El sobrepeso acumulado en el abdomen incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, cardiopatías y algunos tipos de cánc

Si bien en la Argentina existen pocas cifras oficiales respecto de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad, diversos estudios realizados reflejan que “alrededor del 30 por ciento de la población adulta tiene obesidad y cerca del 60 por ciento, sobrepeso”, según indicó Mónica Katz, médica especialista en Nutrición y directora del Posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro.
Por Maria Sol Wasylyk Fedyszak

(*AUNO) Actualmente está comprobado que la grasa que se deposita en la zona abdominal, incrementa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y hasta algunos tipos de cáncer. Sin embargo con un tratamiento adecuado es posible reducirlo.
La diabetes tipo 2, también llamada no insulino dependiente, aparece fundamentalmente a partir de la cuarta o quinta década de vida y se estima que el 90 por ciento de quienes la padecen son obesos.
Un obeso de entre 20 y 44 años tendrá 3,8 veces más riesgo de desarrollar diabetes que un no-obeso. Polístas son las denominadas “epidemias mellizas”, obesidad y diabetes Tipo 2, señaló Katz. “No hay que ser obeso para correr
el riesgo de desarrollar diabetes Tipo 2 o tener problemas cardiovasculares “#8220;aclaró- sólo es necesario tener sobrepeso y acumularlo selectivamente en el abdomen”.
Cuanto más prolongada y severa es la obesidad, más aumenta el riesgo de diabetes. No obstante, con el descenso del 10 por ciento del peso inicial, este riesgo disminuye notoriamente.
La obesidad abdominal se mide utilizando el perímetro de cintura: más de 88 cm. en la mujer y más de 102 cm. en el hombre se consideran indicadores de riesgo. El sobrepeso, se produce toda vez que “hay un balance positivo de energía”, es decir, “cuando se ingiere más de lo que se gasta”. Las causas de la localización del sobrepeso en el abdomen son “neuroendocrinas, de género (cuando finaliza el período reproductivo en las mujeres), o debido al stress”.
“La gran paradoja actual es que mientras la mayoría de las personas con sobrepeso y grasa abdominal no demanda tratamiento porque considera que “#732;tener pancita”#8482; es normal, aquellas con sobrepeso “#732;social”#8482; pero sin riesgo, son las que llenan los consultorios”, alertó Katz en declaraciones a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión.
Si bien la obesidad abdominal es la más peligrosa, también es la que se baja más fácilmente. “Los tratamientos consisten en cambios en el estilo de vida: ser más activo, alimentarse adecuadamente, sin dietas de hambre, con la prescripción de medicación”. El gran inconveniente es que las dietas que se indican en general “no son ni sustentables ni balanceadas ni placenteras”, por eso la gente las abandona, recalcó Katz.
El criterio más extendido para determinar si una persona tiene un peso saludable o está excedida es el Índice de Masa Corporal (IMC). Este indicador se obtiene al dividir el peso corporal (en kilos) sobre la altura (en metros cuadrados) elevada al cuadrado. Cuando el resultado es superior a 25 Kg./m2 existe sobrepeso, un exceso de peso que representa un riesgo para la salud.
Lo preocupante, dijo, es que muchos de los síntomas mencionados se pueden observar en “adolescentes que serán futuros diabéticos o cardiópatas”.
El otro problema es que “la obesidad para muchos no es una enfermedad”, advirtió la especialista. En este sentido, Katz hizo hincapié en la urgencia de un “cambio de paradigma o modelo”, haciendo referencia a las ocasiones en las que no se cubren los tratamientos preventivos para luego gastar importantes sumas en enfermedades, consecuencia de esa falta de prevención.
AUNO 2-11-03 mar mswf

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