Llueven audios en el celular de una familia entera que pide que vuelvas a esa casa de la playa donde viviste momentos que quizá nunca conozcas. Escriben con suspiros, deseo, pasión. Seguramente nunca sepas qué pasó, pero los mensajes atraviesan la pantalla como flechas, inundan, y hasta te convierten en rehén. Porque, entiendas o no, esos audios no paran de llegar, y no existe forma de responderlos.
En tiempos donde el teatro no pudo materializarse en un cuerpo, ¿pudo ser teatro igual?: esa fue una de las preguntas existencialistas de les dramaturgues, artistes, productores, actuantes… En este caso, el teatro fue una experiencia sonora.
Audioguía para que vuelvas es una pieza dirigida por el actor y director Guillermo Cacace, cuya autoría es de los dramaturgos Fabián Díaz y Andrés Gallina. Si bien en estos días ya no se encuentra disponible la posibilidad de adquirir las entradas mediante Alternativa Teatral, la obra deja a la vista algunos disparadores que embellecen cualquier análisis que intente hacerse hoy. ¿Cómo es eso de que llegan al Whatsapp audios de actores y actrices? ¿Es teatro? ¿Cómo es una historia sin cuerpo?
No existe un lugar físico para presenciar Audioguía para que vuelvas. Llegan mediante WhatsApp las voces de todes, o de algunes de les actores o actrices: Leonardo Sbaraglia, Cecilia Roth, Dolores Fonzi, Jorge Marrale y Camila Sosa Villada. Audios y voces dependen de a quiénes elijan les espectadores. Es decir, además de sonora, la experiencia se torna en interactiva.
Al principio es muy incierto darle click al botón de “adquirir entrada”, cuando ni siquiera se dimensiona que el celular puede convertirse en escenario, pero de golpe la función empieza. La obra comienza cuando en WhatsApp llega un mensaje, con un destinatario que aparece agendado como “Amor”. La experiencia es etérea, no hay nada físico donde cobijarse, ninguna certeza material para observar, sin embargo en la pantalla del celular hay un pedido de una familia entera que ruega que vuelvas. Jamás se sabe a dónde se debe volver, ni adónde, pero el pedido es universal y tan atrapante, que cada audio deja abiertas preguntas que tal vez nunca se lleguen a responder.
La poética es cálida e incluso esboza una ternura muy particular, además hay extractos musicales que abren paso a la imaginación. Audioguía… sólo plantea dudas en medio de una pasión. Hay dos objetos del espectador que quedaron en la casa de la familia que suplica que regrese cuanto antes. Una remera y un collar de perlas.
El amor es uno de los conceptos que todo el tiempo se pone en juego, también la monogamia. Desde un lugar que no se propone un juicio desde lo moral, pasa a explicitarse que una familia entera desea y quiere tocar a la misma persona. Sentir y recuperar. Entonces la pasión esboza un juego que, por magia o por excelencia actoral, nunca se vuelve incómodo. Los audios van llegando y retumbando como ecos, como meteoritos, y no hay posible escapatoria. ¿El teatro es teatro cuando no hay cuerpo? ¿Cómo puede ser que a través de audios une se inunde de sensaciones? ¿Dónde y cuándo terminan el teatro, el amor, la monogamia, el deseo?
Seguramente la obra no busca ser personalizada, pero de alguna manera consigue serlo. Lo interesante es que las subjetividades pueden ser varias. Sólo hay un hilo conductor, que a través de pequeños audios, van guiando el regreso. Cada espectador podrá interpretar como pueda una obra que apila, recopila, reconstruye retazos de una historia, que le incluye. Se es parte, pero a la vez se es rehén. No hay manera de cambiar el devenir de lo que efectivamente debe ser. Entonces un padre y un hijo pueden desear a la misma persona. ¿Y entonces?
Audioguía para que vuelvas indefectiblemente hace volver, hasta reencontrarse con el erotismo, en algún rincón de la casa, cuando como en una sorpresa, anunciada, Leonardo Sbaraglia o Jorge Marrale suspiran en el oído, aunque quien escucha esté en zona norte, Neuquén o la estación de Gerli.
AUNO-06-03-2020
DEP-MDY