Lomas de Zamora, enero 24 (AUNO).- El presidente Mauricio Macri, en particular, y los defensores del neoliberalismo, en general, además de los críticos de lo que en forma despectiva califican como “*populismos*”, repiten que los males que padece el país comenzaron hace 70 años, es decir, con la llegada del “primer peronismo”. Esa “verdad revelada” para algunos es rebatida, desde luego, por las distintas expresiones en que está disperso el movimiento fundado por Juan Domingo Perón.
La polarización muestra que el “primer peronismo” sigue siendo una materia de interés para amplios sectores de la sociedad argentina, más allá de las décadas transcurridas. Una forma de derribar lugares comunes y aportar nuevas miradas sobre el fenómeno está canalizada en la colección de libros “La Argentina Peronista: política, sindicalismo, cultura”, dirigida por Gustavo Contreras, investigador asistente del CONICET Mar del Plata, y coeditada por Grupo Editor Universitario (GEU) y la Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (EUDEM).
En diálogo con El Cruce, Contreras explica que “los cambios que el peronismo acarreó en lo económico, lo social, lo político, lo cultural, pero también en la salud, el turismo, lo sindical, por citar sólo ejemplos de relevancia, fueron tan impactantes que aún hoy siguen estimulando nuestra atención”. Y profundiza la idea: “*El primer peronismo inauguró un nuevo ciclo en la historia argentina cuya impronta llega hasta nuestros días*. Por eso en la colección pensamos la Argentina peronista como el período que se inicia en 1943, como esa trama profunda que entonces comienza a tejerse y que aún estamos habitando”.
Para el investigador, “se sigue encontrando en el primer peronismo un punto de quiebre en el rumbo de la Argentina, tanto para bien como para mal, más allá de que el observador se considere peronista, antiperonista, no peronista, medianamente peronista”.
“Para los peronistas en general, aquel fue el momento de los derechos para las mayorías, la dignificación de los humildes, el Estado presente y planificador, la Argentina potencia, el país inclusivo. En cambio, para los antiperonistas en aquel entonces empezó una fiesta monstruosa –según Borges, por ejemplo– y cuya extensión y costos postergaron al país durante 70 años (1945-2015) –según el presidente Macri, por ejemplo–, producto de un Estado irresponsable, populista, corrupto, que gastaba en exceso”, detalla.
Frente a esas visiones antagónicas, reflexiona Contreras, “también existe un sector significativo y diverso de personas en ubicaciones intermedias, del mismo modo interesadas en comprender el período y posicionarse en un sentido político e ideológico”. Más allá de los posicionamientos, los distintos sectores “buscan en la historia académica una referencia, una fuente de consulta”. Es una demanda que se tuvo en cuenta a la hora de proponer una colección de libros en clave de divulgación histórica, que comenzó a circular a fines del año pasado.
Títulos al alcance de todos
Los primeros cuatro libros ya están en la calle:
- El peronismo obrero, de Gustavo Contreras, que analiza el rol de los trabajadores de los frigoríficos en el sistema productivo y en el nuevo contexto social con la llegada de Perón.
- El peronismo denunciado, de Silvana Ferreyra, que indaga la persecución política ejercida por las comisiones investigadoras creadas por la “Revolución Libertadora”.
- Ciudadanía política de las mujeres en Argentina, de Adriana Valobra, que profundiza sobre la conquista de derechos políticos por parte de las mujeres, con la ley del voto femenino en 1947 como punto de inflexión, a instancias del impulso dado por Eva Perón.
- La resistencia peronista, de Julio César Melon Pirro, que se detiene en el devenir de la proscripción entre 1955 y 1960.
Sobre un total de doce títulos programados, está previsto que en los próximos meses sean publicados Entre los cañaverales. La irrupción peronista en Tucumán, 1944-1955, de Florencia Gutiérrez, Leandro Lichtmajer y Lucía Santos Lepera; Estrategias de la clase obrera en los orígenes del peronismo, de Nicolás Iñigo Carrera, y En vísperas del diluvio. El gremialismo socialista ante la irrupción del peronismo, de Carlos Miguel Herrera.
Del emprendimiento participan investigadores del CONICET y las Universidades Nacionales de Mar del Plata (UNMDP), Buenos Aires (UBA), Tucumán (UNT), La Plata (UNLP) y Centro (UNICEN), además de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), el Programa de Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina (PIMSA) y la Université de Cergy-Pontoise de Francia.
Contreras observa que en los últimos quince años se desarrollaron “importantes investigaciones que han renovado el campo de estudios referido al primer peronismo, así como a los años previos y posteriores relacionados al período”. En ese sentido, considera que se lograron “resultados significativos que nos permiten completar, complementar, revisar y reinterpretar nuestros saberes sobre aquella época”. “El objetivo de la colección es poner a disposición de un público amplio y en clave de divulgación histórica esta renovación alcanzada por las investigaciones académicas de todo el país”, enfatiza.
El valor de la universidad pública
Contreras destaca “la gran importancia que tiene para nuestra sociedad que las universidades nacionales y también el CONICET y otros organismos públicos de investigación científica y técnica estén involucrados en la construcción de conocimientos de calidad y en su difusión en un público amplio”. Para el historiador, en esos espacios se generan contenidos “desde una dinámica propia de la actividad académica, la que no siempre es permeable al circuito comercial preocupado sólo por la lógica del mercado que prioriza lo que sabe de antemano que se vende y da ganancias, o que nos insta, desde la publicidad, a consumir lo que las corporaciones empresariales, mediáticas y editoriales quieren difundir y validar”.
“Frente a las editoriales que priorizan lo mercantil, las universitarias se proyectan como una garantía de calidad del conocimiento, como un medio para la democratización de los saberes producidos en instituciones públicas de investigación y como un ámbito permeable a la pluralidad de enfoques interpretativos, políticos e ideológicos”, detalla y aclara: “No quiere decir que las editoriales privadas no publiquen libros buenos o excelentes, sino que hay libros buenos e interesantes que sólo ven la luz gracias a la existencia de las editoriales universitarias”.
El investigador resalta que en los últimos años las editoriales universitarias “se multiplicaron y se federalizaron: ya no es sólo EUDEBA, ni es sólo la ciudad de Buenos Aires”. Este nuevo panorama favoreció “la multiplicación y la visualización de estudios realizados en distintos lugares del país”, subraya.
Para que el nuevo mapa editorial se consolide, Contreras sostiene que “el Estado debería mantener y aumentar el financiamiento en este rubro” y advierte: “El recorte presupuestario que actualmente ejecuta el gobierno sobre las universidades nacionales y los organismos públicos de ciencia y tecnología claramente atenta contra esta posibilidad”.
GDF