Casa MANU: contención y estímulo en Monte Grande para chicos con VIH

En el sur del conurbano bonaerense, Silvia Casas, la fundadora y directora de la asociación civil, organizó un espacio para una docena de “hijos del corazón”. Tras una vida llena de retos, cuenta por qué eligió abrir un espacio “con olorcito a torta”.

Laura Cabrera

De cómo convertir una pérdida personal irreparable en una ganancia para muchos chicos con necesidades. Esa podría ser la fórmula con la que Silvia Casas, fundadora y directora de Casa MANU, explique el camino que la llevó a crear la organización: una de las dos en todo el país que se encarga de ayudar a chicos huérfanos con VIH.

“Somos el tercer sector. Los encargados de hacer aquello que el Gobierno no puede”, sostiene Casas. Junto a un grupo de voluntarios, unidos por amor, lucha día a día por una niñez digna. Desde 1990, cuando imaginó una entidad diferenciada de las tradicionales, una entidad con “olorcito a torta”.

– ¿Cómo llegan los niños a Casa MANU?

– Por medio de la Secretaría de Promoción y Protección de los Derechos de la Infancia o por causas judiciales. De su estado físico y emocional, se puede decir que el VIH pasó a un segundo plano. Hoy en día hay tratamientos que ayudan a mejorar su calidad de vida, pero el daño social que han sufrido es…¡Enorme!. Es lo más difícil de llevar. Son bebés abandonados al nacer porque sus madres nunca se acercaron a hacerse un chequeo, aparecieron en el hospital el día del parto y se enteraron de su enfermedad, transmitida también a sus hijos. Son chicos de 10 u 11 años a los que nunca se les realizó un diagnóstico y viven de milagro, sin medicación, desnutridos y con enfermedades típicas de la pobreza. En otros casos presentan trastornos madurativos por la falta de estimulación.

-¿Cuál es la metodología de trabajo con estos niños, tanto en la parte física como psíquica?

– La parte médica se realiza en el Hospital Garrahan, donde los niños reciben sus tratamientos. Nosotros les damos una medicación a la mañana y una a la noche (algunos toman otra durante el día). Les enseñamos a tomar las pastillas o el jarabe desagradable, pero la idea del proyecto fue la de una casa familiar, con “olorcito a torta”. Estos chicos no necesitan una enfermera todo el día. Acá lo que brindamos es amor y cuidado, una compañía en los diferentes procesos que pasa cualquier chico; porque viven con VIH pero les pasa lo mismo que a todos los niños. No tienen ninguna etiqueta. Lo nuestro es un proyecto que habla de integración. Los chicos están en la sociedad…¡pertenecen a ella! Hacen todo tipo de actividades junto al voluntariado y a los “hogares padrinos”. Nuestro principal objetivo es prepararlos para la vida. Les enseñamos el respeto y a vivir de la mejor manera posible, les damos elementos para que se puedan manejar.

-¿Cómo se logra el contacto con los “hogares padrinos”?

– Es algo maravilloso. La mayoría se liga a la institución porque son familias de los voluntarios, vecinos, amigos, o porque nos conocieron a través de alguna nota o en la web. Primero los entrevistamos, los conocemos. Después ellos vienen a visitar a los niños, juegan con ellos y crean un vínculo. No pretendemos que se lleven a los niños porque sí, es necesario crear afectos. Después sí, comienza el trámite. Nosotros recomendamos a estas familias en la Justicia, para que se les pueda otorgar la guarda. Muchas veces estas familias adoptan a los chicos. En este momento cuatro de ellas recorren ese camino.

-¿Realizan otras actividades relacionadas con la problemática fuera de la institución?

– Sí, Casa Manu no es el único logro que tiene la Asociación. También damos talleres en las escuelas, tenemos un servicio de consejería virtual a través de nuestra página web, y ofrecemos entrevistas personales, gratuitas y confidenciales para ayudar a las personas que viven con VIH y a sus familiares. Reforzamos el tema de la prevención. Tenemos que aprender de qué cuidarnos y cómo hacerlo. Hay que enseñar desde el ejemplo, desde una prevención que nos hable de la solidaridad. Necesitamos que la gente entienda que hay que cuidarse de un virus y no de una persona. Además creo que no hay que apuntar al 1° de diciembre por ser el Día de la Lucha contra el SIDA o a una campaña el Día de la Primavera. Hay que apuntar a los 365 días del año, y eso es lo que pretendemos desde aquí.

-¿Alguna vez recibieron ayuda por parte del Gobierno?

– Nosotros le debemos muchísimo a la comunidad. Sin la solidaridad de la gente, no podríamos lograr todo esto. De hecho, la casa que habitamos fue cedida en comodato por una familia solidaria de Monte Grande. Casi tres años después de la inauguración, logramos sensibilizar a quien era nuestro presidente (Néstor Kirchner) contándole en una carta lo que hacíamos desde este rincón del conurbano bonaerense y la precariedad edilicia que tenía el proyecto, con 12 chicos en 2 dormitorios y la permanente demanda de querer que ingresen más. Por esto nos otorgaron un subsidio de 80.000 pesos para comprar una propiedad. Compramos una casa pequeña en un gran terreno y la reciclamos. En este momento la casa está en proceso de construcción. Lo que necesitamos es un subsidio para sueldos. Tener personal que se ocupe de las necesidades de los niños es muy importante, pero la realidad es que los voluntarios muchas veces consiguen un trabajo y se van. Para ellos tampoco es fácil desprenderse de los chicos. A pesar de no poder venir, los fines de semana se los llevan a sus casas.

– Además de la posibilidad de la finalización de la casa ¿Cree que la participación de la institución en “Bailando por un Sueño” generó un cambio en la forma de ver la problemática en la sociedad?

– Es una oportunidad más para difundir lo que hacemos, y que se refleje en un programa tan visto genera un cambio. Cada vez que participamos y Tinelli dice “estamos bailando por el sueño de Casa Manu”, es seguro que ese día suena más el teléfono. Llama gente que no nos conoce y quiere ayudar. Pero no es el único efecto. Hoy en día las visitas a nuestra página web aumentaron, hay más consultas. Cuando la gente visualiza algo, se da cuenta de lo que está pasando y ve la posibilidad de ayudar o recibir ayuda. Entonces sí vemos una diferencia. De a poco se está logrando el cambio.

Cómo contactarse:

Casa MANU
Fernando de Toro 371, Monte Grande (1842) – Buenos Aires
Teléfono: (054 -11) 4281-1116
E-mail: asocmanu@uolsinectis.com.ar | informes@casamanu.org.ar
http://www.casamanu.org.ar

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