Aumentan los casos de violencia familiar en la región

La mujer es el principal blanco. Un gran porcentaje no se anima a denunciar por miedo. Especialistas de Lanús explicaron que en un 90% de los casos, las agresiones provienen de la pareja de la mujer. En Lanús existe una entidad que atiende casos de violencia física y emocional.

La violencia doméstica es realidad que crece y aflige principalmente a las mujeres, pero también el blanco pueden ser hijos chicos. María Susana Devoto y Marisa Pignolo, presidenta y secretaria de la Fundación Propuesta de Lanús, explicaron a la Agencia Auno las causas y las medidas preventivas de esa “enfermedad” social.
Según datos de esa entidad, que realizó estudios en Lanús, Avellaneda y Esteban Echeverría, el 90 por ciento de los agresores son del concubino o cónyuge y en una minoría de los casos, es la ex pareja.
Las consultas, en el 33 por ciento de las situaciones, se tratan luego de entre los 10 y 20 años de iniciado el problema. El 23 por ciento acude entre los 5 y 10 años ó entre los 20 y 40 años.
Las que menos denuncian son las víctimas que sufren la violencia en un lapso menor de un año ó en casos de más de 40 años. Además se observan que 68 por ciento de los agresores que arremete contra la madre, también lo hace con los hijos, según los datos de esa entidad.
Pignolo contó que el origen de la Fundación surgió “a partir de una inquietud de psicólogas sociales de empezar a trabajar temáticas de género en reuniones informales de mujeres, pero de a poco las charlas se encauzaron en el tema de la violencia”.
A nivel nacional, la violencia física o emocional “afecta al 60 por ciento de las mujeres”. Las especialistas aclararon que “la causa del 80 por ciento de los casos responde a una conducta aprendida de sus predecesores”.
El siguiente es el reportaje concedido por Devoto.

-¿Cuáles son los principales casos que se presentan?
-Vienen mayoritariamente con ejemplos de violencia física pero una vez en los grupos comienzan a desandar el camino y confiesan otros síntomas. Creen que la ofensa comenzó hace algunos meses, pero luego se observa que tal vez había aparecido en el noviazgo. Por eso nos interesa prevenir. Los celos exacerbados suelen encubrir el control y la pareja puede buscarlas en todos lados, decirles que no hagan determinadas cosas porque hay otros varones, impedirles trabajar. Hemos tenido casos de chicas desde los 15 años, aunque en general concurren desde los 20 a los 65 años. Sin embargo, el promedio ronda los 40 años. Las mujeres no suelen consultar cuando aparecen los primeros síntomas de violencia. Sí lo hacen luego de varios años. Generalmente son mamás pero hemos tenido ejemplos de parejas sin hijos.
La mayoría de las víctimas, según las encuestas realizadas, son personas con estudios, y los casos de abuso no se dan sólo en las clases bajas, aunque las clases altas lo disimulan más.

-¿Es también un problema generacional y se repiten los errores o vivencias de sus padres?
-Estamos convencidos de que la violencia es una conducta aprendida en casa o en la sociedad. Más del 80 por ciento de los golpeadores viene de familias en las que ha sufrido o ha sido testigo de violencia. En el caso de las víctimas la proporción no es tan alta, pero influye la cultura y los mandatos que les inculcan. Se le ha adjudicado a la mujer la conducta de sometimiento por la que se soportan muchas cosas. Si la madre ha tolerado, aprende este comportamiento porque son los valores que están estipulados y se sigue creyendo que el conflicto se soluciona a los golpes o con sumisión. Aunque hayan visto mal que el padre le haya pegado a la madre, creen que él tiene razón y se lo permiten luego al marido.

-¿Igualmente aquí sólo concurren las mujeres?
-Si, aunque podemos derivar a los maridos si quieren atenderse, a alguno de los pocos centros que se dedican a atenderlos, dada la escasa cantidad de maltratadores que reconocen serlo. La declaración es lo único que permite el cambio y generalmente lo minimizan, lo niegan o creen que la culpa es del otro.

-¿El tratamiento es siempre un proceso muy largo o hay prontas recuperaciones?
-Depende de cada una, de lo que ha padecido, del daño, de la cantidad de años de padecimiento. El 90 por ciento de los agresores son del concubino o cónyuge y en una minoría de los casos es la ex pareja. Las consultas en el 33 por ciento de las situaciones se tratan luego de entre los 10 y 20 años de iniciado el problema. El 23 por ciento acude entre los 5 y 10 años o entre los 20 y 40 años, y las que menos denuncian son las víctimas de menos de un año o más de 40. Además observamos que el 68 por ciento de los agresores que arremete contra la madre, también lo hace con los hijos.

-¿Se logra la recuperación total o quedan secuelas imborrables?
-Las mujeres salen y pueden recuperarse, aunque es muy difícil lograrlo sola porque cuando comienzan a vivirse situaciones traumáticas lo primero que se pierde es la relación con los demás. La gente deja de trabajar, de juntarse con amigos, de salir, queda aislada. Pero cuando asiste a un grupo se da cuenta que tiene que hablar acá y contarlo en su entorno, para protegerse y porque no debe sentir vergüenza, ella es la perjudicada. Es traumático salir a la calle con un ojo morado y lo primero que se hace es tratar de taparlo. Pero el diálogo ayuda a reparar las cicatrices.

-Se estima que 6 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de violencia. ¿Cuánto se denuncia?
-Es mínima la cantidad. Incluso muchas de las que concurren a los grupos o se separan no han hecho denuncias. Este es un tema social, porque muchas veces en las comisarías sólo les toman exposiciones civiles y no generan sumarios. Es un antecedente, pero no va más allá de la comisaría. Por eso se aconseja que vayan directamente a tribunales o defensoría de la víctima a hacer sus denuncias. En los últimos años el tema está dejando de ser tabú y puede ser que se hayan incrementado las imputaciones. Se está desmitificando el tema, hay más publicidad, y las mujeres hoy se animan más a hablar, hay teléfonos, hay chicos también que denuncian.

-Existe una violencia física y la degradación moral. ¿En qué momento concurren a la institución?
-Generalmente la violencia física es precedida por la violencia emocional, pero las consultas suelen comenzar cuando se llegó a la agresión corporal y a veces luego de muchos años de padecimiento. Estos casos son más fáciles de probar por las evidencias, pero la emocional es muy difícil de trabajar, de denunciar judicialmente, está instalada internamente en esos hombres. Puede suceder que el agresor se controle y no golpee a su esposa porque tiene denuncias, pero sigue hiriéndola con la palabra, debilitando y desvalorizando mucho a la mujer. Esta es la peor situación porque prepara el terreno para la física, económica, sexual. Una vez que a una mujer le dicen que no sirve para nada, ni para cuidar a los chicos, ni para atender al marido, ni para trabajar, la víctima ya no sabe defenderse. Le atribuye un poder simbólico al hombre.

-La discriminación comienza en el nombre porque no se reconoce a la mujer como víctima del problema y se lo desplaza al ámbito de “violencia familiar”.
-Claro. Nosotros recalcamos que tratamos casos de violencia conyugal. Hay violencia hacia la mujer concretamente. Si hay agresión contra los chicos, también lo hay con la madre, el hijo es testigo de violencia porque el capta la situación aunque no lo vea y ese efecto es gravísimo para la psicología infantil. Si la mujer también pega es una situación distinta de violencia cruzada, pero en los casos en que no es recíproca, se puede llegar a dar la restricción de la libertad de la indefensa, hasta el punto de llegar a dejarla encerrada.

-La entidad es una organización sin fines de lucro, pero ¿cuentan con alguna ayuda gubernamental?
-Estamos siempre incorporándonos en proyectos de subsidios y las psicólogas deben cobrar aranceles módicos en sus terapias porque de alguna manera hay que subsistir. También agradecemos al Club que nos presta el lugar ya que no contamos con un ingreso. A veces recibimos alguna ayuda, por ejemplo participamos hace 3 años en una financiación “Clubes de Empleo”, que fue destinado a capacitar mujeres para la reinserción laboral. Publicamos una revista que tiene un sostén publicitario, lo que denota el esfuerzo. Tenemos además un convenio con el Ministerio de Desarrollo Humano bonaerense para hacer estas tareas.

¿Cuál es la zona de influencia de sus proyectos?
Abarcamos todo el distrito judicial, desde Avellaneda hasta Quilmes, Monte Grande y toda la zona sur. No hacemos campañas barriales, aunque a veces algún acto en la calle en el Día de la No Violencia hacia la mujer, y realizamos charlas en colegios o instituciones Si una mujer comienza a darse cuenta que en su familia hay signos de violencia, aunque no se llegue a la física, ¿que puede hacer?

Consultas: La entidad atiende en el Club Lanús, 9 de Julio 1680, Lanús Este, los lunes, miércoles y jueves de 10 a 14.Teléfono 4247-0966. También pueden dejar un mensaje en el teléfono. En caso de urgencia, se puede llamar al 0-800-666-5065 (Programa Provincial de Violencia Familiar) o al 911.

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