Una oportunidad de reinserción para chicos alejados de su hogar

Aldeas Infantiles SOS desarrolla un modelo que recrea el ámbito familiar para revincular a chicos separados de sus padres con su entorno primario. Viven con una madre sustituta, comparten habitación y van a escuelas públicas. Mientras tanto, también se capacitan para un futuro laboral.

Con cuatro emprendimientos en distintos puntos del país y un solo objetivo promover un entorno hogareño y de inclusión social para chicos separados de sus padres una organización civil alberga a nenes que son derivados desde dependencias de Infancia y Minoridad a través de una original modalidad.

Se trata de Aldeas Infantiles SOS, una entidad, filial argentina de una OSC española, que lleva adelante un modelo en el que un grupo de niños y una asistente de la entidad conviven todos los días mientras aplican programas de reinserción en la escuela y el núcleo primario.

Con la iniciativa, fundada en base a un entorno amigable y cotidiano y la presencia constante de una figura materna sustituta, Aldeas Infantiles procura asistir a chicos alejados de sus padres por un conflicto con la ley o por situaciones de maltrato o abuso doméstico.

En el país hay cuatro “aldeas”, ubicadas en las localidades bonaerenses de Mar del Plata y Luján, en Oberá Misiones y en la ciudad de Córdoba. Allí, los niños llevan una vida que trata de asemejarse lo más posible a una convencional: van a una escuela pública de la zona, almuerzan y cenan en el hogar, practican deportes en talleres de la institución y, quizá lo más importante, reciben un abrazo y un beso sinceros a diario.

La organización convoca a voluntarias con vocación de madres y las capacitan en nutrición, salud, desarrollo social y emocional infantil y recreación, para que contribuyan en el crecimiento y desarrollo del potencial de cada uno de los chicos.

Cuando las Madres SOS – como les gusta denominarse- concluyen su capacitación, la organización las contrata para que ocupen su lugar en las casas de las aldeas. Así, en cada una de esas comunidades se puede encontrar hasta a una decena de madres sustitutas. Mercedes Carlés, la directora de Relaciones Institucionales de la OSC, opina sobre ellas que “son mujeres con una enorme vocación de servicio”, porque muchas de ellas aún no tuvieron hijos pero ya ejercen un rol vital.

Carlés explicó, en diálogo con AUNO-Tercer sector, que impulsan “la reinserción del chico en su comunidad, brindando un modelo de atención de tipo familiar para que hagan una vida normal, independientemente de su situación económica”. Las aldeas son predios cerrados de hasta 14 viviendas, en los que comparten la actividad cotidiana entre cinco y diez chicos, más la Madre SOS. Cada una posee entre 4 y 6 dormitorios y los chicos pueden escoger con quién compartir la habitación.

Por otro lado, la institución incentiva la interacción entre los miembros de las aldeas y el barrio, a través de instituciones educativas y deportivas. Por ejemplo, en Mar del Plata funciona un jardín de infantes al que asisten unos 150 chicos, mientras que en Oberá hay enseñanza inicial, un primario y un secundario.

Allí, la matrícula alcanza a 900 alumnos entre los tres niveles, y también se dictan talleres abiertos a la comunidad de electricidad, carpintería, cocina/repostería, corte y confección, para potenciar el desarrollo local.

Además, cuando alguno de los jóvenes regresa a su hogar o abandona el programa porque alcanzó su adolescencia, el vínculo no se disuelve del todo: La entidad lo asiste a través de préstamos o becas para fines productivos y colabora en la búsqueda de una residencia.

Marcando diferencias con otro tipo de emprendimientos, la vocera de la OSC explicó que “Aldeas es cero asistencialismo, es un tipo de desarrollo integral que propone al chico vivir esta experiencia de la manera más armoniosa, que pueda permanecer con sus hermanos biológicos a pesar de que no ven a sus papás”.

Sin embargo, como suelen sostener las organizaciones que trabajan en materia de infancia, la reinserción de ese grupo humano al entorno social muchas veces es factible con un contacto no necesariamente directo, sanguíneo: “Conozco casos de parientes que vienen a visitar a los chicos a la aldea o que salen con ellos el fin de semana. El juez no les otorga la tenencia porque considera que no cuentan con los recursos suficientes, pero eso no implica que a los chicos no les haga bien ese contacto”, puntualiza Carlés.

Cómo contactarse:

Aldeas Infantiles
(011) 5238-3261/3
www.aldeasinfantiles.org.ar

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