Lomas de Zamora, agosto 13 (AUNO).- Es bella. Su actuación alimenta las palabras, les da ritmo y las regenera en una obra de 60 minutos, que bien podría tratarse de un unipersonal si no se contase con la participación imprescindible de su director Ignacio Catoggio. La Piel de Elisa se llama la obra teatral que interpreta esa dama que en escena muestra su piel. Algo aqueja al personaje que encarna Lorena Damonte, quien antes de subirse al escenario de un teatro lomense dialogó con AUNO sobre la temática de la función, las dificultades para mostrarla en escena, su relación con el personaje y con el público y las posibilidades de trabajar en el teatro independiente, entre otros temas. “Por momentos siento mucho silencio en el público, pero es un silencio atento”, confesó alegre Damonte.
-¿Es difícil ser Elisa?
-Elisa soy un poco yo, siempre pensé mucho cuando el director me propuso el texto porque me resultó difícil de interpretarla. Es un texto donde estoy sola y donde (Elisa) cuenta muchas historias de muchas personas. Dudaba de cómo atrapar al espectador. Personalmente, relaciono (la obra) un poco con la edad, con alguien que está envejeciendo. No me creo vieja, pero en mi edad personal, hay una crisis, del futuro que está ahí nomás. Cuando tenés 20, es diferente, el futuro está lejos. Con casi 36, 37 años, empezás a tener más nociones sobre los recuerdos.
-Es un poco lo que nos cuenta la historia de Elisa…
-Es una obra que habla mucho sobre el amor. Es un lugar saludable, vital, más allá de la desesperación. Todos los recuerdos son muy gratos. En ningún momento la preocupación de Elisa es superficial. Son temas importantes: reconocer el paso del tiempo, los recuerdos que te generan felicidad.
-¿Quién es Elisa?
-En muchos momentos, ella piensa que atravesó los recuerdos de todas las personas de las que cuenta historias. Además está desesperada por esa piel que le crece, si bien es muy figurativa. Por otro lado, y personalmente, pensé a Elisa en términos simbólicos como lo imperceptible del paso del tiempo hacia la vejez.
-Como actriz, ¿cuál es tu relación con el personaje?
-Siempre creo que cuando uno actúa lo hace porque desea ser ese personaje que encarna en escena. Me gusta más pensar siempre que soy yo. No es la posibilidad de ser una puta, una mujer que le sucede tal y cual cosa y que no lo soy por lo cual actúo. Me gusta más pensar y armar desde el lugar de mi ser.
-Es casi un unipersonal sin la intervención de Ignacio Catoggio. Es todo un logro mantener la atención del público por casi 60 minutos…
-Por momentos siento mucho silencio. Y siento que la gente está escuchándome. Eso lo sentís, es un silencio atento. Está buenísimo. Me ha pasado que me comentaban las personas cuando salían del espectáculo que no sabían que contestar cuando interpelo al público. Yo no lo espero. Algunos se acercaron y me dijeron que querían tirarme un recuerdo. Cuando te dicen eso es muy grato. Pero al mismo tiempo me pareció difícil (sostener tanto tiempo el texto). Pero con Ignacio todo me quedó claro. Me parece que tiene mucho texto, pero a la vez es poética. Como el teatro es acción pura, a veces resulta me resultaba difícil el desafío de La Piel de Elisa.
-Y al público ¿cómo lo entendés?
-Me parece que tenemos que tenerlo presente al espectador en tanto el ritmo, la atención, si no el teatro es mezquino. El espectáculo se hace con el público que está expectando y nosotros en escena.
-Estás involucrada una idea de reciprocidad necesaria.
-Claro, sin público no existimos. Entonces mi preocupación estaba en ese lugar. La primera vez que leí La Piel de Elisa, la leí rápido. Es como un poema. Es deliciosa de leer. Uno empiezo a tener un canto único. Hay que encontrar los diferentes ritmos, los matices, una cantidad de cuestiones que hacen y a enriquecer el trabajo, si no uno se debilita. Sobre todo, en esta obra donde estoy sola y voy cambiando de personajes. Con los tiempos, me pareció prudente tener una duración apropiada. El director estuvo de acuerdo. Incorporamos las audiovisuales también. La obra original tiene una dispositiva. Yo estoy rodeada como en una especie de iglú, como un dispositivo de hierro, rodeado de una lycra blanca y está cerrado. Luego se abre y se cierra al final de la obra con la imagen del bosque.
-Una pregunta obligada: ¿qué significa actuar en el campo del teatro independiente?
-Es un espacio posible de trabajo. Uno tiene la decisión de actuar de manera profesional. Existen los espacios y lo que tiene el teatro, a diferencia de la televisión y al cine, es que no necesitás presupuestos enormes, sin desmerecer los demás géneros. Uno tiene que tener el deseo de actuar e ir al encuentro de otros lugares posibles. Está bueno que podamos encontrar más espacios afuera de capital para la Piel de Elisa. El teatro independiente tiene la posibilidad de encontrar gente, de formar procesos de trabajo y mostrar y eso está buenísimo. Siempre.
EV-AFD
AUNO-13-08-12