(AUNO) En plena polémica por la crisis energética en la Argentina, integrantes del Laboratorio de Procesos Catalíticos (LPC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) vendió el proceso de producción de hidrógeno a partir del etanol – el alcohol que se vende en farmacias o se encuentra en bebidas alcohólicas- a la enorme corporación española Abener-Abengoa.
La importancia del hidrógeno radica en que es una fuente de energía alternativa a los combustibles fósiles, como el carbón, el gas natural o el petróleo, recursos no renovables que contaminan el medio ambiente. “El hidrógeno, por medio de un dispositivo denominado pila de combustible , puede generar energía eléctrica para calefaccionar o iluminar una casa, o hacer mover un vehículo”, informó el director del Departamento de Ingeniería Química de la UBA, Miguel Laborde.
La pila de combustible es un sistema “similar al de la batería de un coche, pero que se alimenta continuamente con hidrógeno por un lado y con oxígeno por el otro, produciendo energía eléctrica por medio de una reacción química, sin etapa de combustión”, explicó Laborde a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión (AUNO). “El proceso –destacó- es mucho más eficiente, silencioso, y lo más importante, contamina menos el ambiente.”
Para poder utilizar el hidrógeno en el transporte sin corroer las pilas de combustible se debe usar un hidrógeno muy puro, del tipo que consiguió el laboratorio. Básicamente “lo que hicimos fue estudiar tres reacciones químicas, en tres reactores separados. No se vendió una patente, sino este proceso: cómo se debe operar, que dimensiones tienen que tener los reactores, que catalizadores hay que usar, y las condiciones en que deben trabajar esos reactores”, aseguró Laborde, docente de de la cátedra Ingeniería de las Reacciones Químicas.
Este “hidrógeno verde”, como se conoce al producto del LPC, se suma a la diversidad de fuentes alternativas de generación energética que aparecen en un futuro cercano, junto con la energía solar, la eólica y el biodiesel, entre otras.
El hidrógeno, como no posee átomos de carbono, cuando se quema con el aire lo único que produce es agua, sin contaminar el medioambiente. “El petróleo y el gas natural no solamente se van a acabar, sino que contaminan causando dióxido de carbono, que sigue aumentando en la atmósfera, contribuyendo al efecto invernadero que produce un recalentamiento del planeta, con todas las consecuencias que esto trae aparejado”, describió Laborde.
Según el investigador, “la aplicación del hidrógeno como combustible todavía va a llevar su tiempo, los más optimistas dicen que 20 años”. Debido a que hidrógeno no está libre en la naturaleza, sino que está “asociado a hidrocarburos, petróleo, gas natural, etanol o al agua, se requiere un proceso y energía para sacarlo y purificarlo”, explicó Laborde. Por otro lado, la pila de combustible es un elemento caro, por lo que no puede competir actualmente con las tecnologías del petróleo y el gas, que ya están amortizadas.
Cómo funcionaría en nuestro país
Debido a que el hidrógeno es difícil de almacenar y transportar, la clave para usar la pila de combustible en un vehículo alimentado con hidrógeno, será cargar en el tanque alcohol y realizar la transformación en su interior. De esta manera, no se necesitarían estaciones de servicio caras y complejas, ya que el etanol se almacena, distribuye y transporta tan fácilmente como la nafta.
“Hoy, en todo el mundo, se produce hidrógeno a partir de la electrólisis del agua (un procedimiento demasiado costoso) del petróleo o del gas natural. Este último es el caso de nuestro país”, indicó el director del LPC. En la actual coyuntura, el uso e ese recurso natural está en crisis, como lo admite el propio gobierno nacional, debido a la escasez en el abastecimiento.
“En la medida en que los gobiernos tomen conciencia y empiecen a penalizar a aquellas tecnologías que contaminan el ambiente, ahí estas alternativas podrán empezar a ser más competitivas”, enfatizó Laborde.
Otra ventaja con la que cuenta el “hidrógeno verde” tiene que ver con el etanol que se necesita para producirlo. El alcohol se puede obtener de caña de azúcar, de maíz, remolacha, de cebada y otros cultivos regionales.
El equipo de investigadores fue el primero “en empezar a trabajar en este tema a principios de los´90, a pedido de una empresa brasileña. Ahora sí hay gente en distintas partes del mundo trabajando en esto”. Laborde comentó que “el proyecto con los españoles lo hicimos en 9 meses, trabajando las 24 horas, 12 personas haciendo turnos rotativos, con el laboratorio abierto permanentemente”.
El dinero que dejó la venta del proyecto se puede ver en los avances del laboratorio, en cromatógrafos y otros equipamientos nuevos, mientras que una parte se destinó al salario de los investigadores que participaron. “Con catalizadores mejores, distintos, intentaremos montar una planta piloto y poder seguir adelante con el desarrollo del etanol”, aseguró el director del LPC.
El investigador adelantó que “nuestro plan es, en 2 años, trabajar en un prototipo sobre una pila de combustible chica, otros 2 años para una pila más grande y un año más para hacer la ingeniería básica. Creemos que en 5 o 6 años, con el apoyo estatal, se puede tener la ingeniería de este proyecto”.
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