Los pacientes con hipertensión arterial no solo deben cumplir con una dieta adecuada y con la medicación indicada sino que “deben tener el acompañamiento de toda la familia en el cambio de vida que implica el tratamiento”, destacó la psicóloga Margarita Migliore, de la Fundación Cardiológica Argentina.
Migliore, del Grupo Factores Psicosociales de la Fundación Cardiológico Argentina (FCA), reveló que “el tipo de relaciones que se sostienen dentro del seno de una familia puede originar originado cuadros de hipertensión en muchos de sus miembros. No se trata ya de una metáfora, sino de un síndrome complejo, ligado a un factor ambiental de alto riesgo”.
La profesional, quien dio una conferencia en la FCA sobre “La hipertensión arterial en el corazón de la familia”, observó que “es común en estos días que por las diferentes obligaciones y actividades de cada uno de los integrantes de una familia, muchas vedes no se le pueda prestar la atención que necesita la persona hipertensa o que se manifiesten tensiones en el ámbito de la familia por distintas circunstancias. Esos factores son los que perjudican al hipertenso”.
“Actualmente se elevó la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, y es importante la incidencia de los factores ligados a los cambios de valores y costumbres sociales. Es necesario tener esto en cuenta para tomar decisiones que ayuden al cambio del sistema familiar y al cuidado de la salud cardiovascular –destacó Migliore—. Vivir en familia en forma saludable es el primer paso para sanar la problemática de la violencia social que nos aqueja”.
¿Cuál es el cambio familiar que se requiere? La profesional recomendó, en ese sentido, disminuir la presión familiar sobre la persona afectada, “tener tiempo de sentarse, descansar y de vivir otras cosas que también son parte del aprendizaje del ser humano”.
La especialista puso como ejemplo el caso de las familias “compuestas por hijos de varios matrimonios o en las que las esposas/esposos de matrimonios anteriores generan conflictos que complican la situación del hipertenso por lo que hay que tratar de que estas situaciones no se produzcan”.
En el mismo sentido, relacionó la presión arterial con la familia: “La función de la presión es irrigar a todo el organismo y en la familia debe haber una comunicación nutritiva que sirva para contener” al miembro afectado.
Según Migliore, “la enfermedad puede ser pensada como una alteración corporal y psíquica, que causa una crisis para la persona que la sufre. Ese es el momento en que debemos intervenir. Es necesario trabajar con las dificultades del propio paciente y de su grupo familiar y social, para que los modelos de funcionamiento inadecuado que llevaron a la enfermedad dejen de repetirse”.
Sobre la dinámica familiar, Migliore sugirió que debe producirse “un cambio en el funcionamiento de la familia en cuanto a que persona hipertensa no sea la que tiene que soportar las mayores presiones y que, si era así hasta que se le detectó la enfermedad, esto cambie”.
“Todo el tiempo estamos escuchando en el consultorio a personas que llegan a su casa a comer y prácticamente a acostarse, lo cual es una locura, es una especie de sometimiento del ser humano al nivel productivo”, agregó.
“Estamos en una sociedad muy exigente y el organismo no tiene protección porque en este momento la inseguridad, por ejemplo, provoca stress”, afirmó la especialista.
Y consideró que el stress “se eleva mucho más cuando uno se entera que tiene hipertensión, con lo que, en realidad, es como que la persona que lo padece se entera que necesita un cambio de vida muy grande porque no solo tiene que modificar su alimentación sino también su ritmo de vida”, explicó Migliore.
Para la profesional, el problema con esta enfermedad es que es silenciosa, “muchas veces uno la descubre porque por una cuestión fortuita y no por algún síntomas, por eso es tan peligrosa y a crecido tanto en los últimos años”. Su detección implica para el paciente un cambio en su forma de vida ya que debe reducir el consumo de sodio y de grasas. Esto es así ya que el aumento de la presión está relacionado con la retención de líquidos y la disminución del diámetro de las arterias, lo que provoca un mayor esfuerzo cardíaco.
“Sobre el aumento de la presión arterial también inciden los factores de personalidad, cuestiones personales que uno no puede expresar, la buena comunicación con sus familiares, el sostén de afectividad positiva y la contención dentro del grupo más cercano que es la familia y por último, el entorno ligado a lo laboral, la familia extensa o los lugares donde la persona tiene más intercambio”, puntualizó Migliore.
“La prevención, la asistencia y la rehabilitación forman parte de un mismo proceso que tiene como finalidad producir un cambio. Un cambio en lo orgánico pero también en lo psicológico y en lo social, teniendo en cuenta que el enfermo cardíaco tiene una fuerte tendencia a repetir los modos de funcionamiento previos a la descarga en el cuerpo”, añadió.
Finalmente, recomendó poner especial atención en los niños, que también sufren hipertensión arterial. “Al pediatra, desde hace unos años, hay que pedirle que les tome la presión a los chicos y que lo haga en forma reiterada porque hay casos de chicos que no tienen tiempo de jugar, porque están en un colegio de doble escolaridad, con mucha exigencia y cuando llegan a la casa hay que seguir haciendo tarea”.
La charla sobre “La hipertensión arterial en el corazón de la familia” formó parte del Ciclo de Charlas que la Fundación Cardiológica Argentina –brazo comunitario de la Sociedad Cardiológico Argentina— realiza durante todo el año con entrada libre y gratuita y que tiene por objetivo promover la salud y transmitir consejos que ayuden a prevenir enfermedades cardiovasculares en la población.
AUNO 24-09-08 MS/EV