Cómo se vive la pandemia en el interior de un hospital modular de Longchamps

El Hospital Nº 9 es uno de los 12 nosocomios construidos por el Gobierno para afrontar la pandemia. Registra un alto nivel de tensión sanitaria, esta vez con mayoría de jóvenes en las camas.

Pacientes dormidos por semanas, secuelas indisimulables tras el paso del virus y un nivel de tensión que no desciende son la radiografía de lo que se vive en la mayoría de los centros de salud en el contexto de una pandemia que no da tregua. En esa línea, el Hospital Modular de emergencia María Eugenia Álvarez, de Longchamps, no escapa a esa situación, y recibe cada vez más casos de jóvenes que luchan por su vida en una dinámica diaria que asfixia al personal sanitario.

Ubicado en el predio de la Unidad de Pronta Atención (UPA) Nº5, el modular construido en menos de un mes en el partido de Almirante Brown es uno de los 12 hospitales de emergencia inaugurados en diferentes puntos del país por parte del gobierno nacional para hacer frente a la pandemia de coronavirus. Tras abrir sus puertas el 14 de mayo de 2020, su nivel de actividad diaria es constante, y por momentos, altamente estresante para el personal que en él trabaja.

“Nuestro primer paciente ingresó el 16 de mayo, de origen chino, y a partir de ahí comenzamos a tener cada vez más casos. Al principio recién comenzábamos a conocer algo de lo cual no sabíamos nada, y a reconocer clínicamente cómo podían presentarse los pacientes, ya que algunos venían con sintomatología leve, mientras que otros comenzaron a caer con insuficiencias respiratorias de moderadas a graves”, relató Virginia Vallejos, directora del Modular Nº9.

Inicialmente, las personas que arribaban con síntomas ligados a la Covid-19 quedaban alojados en la UPA Nº5 hasta tener la confirmación del test, y una vez que se confirmaba la positividad, eran trasladados al modular. De esta forma, el centro de emergencia aloja únicamente pacientes cuyos diagnóstico ya está confirmado.

Según narró Vallejos, en julio del año pasado acudían personas “que llegaban caminando, a las tres horas presentaban insuficiencia respiratoria y a las seis ya requerían oxígeno, al punto de tener que ser algunas de ellas intubadas”. Una evolución rápida, y en algunos casos, drástica.

“Pienso que al ser tan todo tan nuevo la gente esperaba hasta último momento para acudir a un centro sanitario”, aseguró quien se desempeña también como directora de la UPA 5. En esa línea, destacó que el pico de camas utilizadas el año pasado se dio entre agosto y septiembre: “De 25 camas de terapia intensiva tuvimos 19 ocupadas”.

Sin embargo, este año la situación cambió. El éxodo turístico observado durante Semana Santa tuvo un gran impacto negativo desde el punto de vista sanitario, lo cual generó que el Modular de Longchamps llegase a tener 20 camas ocupadas, y como se había llevado a cabo una readecuación interna en la cual las camas disponibles en terapia intensiva pasaron a ser 22, solo quedaron dos libres.

“Ahí me empecé a sentir muy preocupada”, subrayó Vallejos, quien aclaró que en la UPA hay respiradores disponibles en caso de tener que ser utilizados ante un eventual colapso del Modular 9. Actualmente el problema comenzó a ser otro: el agotamiento físico y mental que registra el personal sanitario tras meses de trabajo incesante.

El relato de una terapista

Flavia Morinigo, terapista de 33 años, es una de las caras visibles de la lucha diaria que los trabajadores de la salud llevan adelante. Enfermera de base, la situación generada por la pandemia la llevó a acelerar su capacitación y transformarse en terapista, teniendo que estar en pleno frente de batalla cada vez que acude no solo al Modular 9, sino a la UPA lindante, donde también trabaja.

“Cuando la pandemia llegó al país yo había sido madre recientemente, y me debatía entre salir a trabajar, ya que era personal de la salud y sentía que tenía mucho por aportar, y el miedo a infectar a mi familia”, contó a AUNO Morinigo. Al principio, el pánico por contagiarse la llevaba a sacarse las zapatillas antes de ingresar a su domicilio. Una vez adentro se dirigía inmediatamente a la ducha.

Con el tiempo adquirió “conocimientos” que le permiten no tener ese miedo constante. El desgaste cotidiano ante tanto dolor “es muy elevado”. Morinigo se refirió a como manejó la situación en lo personal.

“El año pasado trataba de dejarlo todo afuera de mi casa, de no apegarme a ningún paciente, y trabajar profesionalmente pero sin vincularme desde un punto de vista emocional. Si uno se desborda no puede ayudar al resto”, detalló.

Sin embargo, hay pacientes que pasan meses internados, y que de esa forma pasan a ser parte de su entorno diario. “Uno ve su evolución, tanto favorable como negativa, y se genera un vínculo aunque uno busque no trasladar eso a su vida personal.”

Una de los aspectos más dramáticos observados durante la pandemia fue que al inicio, ante el desconocimiento de las formas de contagio, los familiares no podían visitar a sus seres queridos. Los teléfonos móviles pasaron a ser una herramienta en muchos casos de despedida, y miles de personas murieron en soledad. Diferentes trabajadores sanitarios presenciaron esos lúgubres momentos que difícilmente podrán olvidar.

En ese marco, en la actualidad se les permite a los familiares ingresar a ver a sus seres queridos “con un equipo de protección adecuado”, en lo que Morinigo definió como un “acto de humanidad necesario para la persona que está por perder a alguien”.

La emoción de volver a vivir

La Covid-19 llegó para traer dolor, y también, historias emotivas. Precisamente, la directora del nosocomio de emergencia compartió un caso vivido en mayo: “Nos mandaron un video de un paciente que vive a 14 cuadras del Modular, y al que cuando lo llevamos con la ambulancia de regreso a su hogar lo estaba esperando todo el barrio con carteles. Al parecer era un vecino muy querido”.

Por su parte, Morinigo contó que el 24 de mayo debió ir a cubrir una guardia en la cual pudo observar en primera persona cómo un paciente que estuvo un mes y medio internado logró salir adelante: “El hombre debió ser intubado varios días, y luego cuando pudo despertar lo hacía enojado, se quería arrancar todo y no era consciente de lo que le pasaba”.

A pesar de ello, logró superar la Covid-19, momento que generó una gran emoción en el personal sanitario presente: “Yo no podía creer cuando lo veía despedirse que había estado en terapia intensiva, cómo nos agradecía y lo bien que estaba. En ese momento decís ‘hice algo bien, ayudé a alguien’, es una recompensa hacia tu trabajo”, rememoró con emoción quien actualmente realiza una capacitación en cuidados críticos.

Asimismo, recordó el caso de un hombre mayor de 50 años que estuvo dos días en terapia intermedia, y que debió ser derivado a terapia intensiva ya que su estado se había tornado crítico. “Le faltaba mucho el oxígeno, y estuvo dos meses completamente dormido. Luego fue extubado y tuvieron que hacerle una traqueotomía”, explicó.

Alimentado a través de una sonda, ya que no podía ingerir alimentos por sus medios, un día ese hombre que había estado al borde de la muerte volvió a hablar: “Me dijo ‘Hola Flavia’, y no te puedo explicar lo que se sintió haberlo escuchado, que comenzara a hablar de sus hijos. Cuando llegó la hora de darle el alta no pude contener las lágrimas, no podía creer que después de haber estado tan mal pudo irse feliz y hablando”, relató Morinigo.

Aumento de pacientes jóvenes en estado crítico

Según datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación, más de 11 millones de personas recibieron al menos una dosis de las diferentes vacunas que se aplican en la Argentina, en tanto que más de 3 millones ya cuentan con las dos dosis. Una gran parte de los ciudadanos inmunizados son mayores de 60 años, fenómeno que ha reducido la mortalidad en esa franja etaria. Como contrapartida, cada vez se observan más personas menores de 50 que deben ser hospitalizadas.

Según sostuvo la máxima autoridad directiva del Modular Nº9, “es sorprendente la cantidad de jóvenes que hay en terapia intensiva”. En ese orden, amplió: “Hay muchos pacientes que tienen entre 22 y 40 años que están internados, lo cual difiere con lo sucedido el año pasado. En algunos casos la evolución es muy buena, afortunadamente en nuestro centro no murió nadie de los 30 años para abajo, pero es notoria la baja en la edad de los hospitalizados”.

Ante la consulta de por qué se observan casos donde la agresividad del virus es tan alta y veloz, Morinigo opinó que “ante la falta de cuidados necesarios de las personas el virus ha mutado”, aunque al mismo tiempo mostró su asombro tras observar pacientes con patologías graves “que salieron tranquilamente de la terapia intensiva, y otros sin comorbilidades que incluso se mueren”.

Pasa mucho por el sistema inmune de cada uno, aunque no hay una razón exacta que se conozca de por qué es tan diferente la evolución en personas que en la previa están sanas”, agregó quien hace poco más de un año no imaginaba jamás que sería terapista.

Tras realzar la “dureza psicológica” que implica para los profesionales de la salud tener que investigar todo el tiempo alternativas para mejorar la salud de los internados, Morinigo destacó el cambio en la actitud de algunas personas una vez atravesada la enfermedad.

“Muchos llegan sin poder respirar, y una vez que su situación mejora reconocen que imaginaban que solo sería una gripe, o lo llevan para el lado político: eso cambia cuando lo viven en carne propia, modifican su actitud y empiezan a hablar de disfrutar más las cosas y a la vez de cuidarse.”

Tanto la directora del Modular María Eugenia Álvarez como una de sus terapistas reconocen que en muchos casos las secuelas son indisimulables, y que es necesaria una rehabilitación que requiere de extrema paciencia. Cambios en la voz, cansancio extremo, pérdida de peso y niebla mental son algunas de las consecuencias que certifican el paso de la Covid-19.

“Una de las cosas más tristes es la naturalización. Tener tantos muertos por días pasó a formar parte del paisaje”, lamentó Vallejos. Quizás sea momento de tomar los recaudos necesarios para que ese paisaje deje de ser tan sombrío.

AUNO-10-06-2021
FC-MDY

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