Frente a la moda que indica que hay que estar bronceado en cualquier momento del año, muchas personas recurren a las camas solares sin advertir que su utilización desmedida puede derivar en problemas de salud, que van desde el envejecimiento prematuro de la piel hasta el cáncer cutáneo.
El objetivo del proyecto de ley, presentado en el Congreso por el diputado socialista Eduardo García, es limitar la emisión de rayos ultravioletas de los artefactos de bronceado que funcionan en los solarium, para que no sean nocivos, y obligar a quienes brindan este servicio a dar a sus clientes toda la información necesaria con respecto a cómo puede ser afectada su salud por las sesiones de bronceado.
Aunque para lograr vender el servicio quienes lo brindan sostengan que se trata de algo inocuo, los rayos ultravioletas (UV) de las camas solares pueden ser dañinos. Según la Sociedad Argentina de Dermatología, esos rayos provocan el envejecimiento temprano de la piel, que pierde su elasticidad y firmeza. Y recibir más de diez sesiones anuales de bronceado artificial aumenta considerablemente el riesgo de sufrir cáncer de piel, una afección que, según informes de la Organización Mundial de la Salud, empieza a convertirse en una epidemia.
Los ojos también son afectados por los rayos UV, ya que sin la protección adecuada que se logra con unos anteojos especiales pueden sufrir lesiones como la inflamación de la córnea o cataratas.
Más efectos de los rayos UV se reflejan en el debilitamiento del sistema inmunológico, aumentando el riesgo de infecciones o alergias en la piel y disminuyendo la efectividad de las vacunas.
Como agravante, los efectos nocivos de los rayos UV no aparecen enseguida, sino que se hacen visibles años después de que la persona estuvo bajo su acción. Y mientras el peligro no es notorio no se tiene conciencia de él.
Quienes son más afectados por las camas solares son aquellas personas que tiene piel muy blanca y que se queman sin broncearse, o quienes tienen antecedentes familiares de cáncer de piel. El proyecto de ley apunta que es normal que en los solarium todos reciban la misma intensidad de rayos UV, perjudicando a quienes tiene piel más sensible.
Para disminuir la cantidad de afectados por los efectos peligrosos de las radiaciones de las camas solares, el proyecto de ley propone que los aparatos de bronceado emitan rayos UV con una longitud de onda por debajo de los 295 nanómetros, con lo que se baja el riesgo de que provoquen cáncer.
La ley también determinaría la prohibición del uso de los solarium por menores de 18 años, y que se debe informar a los usuarios acerca de que las radiaciones UV pueden afectar gravemente y de forma irreversible la piel y los ojos, que deben utilizar gafas protectoras y que se deben esperar 48 horas entre las dos primeras sesiones.
El autor del proyecto, el diputado Eduardo García, señaló que “no se pretende prohibir las camas solares, sino evitar el uso indebido del sistema por medio de la regulación e informando sobre sus perjuicios y sobre los cuidados que se deben tener a la hora de aplicarse rayos UV”.
AUNO 11/12/04