Lomas de Zamora, octubre 28 (AUNO).- La victoria de Sergio Massa en el sur del Conurbano bonaerense es llamativa. En algunos casos, fue empujada por un corte de boleta en contra del candidato oficialista Martín Insaurralde. En otros, el Frente para la Victoria simplemente no logró contener el avance massista en un territorio que consideraba propio, lo que indica que una de las cuestiones que el resultado final de la elección encierra es la pelea por la reestructuración del poder en el peronismo de cara a 2015.
En una columna anterior se dijo que la Tercera Sección electoral de Buenos Aires sería clave para esta elección. Y así fue. Massa se impuso con el 41 por ciento de los votos en esta zona, contra el 39 por ciento que cosechó Insaurralde, a pesar de que casi todos los intendentes reportan al kirchnerismo, con la excepción de Darío Giustozzi (Almirante Brown), segundo en la lista del Frente Renovador.
Si bien Giustozzi se impuso con un cómodo 48 por ciento de los votos en su distrito para todos los cargos (concejales, diputados provinciales y nacionales), el resultado general estuvo empujado por un corte de boleta. A veces los intendentes ensayan movidas de realpolitik en las que despegan su lista de concejales de los candidatos nacionales cuando prevén que el partido va a salir derrotado, porque necesitan mantener el control de su Concejo Deliberante. Para ello, fomentan el uso de la tijera en el cuarto oscuro.
No se puede asegurar ni descartar que uno u otro intendente haya recurrido a este método, pero sí se ve en algunos casos un corte de boleta muy marcado. En Avellaneda, por ejemplo, el FpV que comanda el intendente Jorge Ferraresi ganó con el 39 por ciento de los votos sobre el 21 por ciento del Frente Renovador, pero Insaurralde perdió 41 a 35 contra Massa.
Algo similar ocurrió en Ensenada, donde el oficialismo se impuso en la elección de concejales 49 a 15, pero el massismo ganó 40 a 35 en la de diputados nacionales. En Ezeiza, el dominio absoluto del ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, se mantuvo inalterable y también aquí hubo un corte de boleta que le jugó en contra a Insaurralde, pero por apenas 65 votos. Por increíble que parezca, el Frente Renovador se llevó el 41,93 por ciento de los sufragios del distrito y el Frente para la Victoria el 41,85.
Desplazamientos laterales
Si el corte de boleta fue motivado, debe leerse como un síntoma del proceso político interno del peronismo, donde la certeza de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no podrá acceder a una nueva reelección apura la búsqueda de un sucesor. Puede que algunos crean verlo en Massa y otros en el gobernador Daniel Scioli o en su par entrerriano Sergio Urribarri. Eso se sabrá en su momento.
En otros casos, como el de Lanús o Esteban Echeverría, los intendentes perdieron junto con Insaurralde. En el primero, la lista de concejales apadrinada por Darío Díaz Pérez cayó por 10 puntos contra el Frente Renovador, igual que la de Insaurralde. En el segundo, Fernando Gray (que llevó a su esposa, Magdalena Goris como primera candidata) perdió por apenas un punto y la de Insaurralde por cuatro.
Estos resultados se asimilan mejor a una reducción general del poder de convocatoria del kirchnerismo, tal vez una señal de agotamiento del modelo político que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En este contexto, las figuras que se presentan como alternativas empiezan a ganar votantes y los actores de la superestructura del peronismo se van desplazando conforme los humores generales.
Al tratarse de una elección legislativa, corresponde señalar que con estos resultados el kirchnerismo todavía puede mantener la mayoría en las dos cámaras del Congreso de la Nación, si no se da una fuga de legisladores hacia otros bloques. Si eso ocurriera, la disputa será por el poder de decisión en los grandes temas que hacen a una gestión de gobierno, hasta que en 2015 las urnas vuelvan a hablar. Por el momento, las boletas siguen tibias.
PS-AFD
AUNO-28-10-13