La normativa de la Dirección de Escuelas bonaerense que posibilita la modificación de los nombres de aquellos colegios denominados con el de algún funcionario de un gobierno de facto despertó varias reacciones de las instituciones, tanto de aquellas que ponen en tela de juicio su designación como las que no.
Una de las denominaciones que podrían catalogarse como “polémicas” es la EPB 44 “Ramón Falcón”, de Almirante Brown. Falcón fue un coronel que participó de la denominada “Campaña del Desierto” y luego jefe de policía que tuvo a su cargo la represión de la llamada “Huelga de los conventillos”, en 1905, y una matanza de trabajadores durante un acto que las organizaciones obreras realizaron el 1° de mayo de 1909. Sin embargo, las autoridades de ese colegio reconocieron a esta agencia que no estaba en sus planes cambiar el nombre del establecimiento educativo “a menos que así lo dispusiera el gobierno provincial”.
Por otra parte, la EPB 98, de la localidad de Fiorito, en Lomas de Zamora, es una de las trece escuelas primarias que no tienen nombre. Docentes, alumnos y autoridades ya están trabajando para bautizarla. “Estamos investigando datos sobre los hermanos Fiorito. Sabemos que Pedro, que dio el nombre al hospital (ubicado en Avellaneda) fue médico. Sobre Carlos (por quien el barrio lomense lleva el apellido) no tenemos demasiada información”, señaló la directora del establecimiento, Irene Potensa.
Mientras continúan averiguando sobre la vida de los Fiorito, cada curso se ocupará de elegir personajes de distintas áreas y luego sometidos a votación por los padres mediante encuestas para que finalmente los chicos elijan. Algunos de los nombres que surgieron son “Martín Fierro” (el libro escrito por José Hernández), “Martín Guemes” (el caudillo salteño) y “Roberto Arlt” (el escritor y autor de “Los siete locos”, entre otras obras).
Antes de que se conociera la normativa provincial, una de las instituciones que había resuelto adoptar un nuevo nombre fue la Escuela de Enseñanza Media 5 “René Favaloro”, de Esteban Echeverría. La iniciativa fue impulsada en 2005, en el marco del proyecto “Un nombre, una identidad”, pero fue aprobada recién en noviembre pasado por la Dirección General de Cultura y Educación.
El proceso de selección implicó un “trabajo de investigación de los alumnos acerca de las distintas personalidades para que la elección fuera a conciencia”, recordó la vicedirectora de la institución, Liliana Espósito. Se habían propuesto los nombres de la escritora Isolina Siciliano y la poeta Juana Manso, y también se había sugerido como denominación “Independencia Argentina”.
“En un momento de valores resquebrajados, es importante que los estudiantes conozcan a quienes quisieron a su país por sobre todas las cosas”, resaltó Espósito.
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