El barrio, la política y un sueño cumplido: Temperley campéon

En “Cuerpos Celestes” Alfredo Fonticelli ficcionaliza la mística y la crudeza de un año intenso.

El barrio. La comunidad. El fútbol. La violencia. La política. El peronismo. Los años setenta. Denominadores comunes con una fuerte impronta en la novela Cuerpos Celestes, de Alfredo Fonticelli, en la que el protagonista, Gabriel, vuelve luego de 20 años a visitar la tintorería de su padre y a hacerse una pregunta que se repite a lo largo de toda la obra: ¿qué pasó?

Con la campaña del ascenso de Temperley a Primera División como eje narrativo inicial, Fonticelli recurre al año 1974 para dotar a la obra de un contexto histórico significativo, en el que se vivía un clima político intenso.

“Me informé mucho sobre el ’74, año del ascenso de Temperley y plagado de sucesos políticos. No podía creer todo lo que había pasado en ese año, cuando, por ejemplo, Perón echa a los Montoneros el 1ro de Mayo, y menos de dos semanas después se produce el asesinato del Padre Mugica”, explica el autor, radicado en Uruguay hace décadas y autor de las obras Encrucijadas de almas, un tríptico, Vidrios, Migraña y Caireles.

La obra plantea la necesidad de contar lo que pasaba en aquella época a través del relato de las familias con una fuerte pertenencia al barrio; la movilización de la hinchada para asistir a los partidos, tanto de local como de visitante, cómo se esos partidos en tiempos de convulsión política. “Me pareció que las personas que tenían una unidad básica en los barrios o los pibes que iban a las canchas estaban fuera del relato histórico, que por lo general abarca a la historia de las organizaciones políticas”, reflexionó el autor.

En un pasaje de la historia, el protagonista recuerda cómo fue el momento previo a su nacimiento, cuando el trabajo del padre en una pizzería, los meses que le adeudaban el sueldo y la movilización que generó el dueño del local para recaudar fondos y pagarle lo que le correspondía funcionan como claves de lectura para encontrar una señal: la idea de lo colectivo.

“Yo creo que la historia no plantea echar todo por tierra, tiremos todo, sino qué paso, qué se nos fue de las manos, qué perdimos. Para mí el mañana es mejor, el mañana es colectivo, la patria es el otro. Si pensamos en la pandemia de hoy, puso sobre la mesa el hecho de que el problema nos pasa a todos, nos atraviesa a todos, y entonces ahí podemos elegir la solución individual o colectiva”, analizó Fonticelli, en consonancia con la realidad que vive el mundo en la actualidad.

La novela generó un gran impacto en Temperley. Algunos se movilizaron para conseguir a una imprenta, otros para buscar a un corrector o con la idea de recurrir al Concejo Deliberante para que declare a la obra de interés general. A partir de estos hechos, el “qué pasó” comenzó a recibir respuestas.

“De lo único que estamos seguros es que Temperley salió campeón y ascendió, esa épica da vuelta al barrio por completo. Esa épica aparece en la publicación del libro, donde muchísima gente ayudó, quiso ser un cuerpo celeste. El libro lo regalamos en modo virtual y a la vez le cedí al club todos los derechos comerciales, lo que se recauda va para la institución”, destacó el conductor del programa radial La isla desierta, en Radio Uruguay AM 1050.

Temperley: una campaña de novela

Durante la obra aparecen crónicas deportivas y políticas, tanto del diario La Unión como de La Nación. Sin embargo, estas crónicas, que acompañan el desarrollo de la obra, son producto de la imaginación del autor. “Esta es una novela de no ficción, hay una base de datos muy cuidada, en el sentido del respeto al lector. Las crónicas están escritas por mí, me puse a jugar un poco en el papel de periodista deportivo, político”, subrayó Fonticelli.

Los resultados, los árbitros, si jugaban de local o visitante, la recaudación, toda la información está chequeada. “Le pedí a Marcelo Ventieri, historiador del club, que leyera la novela porque buscaba que la data fuese muy precisa para que no se cortara la hipnosis del lector”, detalló Fonticelli.

El 7 de diciembre de 1974, Temperley jugó el partido definitorio frente a Unión de Santa Fe en el estadio de Sarmiento de Junín. En aquella ocasión formó con Néstor Hernandorena, Horacio Agostinelli, Carlos Panizo, Ricardo Salvador, Rubén Di Bastiano; Juan Carlos Veiga (Carlos Alberto Fernández), Horacio Magalhaes, Mariano Biondi (Alejo Escos); Juan Fierro, Pedro Patti y Esteban Corbalán. Fue un equipo que logró consolidarse bajo la dirección técnica de Jorge Ginarte primero, y Roberto Iturrieta después. El partido finalizó 1-1 y de esta manera Temperley logró el objetivo tan esperado.

Uno de los integrantes de aquel equipo fue Alejo Escos, quien ahora vive en Estados Unidos, y a la distancia envía videos para promocionar el libro. “La verdad, me emocioné al leerlo, parecía estar escuchando los relatos del ‘Gordo’ Muñoz”, reconoció el talentoso volante. “Contra Unión fue un triunfo porque el Vasco –Iturrieta- buscó más equilibrio en el medio, más ‘pierna fuerte’, y en el otro puesto estábamos Pepe Biondi y yo, entonces decidimos jugar un tiempo cada uno”, recordó Escos, muy querido por la hinchada gasolera.

Otro de los jugadores más destacados durante la campaña fue Horacio Magalhaes, a quien le afloran los recuerdos cuando lee la novela. “Veníamos de años con muchas frustraciones, porque el ascenso estaba muy cerquita, no se nos daba. En el 73’ habíamos salido subcampeones, estábamos ahí, la ciudad lo necesitaba y la alegría fue mayor cuando logramos ser el primer plantel en darle el ascenso a la institución”, resaltó el histórico volante central. “Cuando viajamos a Junín, la misma gente del pueblo nos saludaba y quería que nos vaya bien, era algo increíble. El tren que fue a Junín con los vagones llenos de hinchas de Temperley, es algo que nunca me voy a olvidar”, remarcós.

Cuando la ficción supera la realidad

Uno de los personajes de la novela, ‘el Colo’ traspasó los límites de la ficción. Resulta que el compañero de aventuras en la novela de Gabriel, en la vida real toma cuerpo bajo el nombre de Mario Pascal, quien dio hace poco una nota a medios partidarios del club por su rol en la obra. “En principio fue algo impensado ya que no sabía que Alfredo escribía, ‘le perdí el rastro’ hace no menos de 40 años. Fue una alegría enterarme de tan grata novedad”, destacó el amigo de Gabriel.

Además, no se encuentra sólo él, sino también sus padres: ‘el Peca’ y ‘María’. “Nunca me imaginé que iba a formar parte de una novela, el quedar reflejados tanto mis padres como yo nos genera una alegría enorme no sólo a mí, sino a mi familia. La obra es un viaje al pasado, repleto de momentos que creí haber olvidado, volvieron los que ya no están, los días de los partidos, el club, el barrio del que sigo estando, aunque cambiado, sólo falta reencontrarme para ese abrazo que nos estamos debiendo con Alfredo”, enfatizó Pascal.

Cuerpos Celestes, la historia del ascenso de Temperley, la tradición del barrio, la cancha. Una época cargada de tensiones aún sin resolver, pero que en la novela podemos encontrar alguna salida. “Hace rato que dejó de ser una novela mía para pasar a ser un hecho colectivo”, reconoce Fonticelli, quien además de hacernos viajar al pasado, nos brinda algunas pistas para afrontar estos tiempos de tanta complejidad.

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