Recordarte es un hermoso lugar

Anoche el Festival Brie presentó _El viejo príncipe_, una adaptación de _El Principito_ en la que el dramaturgo César Brie explora el pasado, la añoranza y la belleza desde la mirada de un anciano convaleciente.»Cuando a la nostalgia la ilumina la verdad, hay belleza», afirmó el artista.

Juan Relmucao

Lomas de Zamora, marzo 20 (AUNO).- El Festival Brie, que hasta el 2 de mayo tendrá en las carteleras del Banfield Teatro Ensamble (BTE) y el Galpón de Guevara obras del actor y dramaturgo argentino César Brie, presentó anoche en la sala banfileña El viejo príncipe, una interpretación del clásico de Antoine de Saint-Exupéry, que extrapola la perspectiva del autor francés de la infancia a la vejez.

La obra, interpretada por Manuela De Meo, Vincenzo Occhionero y Pietro Traldi, actores dirigidos por Brie e integrantes de la compañía Teatro Presente, plantea el discurrir monótono de la vida de Antoine, un aviador devenido enfermero nocturno de un hospital geriátrico y su diatriba ante un horizonte existencial desvaído que cada noche lo encuentra caminando “los pasillos de un desierto”.

La meseta que transita Antoine empieza a temblar cuando el Viejo, un nuevo paciente que sufre de alzheimer, comienza a compartirle su pasado, un derrotero mágico por un planeta diminuto donde puede atardecer 50 veces en un día, todo el amor cabe en la vida efímera de una flor y el peligro toma la forma de árboles gigantes que si no son cortados de raíz pueden cubrir el mundo entero.

Si en principio la postura del hombre es distante y hasta desinteresada, las aparentes incoherencias de un Viejo que ve estrellas donde hay lámparas lentamente empiezan a ganar peso en la perspectiva de su enfermero. La idiosincrasia delirante del enfermo crece en la psiquis de su cuidador; un viento que deja al descubierto esa esfinge pasional que enterraron las arenas de la vida moderna.

Con el correr de los meses, Antoine cae en la cuenta que ese anciano visitado por nietos perdidamente borrachos o perdidamente ocupados, ese paciente que muere de nostalgia por el amor de una flor perdida, ese enfermo abatido que tiembla en la cornisa de la vida tiene mucha más coherencia emocional que la mayoría de las personas y que él mismo. Pero, como sucede con el brillo que proyectan las estrellas tan admiradas por el Viejo, la luz debe recorrer un camino que, a veces, se hace demasiado largo.

Cuando la función termina –ovación de pie y varios pañuelos que, al mismo tiempo, enjugan lágrimas y solapan sonrisas como una improvisada coreografía de lo agridulce- el público deja la sala del BTE y comenta la sobresaliente interpretación de la compañía Teatro Presente y la certeza emocional del texto desarrollado por Brie sobre la base de la famosa nouvelle; líneas como flechas reflexivas que dan siempre en el blanco.

Sentado en una de las mesas del bar del teatro, César Brie sonríe cuando la nostalgia que articula su obra se le es traducida en una frase de Gustavo Cerati: “Recordarte es un hermoso lugar”. “¡Qué justo!, cuando esa nostalgia está iluminada por la verdad, hay belleza”, afirma el artista, próximo a viajar a Salta para presentar su unipersonal Fui.

“El Principito –explica- es un libro muy importante en mi infancia; la idea de ver lo esencial por detrás de las cosas, el mundo de los adultos sin tiempos opuesto al mundo de un niño que tiene el asombro frente a todo, eso me fascina siempre. En este caso lo adoptamos al geriátrico para mostrarlo desde la perspectiva de un anciano que se prepara para partir, para morir. Todo lo que se vive se vuelve nostalgia, recuerdo y cuando desaparecen la pasiones, se puede recordar con calma, con dulzura”, reflexiona el autor.

El festival, que continuará hasta mayo en la sala de Larrea al 900 y en el Galpón de Guevara, de Capital, ya presentó las puestas de Karamazov y Fui y el 2 de abril estrenará la adaptación que Brie escribió en base a La Mansa, de Fiodor Dostoievsky.

AUNO-20-03-2015
JJR-MDY

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