militantes e integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo llegaron casi en el mismo momento en que salió un Ford Falcon desde el estacionamiento. Los gritos e insultos en contra de Menéndez variaban entre “asesino” y “cobarde”.

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Los esfuerzos de Pogonza para regresar su mente a aquella noche aumentaron cuando apareció la noticia de que el exjefe del Tercer Cuerpo del Ejército, entre 1975 a 1979, en Córdoba, había muerto, a los 90 años. Detrás, un récord de 13 sentencias a cadena perpetua y 140 causas de lesa humanidad.

Aquella noche todo sucedió demasiado rápido. Empezaron los gritos, alguien intentó abrir la puerta del auto, aparecieron efectivos policiales que reprimieron a palazos y en un momento la escena se iluminó por el flash de una cámara que registró la fragilidad de la democracia de entonces.

El fotografo Enrique Rosito, que cubría para la agencia DyN, captó al represor cuando sacó un cuchillo para enfrentar a los militantes. La icónica imagen no sólo daría la vuelta al mundo de un día para el otro, también se volvería una prueba clave para la causa.

“Un puñal o bayoneta en la mano derecha”

Siete u ocho personas se encontraban en el lugar preciso. Los demás estaban en la esquina y se acercaron no bien les avisaron que Menéndez iba a salir. Empezaron a demostrar el rechazo en forma pacífica. “Sin ninguna manifestación de agresión física o de producir tumulto a alteración del orden”, describe la denuncia que posteriormente hicieron las víctimas. Menéndez salió por el estacionamiento acompañado por veinte custodios, incluidos policías vestidos de civil.

“En esas circunstancias, intempestivamente, el General baja del automóvil Ford Falcón con un puñal o bayoneta en su mano derecha y se dirige en claro intento homicida” hacia uno de los manifestantes, se detalla en la causa. Su hijo y un agente de seguridad detuvieron la mano del agresor unos seis metros antes de que pudiera concretar el ataque.

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La denuncia original contra Menéndez por el ataque con el cuchillo.

Fue apenas un momento en el que Juan Pogonza se vio cara a cara con el represor. Juan venía de un historia difícil. Había sido detenido junto con sus tres hermanos en Tucumán, de donde se fue para refugiarse en Buenos Aires. En otra oportunidad, las fuerzas habían secuestrado a su papá.

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Juan Pogonza en sus años de militancia.

Aquella noche en Constitución vio cómo se llevaban detenido a Rodolfo Suárez, el joven de la bandera comunista. “De repente vi que la policía se nos abalanzó. Yo estaba en el medio de todo el lío y tenía miedo, pero a mí no me detuvieron”.

Notó que la bandera de su camarada había quedado en el piso. La agarró y se fue para que no lo alcanzaran los palos policiales. Antes de que la situación empeorara, escapó. Intentó alejarse todo lo posible del lugar. “Me tomé tres colectivos para salir de ahí”, cuenta.

Al día siguiente vio la famosa foto en los diarios y pensó: “A nosotros nos atacó con el cuchillo Menéndez”.

Pogonza y Suárez denunciaron a Menéndez por el ataque. “Iniciamos una causa por ‘agresión en la vía pública con arma blanca’”, recuerda, sin saber en ese momento que iba a ser la primera investigación en que se juzgaría al represor. “Fui a Tribunales a declarar y me mostraron un cuchillo preguntándome si era el cuchillo que había sacado Menéndez. Yo no lo sabía”.

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El reclamo de Juan Pogonza, en Nueva York, en 2017.

Juan militaba en el comunismo. Su “método” era activar a través del canto y la poesía. También publicó algunos artículos para el diario partidario del PC.

Dice que aún se siente comunista, pero ya no milita. En una visita a Nueva York, el año pasado, levantó un cartel por Santiago Maldonado.

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Pogonza en la actualidad, en su trabajo como restaurador.

Se dedica a las restauraciones. La bandera de la noche del cuchillo y las fojas del juicio contra Menéndez sobreviven, desde entonces, a todas las mudanzas. Los guarda como tesoros.

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