Nora Cortiñas cuenta su lucha de años con ternura y calidez. Y la cuenta a quien quiera oírla. “Nunca pensamos que íbamos a marcar un hito en la historia”, resumió la co-fundadora de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a 30 años del comienzo de esa lucha. Detrás de esa figura de “dulce abuela”, hay una mujer que no baja los brazos a la hora de pedir “justicia”. En una charla con AUNO, repasó el camino recorrido por ella y sus compañeras.
- -¿Cuál es el balance de estos 30 años de Madres?*
-Es una época que lleva mucho a la reflexión sobre lo que pasó en estos 30 años, todo lo que hicimos, lo que falta hacer y los palos en la rueda que en algún momento nos desmoralizaron. Lo peor fue que se llevaron a nuestros hijos. Y que en esa época del terrorismo de Estado, que fueron años muy duros en los cuales para salir a la calle a luchar había que poner el cuerpo, hubo que arriesgarse permanentemente.
- -¿Cuáles fueron esos “palos en la rueda”? ¿Hoy se sienten con el espacio suficiente para continuar con la lucha?*
-Los palos en la rueda fueron las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, y el indulto a los máximos responsables del genocidio. En ese momento no pensamos que finalmente íbamos a voltear esas leyes. La lucha era por encontrar a nuestros hijos, buscar justicia y verdad, que hasta este momento no la tenemos: no se abrieron archivos, no sabemos qué pasó con todos y cada uno de los desaparecidos. La Justicia está lenta, pero ahora pareciera que se está encaminando. Se han anulado los indultos a los genocidas para que sigan los juicios y cumplan las penas correspondientes. Lo que pedimos es que no estén en sus casas particulares, sino que vayan a cárceles comunes y todo el tiempo que la condena indique. Vemos que ahora el camino no es tan difícil, aunque sí lento. De tanto pedir y pedir, como lo hacemos permanentemente, ahora somos escuchadas. Esa es la diferencia.
- -Madres nació de la búsqueda espontánea de los hijos desaparecidos. Luego se convirtieron en una figura política, ¿cómo afrontaron ese rol?*
-A nuestros hijos se los llevaron por razones políticas. Los militares tenían que implementar un modelo económico, el neoliberal, el que tenemos, y para eso tenían que romper con las redes de solidaridad, con las luchas populares de nuestros hijos. Ellos eran militantes por la vida, luchaban por la justicia social. Ahora queremos que se realicen esos sueños. Saliendo a la calle y peleando día a día fue como las madres crecimos en conciencia política. Comenzamos a ser requeridas por los movimientos sociales. Lo que no hacemos es partidismo político, porque si lo hiciéramos, eso sería como una disolución. Los gobiernos constitucionales siempre han querido usar nuestra lucha para sus campañas, para mostrar que ellos también estaban en la lucha.
- -¿Creen que se va a llegar a cumplir lo que ustedes piden?*
-Y bueno, seguimos luchando. Cada día es un día más de lucha. Nuestro pedido es un pedido de más y más. Queremos todo: que se abran los archivos, que nos digan qué pasó con todos y cada uno de los desaparecidos, que los que fueron niños apropiados recuperen su identidad, y que se cumplan esos sueños de justicia social que impulsaron a nuestros hijos a la lucha popular.
* -¿Cómo fue el cambio en sus vidas cotidianas a partir de que pasaron a ser las “Madres de Plaza de Mayo”?*
-Salimos a la calle de manera espontánea y visceral. No fue algo premeditado. Somos un emergente de un sistema que optó por hacer desaparecer a la gente, a los militantes. Nunca pensamos que íbamos a marcar un hito en la historia. Esto es un movimiento. Creció como una emergencia no buscada y la cantidad de madres tuvo sus vaivenes en distintos momentos. Pero cuando miramos para atrás vemos que los años de la dictadura fueron aquellos en que había que poner el cuerpo y arriesgarse. A Azucena (Villaflor), Mary (Ponce) y Esther (Balestrino, las tres madres fundadoras desaparecidas en diciembre de 1977) se las llevaron justamente para disolver el movimiento que en ese momento ya había tomado fuerza.
- -¿Cómo vivió esas desapariciones?*
-Al día siguiente seguimos. Hubo, sí, temores. No fue fácil volver a la Plaza la semana siguiente. La impotencia que sentimos fue porque no se pudo evitar que se las llevaran. Eso sí, nos dimos cuenta de que eso estaba bien organizado y que el objetivo era disolver el movimiento.
- -¿Cómo era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres?* – No fui una de las primeras trece madres (que crearon el movimiento), pero prácticamente estuve desde los primeros momentos. Azucena era una madraza, no tenia veleidades de líder, era una mujer sencilla, un ama de casa que tuvo que salir a pelear cuando se llevaron a su hijo y a su nuera. Nunca fue una mujer ni autoritaria ni pedante ni soberbia.
- -Los maridos acompañaron la lucha, ¿cómo lo hicieron?*
-No iban a la Plaza porque nosotras no queríamos, pero nos llevaban y nos traían cuando debíamos llevar los comunicados (del movimiento). Ahora es todo mucho más fácil. Antes no. Antes tenías que ir y poner el cuerpo. Eran tiempos muy difíciles y hacíamos muchas cosas sabiendo que corríamos riesgos. Pero las hacíamos igual. A veces ni siquiera comentábamos en la casa lo que íbamos a hacer porque era muy difícil para las familias. Yo estuve presa seis veces, incluso pasé una noche en la comisaría y la preocupación de mi familia fue muy grande.
- -¿Cambió el objetivo, 30 años después?*
-Sabemos que (a nuestros hijos) no los vamos a encontrar con vida. Hoy, lo que queremos es verdad y justicia, y que la memoria siga viva permanentemente. Queremos que este Gobierno tome la decisión no sólo de abrir los archivos (de los casos juzgados y no juzgados durante la represión de Estado), sino también que decida distribuir la riqueza que hay para que se termine la pobreza y el hambre.
- -¿Cómo cree que van a continuar la lucha que ustedes iniciaron, y quiénes lo van a hacer?*
-Los hijos, los hermanos y la parte del pueblo que nos acompaña ahora. No estamos solas. Nos acompaña esa parte del pueblo que aún sigue luchando a través de reclamos de trabajo, de mejoras de salarios. Por eso repudiamos el asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba y de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y la aparición con vida de Jorge Julio López. Son casos que nos afectan en el alma y las sentimos como si fueran nuestras, porque si son del pueblo, son nuestras, de todos.
- -¿Qué generó en Madres la desaparición de López?*
-Una indignación y un repudio total. Y aumentó en nosotras la lucha para seguir exigiendo al Gobierno haga más esfuerzos para encontrarlo. Significó una amenaza para otros testigos. Creo que no se hizo lo suficiente para encontrarlo, bajo la excusa de que la familia era muy reservada. Inclusive, creo que la familia fue engañada por la Policía Bonaerense, que le dijo que se quedaran tranquilos, que ellos lo iban a buscar. Lo mismo nos habían dicho a nosotras hace 30 años. No es que la familia tuvo bajo perfil, ni tuvo miedo ni pensó que López se había ido. Ellos sabían bien que él había ido a denunciar a (Miguel) Etchecolatz convencido de que estaba cumpliendo con la promesa que le había hecho a la gente que quedó desaparecida.
- -¿Cómo se sienten cuando oyen a personas decir frases como: “tendrían que volver los milicos”?*
-En este pueblo hay fascistas, hay reaccionarios. También hay indiferentes que a lo mejor hicieron buenos negocios o que no les interesa saber lo que pasó y dicen: “A mi no me tocaron a nadie de la familia”. Otros se alivian con un “a mi nunca me molestaron”. Pero los que dicen que “ojalá vuelvan los milicos” son esa clase de personas que apoyaron la dictadura.
- -¿Cómo es actualmente la relación que las une a la Asociación Madres de Plaza de Mayo?*
-Hace 22 años que nos separamos. Compartimos la Plaza para hacer las marchas, pero en dos grupos. Con Hebe de Bonafini no se puede. Antes insultaba a los políticos y a todo el mundo. Ahora se alió con este Gobierno y es gran amiga, según ella, del presidente (Néstor Kirchner). Pero, en verdad, no sé hasta donde el Presidente la favorece o no. Nosotras tenemos diálogos con él, pero no decimos que tocamos el timbre y nos abren la puerta de inmediato. Desde luego, no nos ponen inconvenientes, pero queremos tener también nuestra distancia para mantener la independencia, que es lo fundamental en nuestro movimiento.
AMB-DB-AFD