El arquero de Banfield Cristian Lucchetti se mostró hoy dolido por los insultos recibidos por sus compañeros tras la derrota en el clásico contra Quilmes, por la decimosexta fecha del Torneo Clausura 2007, aunque consideró que “el enojo de los hinchas es una consecuencia lógica de la mala campaña” protagonizada por el club del sur del Gran Buenos Aires.
Los simpatizantes del ‘Taladro’ perdieron la paciencia luego del 2-3 frente a un rival ya descendido y el estadio Florencio Sola se transformó en un caldero, con cuestionamientos masivos para los dirigentes y los referentes del plantel, a excepción del ovacionado Lucchetti.
En un semestre muy pobre, que incluye el breve recorrido en la Copa Libertadores de América y un pobre rendimiento en el torneo local, Banfield atraviesa su peor crisis futbolística desde las épocas en que el entrenador uruguayo Luis Garisto llegó para consumar el milagro de mantener al club en la máxima categoría tras un pésimo comienzo de la mano de Ramón Ponce, artífice del ascenso desde la Primera B Nacional.
Lucchetti, que atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera, vive la paradoja de ser parte de un plantel que no consigue resultados y que ya no cuenta con el crédito de los hinchas.
En ese sentido, el guardavallas mendocino se refirió al difícil momento que atraviesa el elenco ‘albiverde’ y, en particular, a la dura actualidad del defensor y capitán, Javier Sanguinetti, uno de los más apuntados por los fanáticos junto con el delantero uruguayo Josemir Lujambio.
“La gente tendría que ponerse a analizar todo lo que Javier le dio al club y respetarlo un poco. La verdad que me duele porque sé lo que quiere y lo que deja por el club. Si la gente supiera cómo está ahora, no lo insultaría porque es uno de los jugadores que ha dejado la vida por esta camiseta y lo va seguir haciendo. No tengo dudas que está en condiciones de seguir jugando y ojalá que la gente lo sepa entender”, enfatizó el Laucha.
Lucchetti agradeció el apoyo unánime que recibió de la parcialidad ‘albiverde’, pero remarcó que “lo ideal sería que todos se vayan aplaudidos, respaldados y que la gente esté contenta”.
“Creo que los resultados son lo único que pueden llevar a eso. Y lamentablemente hoy no se lo podemos dar. Igual, lo de la gente se entiende. Es lógico. No es la campaña que esperábamos… Creo que tenemos plantel para estar mucho más arriba y ellos tienen el derecho de expresarse de la manera que sientan. Es lógico que, al haber hecho una mala campaña, la gente insulte”.
Por su parte, el entrenador Pablo Sánchez asumió que el traspié ante el ‘Cervecero’ fue “la peor presentación” de su equipo desde que tomó las riendas junto con Hernán Lisi, en reemplazo del destituido Patricio Hernández.
El encuentro ante Quilmes le caía como anillo al dedo a la dupla Sánchez-Lisi para comenzar a consolidar su continuidad como directores técnicos, dado que enfrentaban como locales a un rival ya condenado a jugar en la Primera B Nacional y tenían la posibilidad de estirar a cinco los partidos sin derrotas.
Sin embargo, la fría tarde del domingo se convirtió poco a poco en el marco perfecto para una asamblea espontánea de la hinchada local, que recurrió al “que se vayan todos” para cuestionar las determinaciones de los directivos, las decisiones de los entrenadores y la pasividad de los referentes del plantel.
La primera muestra de rechazo se produjo cuando el delantero Pablo Vitti sustituyó a Lujambio. El uruguayo salió de la cancha bajo una cortina de silbidos que superaron ampliamente a los escasos aplausos que bajaron desde la platea.
Finalizado el partido, el uruguayo Lujambio, uno de los próceres de la permanencia en la temporada 2001-2002, optó por no hablar con la prensa tal como acostumbra.
La otra víctima del descontento generalizado fue el ‘Archu’ Sanguinetti, el futbolista que más veces vistió la casaca de Banfield, a quien insultaron y chiflaron luego de que fuera expulsado tras cometer un penal a la postre desviado por Lucchetti.
En ese sentido, ‘Vitamina’ salió a la defensa de sus dirigidos y cuestionó a la hinchada por haberse ensañado con dos hombres muy ligados a la historia de la institución.
“Son jugadores que le han dado mucho a la institución. Los dirigentes luego decidirán si deben quedarse o irse. Yo fui jugador y sé lo que duele. No es grato que tipos que tuvieron una trayectoria grande en el club tengan que recibir esto de la gente”.
Y agregó: “Desde que asumimos lo venimos viendo cada vez que nos tocó trastabillar. Fue una constante en nuestro proceso. Recuerdo que contra Newell’s había insultos a los veinte segundos. Hasta ganando 4-0 había insultos…”
AUNO 29-05-07 MV-MFV