Un programa para la inclusión de jóvenes que no terminaron la escuela.

La Fundación de Organización Comunitaria, junto a otras entidades, logró que en más de cien escuelas se brinde capacitación a unos 2500 adolescentes y jóvenes de sectores pobres.

Por Cintia Vespasiani

(AUNO-Educación *) Una organización social que trabaja en el Gran Buenos Aires logró implementar en más de cien escuelas de siete distritos del conurbano sur abrieran sus puertas a un gran desafío: que jóvenes en situación de pobreza puedan completar sus estudios y aprender un oficio que les permita la inserción en el mundo laboral.
La iniciativa, que se implementa desde 2002 en el partido de Lomas de Zamora, alcanzó en agosto de este año a cien colegios de las localidades de Almirante Brown, La Matanza, Avellaneda, Lanús, Quilmes y Florencio Varela.
El objetivo del proyecto “Desafío” es que adolescentes y jóvenes “sean protagonistas del cambio de su vida”: el programa “Desafío” es un sistema de inclusión social ya que colabora “no sólo en la capacitación educativa y laboral sino también en el desarrollo de emprendimientos e iniciativas particulares que permitan el fortalecimiento de la integración social”, señaló a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión la presidenta de la Fundación de Organización Comunitaria, Elisa Schoijet Pineda.
“El primer planteo que uno hace es recuperar la vida del chico, la vida es la educación, el trabajo, la diversión, la integración”, explicó.
Esta iniciativa, orientada a adolescentes y jóvenes de entre 16 y 25 años que no hayan completado sus estudios, se implementó, a partir de este año, con el apoyo de una alianza intersectorial conformada por las fundaciones de Organización Comunitaria; Kelloggs; Compromiso; la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, el Ministerio de Trabajo de la Nación y Unicef.
“La propuesta no sólo apunta a que los chicos ejerzan plenamente su ciudadanía sino que también busca la vinculación de los jóvenes con otros ámbitos de formación y expresión como la cultura, el deporte, la prevención de su salud y la comunicación. Esto se logra a través de los diferentes cursos de formación profesional que se desarrollan en el marco de este programa”, destacó Pineda.
En este sentido, Luis, un chico de 15 años que realiza el curso de pizzero-repostero, en la Escuela 96 de Villa Albertina, comentó que “ahora aprendí a cocinar las pizzas y hago en mi casa, yo soy uno de los primeros que entré acá y después inscribí a mis compañeros”. Y adelantó que a partir de lo aprendido proyectará la posibilidad de abrir una pizzería con su padre, panadero, su tío y algunos vecinos.
La docente del curso, María Rosa López, resaltó que “hay que ver los cambios que existen en ellos no sólo en la materia sino que en su forma de pensar, en las opiniones que tienen sobre determinados temas que se tocan no sólo de cocina”.
“Los cambios son muy grandes, los jóvenes tienen mucha riqueza y hay que encontrársela, y es una pena que no se trabaje por ellos como se debería trabajar. Este proyecto es para eso”, destacó.
Otro eje que lleva adelante el proyecto es la formación de líderes juveniles y el fortalecimiento de organizaciones de jóvenes que reivindiquen su protagonismo y la participación en las cuestiones sociales que los involucran.
“Es un sistema donde el chico que está afuera entra a estudiar en formación profesional pero la idea fundamental es preparar al joven en la vida, para que pueda terminar sus estudios, formarse en un oficio y desempeñarse en el campo laboral”, manifestó la presidenta de la fundación FOC.
Las empresas que participan del programa apoyan el acceso al mundo del trabajo a través de prácticas educativas, pasantías, asistencia técnica para emprendimientos, conocimientos y experiencias en el campo del trabajo e infraestructura. “No es solamente que el empresario agarre al chico y le de una pasantía, hay una responsabilidad en el sentido de que ese chico cuando entra es igual a todos los demás”, puntualizó Schoijet Pineda.

* Agencia Universitaria de Noticias y Opinión.

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