Lomas de Zamora, septiembre 26 (AUNO).- “Piazzolla no es tango”, se quejaba la gendarmería del 2×4 cuando el genio de Mar del Plata ponía los compases contra la pared y deshacía el género porteño hasta volverlo, para muchos, irreconocible. La perspectiva promovida por Ástor a mediados de los ’40 —con un tango que había salido de la juventud gardeliana y parecía avanzar hacia una madurez establecida de formas y tonos— todavía fecunda estudios y salas de ensayo, como lo muestra Ya Fue, el disco que el grupo browniano Pampa Trash editó el lunes.
Ya desde el nombre, la propuesta de los hermanos Nicolás y Santiago Tognola, Ernesto Herrera, Pedro Elías Kurz y Lucas Monroe desliza la intención: hibridar la impronta de la música ciudadana con el collage diario del tercer cordón bonaerense, un trabajo para ver con unos bifocales que distingan la influencia de Piazzolla y, a su vez, la promiscuidad de género grabada en el ADN de los grupos emergentes.
Es que el disco es tango, pero también folklore, baterías electrónicas, sintetizadores, rock progresivo y poesía conurbana; todo lo que, a su manera, denota esa tapa con un gaucho colorado —poncho y cortos Adidas— que toca una Fender en llamas. “Fat Slim”, cuarta canción del álbum, puede servir para probar un poco del licuado de géneros que salió de las sesiones de grabación.
Cuando AUNO le preguntó al bandoneonista de la banda, Nicolás Tognola, sobre los motivaciones sonoras de la banda, el músico explicó que “en Pampa Trash existe un espíritu deseoso de cambio permanente, rápido y vertiginoso, reflejo de los tiempos que corren, en los que la información circula como tormenta cotidiana, constante y periódica”.
La orgía posmoderna, según Tognola, deviene en que “personas denominadas ‘villeras’ usan camisas Polo y otras a las que se las llama ‘chetas’ bailan cumbia villera; los ladrones dan entrevistas en televisión y se vende el mejor jamón que frote el caño metálico del circo romano de Don Marcelo Tinelli”.
“En resumidas cuentas, la profecía de Discépolo, ‘siglo XX cambalache’, ha parido sus nietos al fin, ¿qué podemos esperar sino cambalache y escándalo?”, remarcó el músico.
Frente a la violencia simbólica —y no tanto— de una era en la que se regalan teléfono celulares de 4 mil pesos para el Día del Niño, la respuesta de la banda es estirar los límites del arte con la misma desmesura en que la realidad se estira a sí misma, de ahí el nombre de su disco.
“_Ya fue_, no existe más el tango, no existen más la zamba ni el rock ni el vals ni la cumbia. Existen únicamente los gauchos, el comodín anacrónico que atraviesa toda manifestación en estas pampas, gloriosa cuenca que parte y se nutre (como Rómulo y Remo) del Río de la Plata”, sostiene.
A la tradición tanguera, entonces, se la llevó puesta la “costera criolla” que va por ruta 4: “extremismo municipal”, define el grupo, que participó del último Festival y Mundial de Tango organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. “Quizás pareció algo marciano, pero está bien que así sea, porque usar corbata y esconder la frescura no tienen nada que ver con el espíritu que dio a luz al tango en tanto síntesis de ritmos, sonidos y frecuencias diversamente populares y masivos en ese momento”, apunta Tognola.
Ya Fue es, además de un ejemplo de evolución de los géneros que forjaron la cultura argentina, una muestra de cómo la trama cultural tejida en el Conurbano influye sobre los músicos jóvenes —algunos segunda generación de nacidos en la Argentina— y sobre el lienzo con el que tratan de ilustrar ese infinito Gran Buenos Aires. En palabras de Tognola, “Pampa Trash sintetiza varios estilos de música popular argentina arreglados con ciertos cuidados meticulosos y ciertos colores de música erudita; los plasma en una manera pop para el disfrute o la identificación de Doña Rosa, un científico o lo que sea que se entienda por ‘rubia teñida’. Que suene la villa 31 adentro del shopping DOT, ya fue”.
AUNO-26-09-2014
JJR-MDY