La Matanza, hogar del primer homenaje a Los Redondos en todo el país

El colectivo artístico Una obra redonda inauguró el primer espacio homenaje a la banda ícono del rock nacional. Pinturas de todos los discos y una escultura del Indio Solari le dan mística ricotera a una plaza recuperada. Enterate de la historia detrás del culto a Patricio Rey.

“Con los puños en alto deseando al final, hacer la revolución con una canción de amor”, reza la chapa que titula la escultura del ícono del rock argentino Indio Solari, un monumento ubicado en la plaza Etcheverry de la localidad de Ramos Mejía, en La Matanza. El grupo artístico “Una obra redonda” inauguró el primer espacio homenaje a la mítica banda Patricio Rey y sus redonditos de ricota en el partido más popular de la provincia de Buenos Aires y cientos de ricoteros se pasean para sacarse fotos y formar parte del reconocimiento a los creadores del “rocanrol del país”. 

Llegando a la avenida Don Bosco y Nicaragua se encuentra la plaza Etcheverry, un lugar que recuperaron los vecinos hace años con el afán de tener un espacio verde para el disfrute del barrio. Su origen está conectado con la lucha popular, la reivindicación de la cultura barrial y como si el destino hubiera jugado a favor de esta historia, ahora alberga al primer espacio conmemorativo a Los Redondos en todo el país, entre otras expresiones alusivas a las Madres de Plaza de Mayo, el homenaje al Hundimiento del ARA General Belgrano, Quijotes y otros pequeños héroes de esta patria. Pero… ¿Cómo nació el novedoso reconocimiento rockero? 

El teatro ricota   

Una obra redonda es un proyecto artístico que busca homenajear a la banda desde la expresión teatral, uno de los géneros que caracterizaban a Los Redondos en su primera etapa como troupe de la escena under del rock nacional. En su cuenta de Facebook, se autoperciben así: “Entre el comienzo de la dictadura y el inolvidable 2001, al país le sangraron muchas cosas, entre ellas Los Redondos. Tomamos todos los recursos teatrales, musicales, técnicos y artísticos para ponerlos delante de los decorados del rock. Nos tomamos muy enserio aquello, de que este asunto está ahora en nuestras manos… entonces lo hicimos teatro. Bienvenidos a la emulación del infierno y sus placeres”.

El periodista Fernando Casas y el productor musical Leo Melis forman parte de Una obra redonda, y este último vive en La Matanza, muy cerca de la plaza. En conversación con AUNO, Casas profundizó sobre la identidad del proyecto: “Es una obra de teatro que reivindica toda la obra redonda, casi cronológica, casi desde el comienzo. Lo craneamos juntos, ‘va a haber una banda de artistas y vos me vas a contar la obra de los redondos’ me dijo Leo. El teatro le debe un homenaje a los Redondos, porque al principio ellos se conformaban como algo multifacético”. 

Cuando se les ocurrió la idea de hacer el homenaje en la plaza, Melis se contactó con el artista plástico Piero Ojeda, ya que ambos habían coincidido en la producción de un video musical de la banda Guillermina Rock, oriunda de la localidad de Haedo. Es que Etcheverry no solo ostenta una escultura del Indio, sino que pinturas patricias hechas por Piero embellecen el lugar.  

Como el Indio y Skay, Piero y Sergio 

En el anfiteatro que se encuentra dentro de la plaza, Ojeda pintó un mural que recorre toda la discografía de Patricio Rey desde los inicios con el mítico “Oktubre”, pasando por “Luzbelito”, hasta los últimos trabajos de Los Redondos, como “Último bondi a Finisterre” o “Momo Sampler”. Piero es, a la vez, vecino del barrio y no fue la primera vez que su arte se combina con la historia del rock nacional. 

“En 2009 empecé a pintar con bandas como La Mississippi, Claudia Puyó, Andando Descalzo. En el proceso creativo siempre estuve vinculado con bandas y colaborando, por ejemplo, en la producción de videoclips”, relató a este medio. Su obra más similar al homenaje hecho a Patricio Rey es el “Mural del Rock”, una pintura que puede ser disfrutada en la localidad de bonaerense de Morón y que conmemora a otras figuras icónicas de la música nacional: Luis Alberto Spinetta, Luca Prodan y Norberto “Pappo” Napolitano. Ojo, Piero no es el único artista que respira el aire matancero que rodea a la plaza. 

Hace 10 años, Sergio Leguizamón trabajaba manejando una grúa y levantando chatarra para la municipalidad de Morón. Sin ningún tipo de antecedente o vinculación con el arte, un buen día se le ocurrió que sería una gran idea hacer esculturas con lo que la sociedad desechaba.  

A partir de ese momento, empezó a dedicarse a la escultura con este tipo de materiales. Se solventa mediante el aporte de los vecinos y la venta de miniesculturas a pedido. Además, su trabajo le permitió recorrer el país: realizó un mapuche de dos metros y medio en Bariloche, así como obras en San Luis y Catamarca. 

Curiosamente, Sergio es amigo de Piero, quien intermedió con Una obra redonda para realizar la escultura de Solari en la plaza Etcheverry y trabajar juntos de forma paralela. Leguizamón no dudó en sumar al Indio al compendio de figuras que él mismo ya había donado al lugar: construyó jirafas, toros y elefantes gigantes, además de rendirle su homenaje a excombatientes de Malvinas y a los personajes literarios Don Quijote y Sancho Panza. Todo con chatarra. 

Una escultura redonda  

“Tengo un taller frente a la plaza donde trabajo. El material proviene de los desechos de una fábrica que hace ascensores y de otra fábrica especializada en matafuegos, además de los aportes de la gente del lugar”, explicó Sergio sobre su última y tan esperada obra, que fue milimétricamente calculada. Se trata de una estructura de 100 kilos, hecha de 250 piezas y 400 chapitas, que recrea a la perfección la figura del exlíder redondo. Para poder lograr el detalle visual, Leguizamón se pasó dos semanas observando videos de los shows en la plataforma Youtube. Entre pogo y pogo, la imagen de Solari quedó grabada en su cabeza.  

Ahora mismo, la escultura se convirtió en el centro de atención del predio; y la gente se acerca al pie del monumento para sacarse fotos junto a ella, expresando su devoción casi religiosa. Suele aparecer la analogía de la “misa” cuando el Indio se presenta en vivo y produce la movilización de cientos de miles de personas. Tal vez, y siguiendo el mismo razonamiento, en este caso podría encajar una comparación con la virgen de Luján. 

Respecto a su relación con el fenómeno ricotero y la recepción de la obra, Sergio expresó: “Fue la primera vez que me toco hacer algo con la música, es increíble como las personas se acercan todos los días a mirar y fotografiarse. Bueno… no es de sorprender, tiene fanáticos en toda la Argentina”. 

“En mi caso puntual, fui a verlos dos veces de pibe. Más allá de la música, que la podés escuchar en cualquier momento y forma, creo que lo más lindo es la experiencia de pasarla bien que busca la gente. Es todo lo que representa la previa, comer un asado con amigos o familia, el viajar”, contó Sergio, que va por más. Su idea es hacer una especie de paseo del arte y el rock, donde se erijan las esculturas de Charly García y el flaco Spinetta. 

El espacio homenaje fue pensado para complementar el proyecto de un show que recorra la historia de los redonditos de ricota y para “conmoverse un poquito”, definió Casas. Ya estrenada la figura del Indio, ahora ronda en sus cabezas hacer una escultura del ancho de basto en la vida de los Redondos, el guitarrista y corazón de la banda, Skay Beilinson.

Por la pandemia del coronavirus, el elenco artístico no pudo estrenar su obra, pero ya pensaron una nueva fecha. El 4 y el 5 de septiembre se hará una obra tributo en La Trastienda, contando la historia de la banda desde 1976 hasta el 2001 y consistirá en diferentes propuestas como monólogos, números de aro, patín, tango, teatro ciego y otras expresiones del arte. Cerca de 30 artistas estarán en escena para la “emulación del infierno y sus placeres”. ‘

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