Lomas de Zamora, mayo 26 (AUNO).- El lugar en que se encuentran y el compartir los talleres es la característica que las une. Sus historias de vida es lo que las diferencia. Las tres mujeres que encarnan la historia son Liliana Cabrera, Lidia y María José. La intención de Lunas cautivas, explicó la directora Marcia Paradiso, era que las protagonistas tuvieran antigüedad en el taller y un nivel de escritura con seguimiento, “pero que las historias de vida sean diferentes y, a la vez, tuvieran que ver con la problemática de las mujeres en la cárcel, porque de alguna manera son ellas a las que representan”.
Cabrera, por ejemplo, es la que tiene la condena más larga. Aún le quedan seis años de prisión y prefiere no hacer alusión a ello. Por el contrario, señaló a AUNO: “No es tan importante el porqué (estoy acá), sino hacer un corte desde este punto en adelante. Poder construir para el afuera”.
Ella, es oriunda de Buenos Aires. Como “fajina” (trabajo dentro del penal) es bibliotecaria. Y reemplaza a las profesoras del taller de poesía de Yo no fui cuando no pueden ir. Asiste además a los talleres de filosofía y fotografía estenopéica y estudia derecho en la Universidad de Buenos Aires, desde el penal.
Pero Cabrera no es sólo eso. En julio de este año publicó su primer libro Obligado Tic Tac y se recibió de poeta. También es la ideóloga de la primera editorial cartonera realizada en una unidad carcelaria: Me muero muerta ediciones.
“Buscaba mostrar qué pasaba con la libertad real-material, en comparación a lo que creaba la libertad de la palabra”, suelta Paradiso. Y el caso no tardó en aparecer. Lidia, oriunda de Misiones, entró embarazada y debió dar a luz rodeada de oficiales que la vigilaban, sin nadie que pudiera sostenerle la mano. Ella es la que aparece sumergida en los bosques de Santa Catalina y así dejó testimonio de sus primeros pasos en la nueva realidad, junto a sus cinco hijos.
“Fue muy contradictorio, muy paradójico… Uno piensa que la libertad generaría una alegría y sin embargo no.” Paradiso enfatiza con la mujer como si hubiera sido ella: “Genera ansiedad, una situación muy introspectiva. Empiezan con salidas transitorias y aparece una sensación de desarraigo y se encuentran con las problemáticas que tenían antes. Dejan los talleres, salen a la calle y se encierran, vuelven asustadas. Se produce una situación de vulnerabilidad”.
Por último, María José, o más bien “Gallega”, como lo indica su apodo, es oriunda de España, de Alicante más precisamente. También, forma parte del grupo de poesía y de fotografía. Dado que en diciembre de este año se cumple la mitad de su condena, tiene la opción de ser expulsada del país con la prohibición de regresar por varios años, que determinará la Justicia.
“Majo”, como la llaman sus compañeras, también tiene cinco hijos. Con la más chica no se conocen la cara personalmente, porque quedó detenida en el país a pocos meses de dar a luz. Sólo unas veces se reconocieron la voz por teléfono.
CP-AFD
AUNO-26-05-12