Cambió el clima en el Sur

El pesimismo por el comienzo desfavorable del ciclo de Patricio Hernández devinó en ferviente optimismo luego de los triunfos sobre El Nacional de Ecuador e Independiente. Mañana, desde las 23,30, el ‘Taladro’ intentará seguir de racha ante el América de México, en el mítico estadio Azteca.

Mariano Verrina

Luego de un comienzo con nubarrones y un pronóstico poco alentador, Banfield mejoró y disfruta de una semana redonda que arrancó con un positivo empate como visitante ante Rosario Central, continuó con el triunfo frente a El Nacional de Ecuador por la Copa Libertadores y finalizó con la remontada ante Independiente.
El camino ahora parece ser más nítido para Patricio Hernández y sus muchachos tras haber virado el timón para sacar a flote el barco.
Tanto es así que el plantel viajó ayer con sumo optimismo al Distrito Federal de México, con vistas al partido de mañana, desde las 23.30, frente a las poderosas Aguilas del América, por el grupo 1 del certamen continental.
Y el domingo lo espera un San Lorenzo, que esperará en el Nuevo Gasómetro con el ánimo a tope y con la ventaja de recibir a un rival con muchas horas de vuelo entre semana.
El arranque del ciclo Hernández estuvo plagado de dudas luego de las derrotas ante Boca Juniors, Lanús y Libertad de Paraguay, que dejaron expuesto y con un pie afuera del club al propio entrenador, cuyas decisiones tácticas repercutieron negativamente dentro del campo de juego
Por lo tanto, el adiestrador se encontró contra las cuerdas y se vio obligado a mover las piezas justas para capear el temporal que se avizoraba en el Sur del Gran Buenos Aires. “La clave fue que jugamos muy bien al fútbol. Hicimos un segundo tiempo perfecto”, sentenció Hernández tras el 2-1 sobre Independiente.
Tras los sucesivos pasos en falso, el director técnico comenzó por lo más simple: dejó de hacer experimentos tácticos y volvió a formar una línea con cuatro defensores.
Si bien el equipo no brillaba, Banfield pudo organizar interesantes circuitos de juego, con mucha movilidad y ráfagas buen fútbol. A las buenas actuaciones del arquero Cristian Lucchetti se sumaron el oportunismo del inspirado Darío Cvitanich en el ataque y la inteligencia de Javier Villarreal para manejar los tiempos del equipo en el mediocampo.
Justamente, el equipo crece cuando el doble pivote que conforman el volante cordobés y Daniel Quinteros se da de forma vertical, uno delante del otro, ya que el ex Boca tiene libertad para llegar al fondo con sorpresa (como en el empate parcial frente al ‘Rojo’), mientras que al ex Central se lo nota más cómodo al disponer de espacio para quitar y distribuir el juego.
Es cierto que quedan muchas cosas por mejorar. El ejemplo más claro es que en el Torneo Clausura 2007 Banfield sólo convirtió goles en los segundos tiempos —cuatro y todos de cabeza—, casualmente cuando el entrenador recurrió a sus mejores valores para empardar ante Central y dar vuelta el resultado frente a Independiente.
Eso evidencia que el recambio todavía no funciona: Pablo Vitti, Jerónimo Barrales y Luciano Civelli no tienen por ahora el mismo específico de José Chatruc, Martín Andrizzi y el revitalizado Cvitanich.
Parece haber sido apenas tormenta pasajera, que causó temor y obligó a tomar los recaudos necesarios para intentar encauzar el rumbo. Ahora está todo más sereno y la presión bajó considerablemente. Cambió el clima en Banfield.

AUNO 06-03-07 MV-MFV

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