Un muerto cada día y medio se registra en la Argentina a causa del gatillo fácil y se estima que desde 1983 hasta la fecha, en total fueron casi dos mil las personas asesinadas a manos de la represión policial.
Un 64,42 por ciento de las victimas tienen entre 15 y 25 años y un 18,57 por ciento entre 26 y 35 año.
Un 6,51 por ciento de las personas asesinadas por el gatillo fácil tienen entre 36 y 45 años y un 4,22 por ciento son menores de 14. Los datos fueron proporcionados por la directora de la Coordinadora Contra la Represión Policía e Institucional (Correpi), María del Carmen Verdú.
Respecto a las circunstancias en que ocurrieron estos asesinatos, un 44,6 por ciento se registraron en las cárceles o lugares de detención, y un 14,6 por discusiones entre vecinos o familiares, en la que intervino algún agente policial.
En diálogo con la Agencia AUNO, Verdú destacó que los muertos por “fusilamiento” por presunto ladrón tiene un índice del 23,4 por ciento y agregó un 2,9 por ciento corresponde a asesinatos con “causas fraguadas”.
El termino “gatillo fácil” surgió en el contexto de la masacre de ingeniero Bugde, cuando el abogado de las familias de las víctimas, el doctor León Zimerman tomó una expresión de una nota de Rodolfo Walsh, en la que califica el accionar de policías bonaerenses como “secta del gatillo alegre” y lo reformuló en “gatillo fácil”.
“Está expresión luego se popularizó para identificar un asesinato cometido por el prsonal de las fuerzas de seguridad Argentinas”, explicó Verdú.
El caso de la “Masaje de Bugde”, en Lomas de Zamora, ocurrió en 1987 cuando tres jóvenes fueron asesinados en manos del suboficial mayor Juan Balmaceda, el cabo primero Jorge Miño y el cabo Isidro Romero.
El cabo Romero fue detenido y condenado a 11 años de prisión y el cabo primero Miño y el suboficial mayor Balmaceda se encuentran prófugos.
Por su parte, la Correpi propone “seguir poniendo en evidencia los límites en las prácticas represivas y discriminatorias”.
Para esa entidad, “las luchas contra los códigos contravencionales y de faltas constituyen una revisión crítica del vínculo entre el capitalismo y la democracia”.
En un documento, la Correpi señaló que “esta situación se establece en medio de una relación entre inseguridad, delito y pobreza que pone de manifiesto la emergencia de nuevas fronteras políticas y jurídicas”.
La emergencia de estas nuevas fronteras abre las puertas a la posibilidad de que, “en nombre de la conservación del orden social, se instituyan zonas despojadas de derecho”.
“Se naturaliza la asociación entre pobreza y delito, a través de la categorización de las poblaciones pobres como clases peligrosas”, señaló la entidad, al buscarle causas a las muertes por “gatillo fácil”.
Las fuerzas de seguridad que se encuentran más imputadas en los crímenes “son las de la Policía Bonaerense, con un 69 por ciento, en segundo lugar esta el Servicio Penitenciario con un 13,8, y en tercer lugar la Policía Federal con el 10,3 por ciento”, señaló Verdú.
Además, otras víctimas del gatillo fácil son alcanzadas por disparos “entre la policías y terceros en un enfrentamiento real. Estas muertes son causadas la mayor parte de las veces por la negligencia o la impericia de los efectivos policiales, sumada al desprecio de la vida de los ocasionales transeúntes”.
Desde el comienzo del Gobierno del presidente Néstor Kirchner han muerto 420 personas a causa del gatillo fácil, informó la Correpi.
El distrito bonaerense es el que presenta más casos, con un 48,46 por ciento, en segundo lugar se ubica Santa fe, con 12,74 por ciento.
Según datos de esa entidad, la cantidad de casos por mes en 2003 y 2004 promedió el 12,5 por ciento y el año pasado fue 14,5 por ciento, y se registraron 420 casos desde el 2003 hasta fines del año pasado.
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