Lomas de Zamora, diciembre 8 (AUNO).- Luego de que AUNO revelara que en el Parque Eva Perón existe un monumento que homenajea a policías y militares caídos en los ’70 y vinculados a operativos contra militantes políticos, la titular de la Dirección de Derechos Humanos lomense, Nilda Rapari, pidió al gobierno provincial información sobre esos miembros de las fuerzas de seguridad. En tanto, en el Concejo Deliberante se debate un pedido para “sacar esas placas” que los recuerdan, y el gremio ATE-Sur y la organización Barrios por la Memoria cuestionaron la política de DDHH comunal.
Rapari aseguró a AUNO que, no bien se establezcan vínculos entre el terrorismo de estado y los policías y militares muertos entre 1971 y 1978, “se tomarán medidas” con el monumento instalado al pie del mástil inaugurado el 23 de mayo de 1980, y aseguró que el director del parque municipal, Horacio Tammaro, había denunciado la existencia de ese homenaje. Sin embargo, cuando esta agencia se acercó a las oficinas de esa dependencia, nadie supo informar nada al respecto.
La funcionaria insistió que su área envió “un expediente” a las carteras de Derechos Humanos nacional y bonaerense para averiguar la identidad de los recordados en el mástil, pero no supo precisar ni estimar cuándo lo hizo. “Estamos esperando para saber a quiénes se está homenajeando. Creo que se va a avanzar positivamente para saber quiénes son y, en base a eso, vamos a decidir qué medidas tomar”, informó.
Por su parte, el concejal del Frente para la Victoria Julio Rivero consideró que el municipio debe “tomar las medidas necesarias para sacar esas placas porque, si no lo hiciese, se iría en contra de las políticas de memoria verdad y justicia que el Gobierno nacional mantiene desde hace once años”. Por eso adelantó que el tema será tratado en reunión de bloque del oficialismo y consideró que el monumento es un “testimonio del Estado represor”.
En la misma línea, su compañero de bloque Emilio Solas se pronunció en contra de la leyenda que reza el mástil (“Muertos por proteger tu libertad”) y señaló que, en la época que se lo construyó, las fuerzas de seguridad eran “funcionales al terrorismo de Estado” y no a la “protección de las libertades del pueblo”.
En este sentido, indicó que no hay que analizar la historia no desde la “teoría de los dos demonios sino desde la defensa de la libertad y la democracia”, y remarcó que “en una guerra los muertos son dignos, pero durante el terrorismo de Estado no”. “Los homenajes tienen que hacerse a las víctimas y no a los represores”, sentenció.
CRECEN LOS REPUDIOS
“¿Qué pasa con las políticas de ‘memoria verdad y justicia’ en Lomas de Zamora?”, se preguntó el integrante de la CTA lomense y del espacio Barrios por la Memoria, Rubén Ciuró, para quien la política de derechos humanos en el distrito “no es tan plena”.
El dirigente consideró que “no se puede dejar de ligar la presencia del monumento a los miembros de las fuerzas de seguridad durante la dictadura con la Masacre de Pasco, ocurrida el 21 de marzo de 1975, y cuya investigación no tiene un pedido de reapertura, pese a ser un delito de lesa humanidad”, y por lo tanto imprescriptible.
De hecho, hay quienes interpretan que esa masacre de Temperley fue una venganza de la Triple A por la muerte de tres policías homenajeados en el mástil del Parque de Lomas: Nicolás Cardozo, Eugenio Rodríguez y Roque Roberto Fredes, caídos el 28 de febrero de 1975. Los tres agentes, además, fueron señalados por el secuestro y desaparición del militante peronista Sergio Alberto Escot.
Ciuró también vinculó el mástil a la polémica designación como consejero escolar y delegado municipal, durante la gestión de Martín Insaurralde, del ex policía Raúl Magallanes, quien había sido denunciado como represor e, inclusive, reconocido por la integrante de Madres de Plaza de Mayo, Sara Peretti, como integrante del grupo de tareas que la detuvo en 1978. “Si a ese monumento no lo saca la Municipalidad, lo sacaremos nosotros”, sentenció Ciuró, parafraseando a la advertencia que la madre de Plaza de Mayo lomense Celia Prósperi hizo ante AUNO cuando fue informada de la existencia del mástil.
Otra referente que se sumó a las críticas al monumento del parque fue Susana Ancarola, de ATE Sur, quien exigió que debería haber “algún pronunciamiento municipal” al respecto, aunque consideró que “sólo borrar del mapa el monumento” no sería lo ideal, ya “hay que recordar que también se hicieron esas barbaridades”.
“Toda la dictadura fue un genocidio dirigido al grupo social que cuestionaba el modelo económico, y también hubo un aparato cultural propagandístico ideológico” para sostenerlo, añadió la dirigente, para quien “la ‘teoría de los dos demonios’ fue también una victoria de la dictadura para avanzar sobre la sociedad”.
Además de los ya nombrados Cardozo, Rodríguez y Fredes, el resto de los mencionados debajo de la leyenda “Muertos por defender tu libertad” son los cabos de la bonaerense Eusebio Lugo, caído el 24 de enero de 1971; Víctor Enríquez, el 21 de febrero de 1973; y César Telechea, el 18 de enero de 1974. También, el sargento Primo Borrego, el 18 de abril de 1973; el mayor del Ejército Jaime Jimeno, muerto el 07 de octubre de 1974; el agente penitenciario Alberto Buzarquiz, el 19 de enero de 1976; el sargento ayudante José A. Pizarro, el 25 de marzo del ’76; y el coronel Ángel Arturo Sureda, del 31 de mayo de 1977.
A ellos se le suman los cabos Cipriano Heraldo Olivar y Marcelino Benítez, caídos el 22 de julio y el 07 de octubre de 1977, respectivamente; y el sargento penitenciario Rodolfo Potter y el mayor Rodolfo Matti, el 20 y 26 de octubre del mismo año. Las últimas tres placas fueron para los subayudantes penitenciarios Daniel Enrique y Juan Pedro Santos, que murieron 1 de diciembre del ’77; y el agente bonaerense Francisco Quintana, caído el 4 de octubre de 1978.
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AUNO-08-12-14