Lomas de Zamora, septiembre 1 (AUNO).-La semana para conmemorar el centenario del nacimiento de Julio Cortázar finalizó con una serie de actividades en la plaza de la estación de Banfield, entre las que se destacaron los concursos de rayuelas, pintura y manchas, y los shows de música y de danzas.
La intersección de las calles Vergara y Maipú vistió desde temprano un suelo lleno de rayuelas, niños saltando sobre los casilleros con números y obras artísticas que multiplicaron el rostro del escritor en muchos colores.
La plaza fue la cita de un cálido cierre del ciclo “Julio en Agosto”, que incluyó también carreras de embolsados, un espectáculo de folclore y una murga, entre otros entretenimientos.
Además, se pudo disfrutar de la feria del libro impulsada por el grupo “El Banfileño”, encargado de la organización de los distintos encuentros con los que conmemoraron los cien años del natalicio del escritor.
El cierre de “La Semana Homenaje a Julio Cortázar”, que había comenzado el martes pasado, contó con la gran participación de los vecinos que se sumaron a la propuesta compartiendo mates, cosas dulces y, por sobre todo, mucho arte.
La plaza fue “tomada” como la casa del cuento de Cortázar, pero para hacerle honor a su nombre y en especial a su obra que tanto enorgullece a la gente de Banfield, que nunca pierde la oportunidad de recordarlo en cada esquina del barrio en el que él también vivió.
Uno de los tantos de los homenajes que se multiplican en la ciudad es la escuela en la que el autor cursó sus estudios primarios, que se hace llamar orgullosa “Los Cronopios de Banfield”, en cuya esquina luce el busto del escritor realizado por el escultor Juan Carlos Mercurio.
Siempre con la iniciativa de invitar tanto a chicos como a grandes a acercarse y disfrutar de alguno de sus textos, este grupo de banfileños despidió la tarde del domingo a pura fiesta. “Yo vivo en Capital hace veinte años, pero siempre sigo viniendo a Banfield, mi barrio, por Cortázar”, confesó una de las vecinas. “Es un orgullo para nosotros que él sea de acá”, aseguró.
De esta forma se cerró el ciclo de homenajes a Cortázar, quizás porque, como dice certero el pasaje de ‘Rayuela’, “el recuerdo es el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso (…) Porque se ha salido de la infancia, se olvida que para llegar al cielo, se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato” .
AUNO 01-09-14
DB-AFG-MFV