En la discusión para regular la actividad nocturna en la provincia de Buenos Aires, el punto más sensible es el establecimiento de un horario fijo para el cierre de los locales de esparcimiento. Con el objetivo de frenar “la violencia y el descontrol en los jóvenes”, el gobierno bonaerense busca “coordinar topes” entre los municipios, pero aún se mantienen divergencias. En Almirante Brown los boliches cierran sus puertas más temprano que en otros partidos, una medida que cuestionan los empresarios del sector porque “pierden clientes”. En tanto, autoridades de Lomas de Zamora y Lanús plantearon dudas sobre la eficacia de la propuesta del gobernador Daniel Scioli.
Inicialmente, Scioli planteó ubicar el horario de cierre de los locales bailables entre las 3 y 4 de la mañana. Fue el eje más cuestionado desde que comenzó el debate por el control del consumo de alcohol en los adolescentes. El otro aspecto importante es el refuerzo de los controles en la venta de bebidas alcohólicas, que ya se plasmó en una serie de medidas concretas, como los refuerzos en las inspecciones a comercios y en controles de alcoholemia realizados esta madrugada en el norte y en el sur del conurbano.
A grandes rasgos, lo que se pretende es controlar el consumo de alcohol en los jóvenes y las dudas en torno la idea de modificar los horarios de los boliches se centran, justamente, en esta relación causa-efecto. En primera instancia, sucede que son las autoridades municipales las que tienen facultades para determinar los márgenes de acción de los boliches. En Almirante Brown, por ejemplo, la Municipalidad dispuso hace un mes que los boliches tenían que cerrar sus puertas a las 5:30, mientras que en Lanús la actividad nocturna finaliza entre las 6 y 6:30, según informaron fuentes municipales.
Para los empresarios, esta falta de unificación es “perjudicial” porque genera una “pérdida de clientes”. Según Pablo Offer, encargado del local Satchmo’s de Adrogué e integrante de la Cámara de Bares y Bailables de Almirante Brown, “la gente se va a bailar a otro lado”. Y se quejó porque “se trató de una medida inconsulta sin ningún objetivo preventivo y que apuntó a dar el ejemplo”. Tanto él como Francisco Quintans, de SurA, aseguraron a AUNO que les llegó una circular municipal el fin de semana pasado, aunque desde la comuna afirman que el horario se fijó hace un mes.
Aunque toda la discusión gira en torno a frenar la violencia en los jóvenes, fuentes de la Secretaría de Gobierno aclararon a esta agencia que en el caso de Almirante Brown lo que se busca es “una mayor organización en el momento en que los chicos se retiran del boliche y en el tránsito”. Desde fines del año pasado, el Concejo Deliberante trata un proyecto para respaldar el decreto del intendente que prohíbe la venta de alcohol después de las 4 de la mañana y fija como cierre de los boliches las 5.30.
Pero la falta de coordinación no sólo va en contra de los intereses de los empresarios del sector, sino que puede ser contraproducente en relación con los propósitos del proyecto. Al respecto, la titular de Dirección de Habilitación Comercial de Lanús, Lara Villalba, sostuvo a AUNO que “lo ideal sería que todo el conurbano mantenga parámetros similares e incluso habría que coordinar los horarios con la ciudad de Buenos Aires”.
El énfasis está puesto en la unificación de criterios porque la iniciativa de Scioli recuerda a una experiencia idéntica durante el mandato del ex gobernador de la provincia Eduardo Duhalde. En aquél entonces, los boliches de la provincia cerraban sus puertas antes que los de la ciudad, y “fue un fracaso”, en palabras de Oscar Castelucci, de la Asociación Civil Martín Castelucci: “Es que generaba un desplazamiento importante de pibes”, y “si vuelve a implementarse debería haber un acuerdo general respecto del tope”; una perspectiva con la que coincidió la directora de la Secretaría de Adicciones de Lomas de Zamora, Mónica Marchioni.
¿UN PROBLEMA CULTURAL?
“No sé si modificar los horarios puede implicar un beneficio para esta problemática. Uno ve jóvenes consumiendo alcohol a la luz del sol”, remarcó Marchioni y propuso, como contrapartida, “generar espacios donde los jóvenes puedan explotar su capacidad crítica”.
Parte de este “modelo cultural” al que la funcionaria hizo referencia es el hábito del momento previo de ingreso al boliche, popularmente denominado como “la previa”: en Argentina, la actividad nocturna comienza mucho más tarde que en otros; y “si se analiza, los jóvenes entran al boliche bajo efectos de consumo”, recalcó Marchioni.
En este sentido, según los empresarios, son los kioscos y almacenes de los alrededores del lugar los que venden alcohol y, por lo tanto, “el foco que se debería atacar” a través de un control más estricto. Villalba remarcó también la proliferación del delivery de bebidas, como un componente más de la cuestionada “previa”.
Sin embargo, fuera del ordenamiento cultural y de estos hábitos horarios, también pueden existir problemas. Así lo dio a entender Castelucci, el padre del joven Martín que en 2006 fue asesinado por un patovica en Lanús: “Hay controles municipales que funcionan de manera patética. Hay intereses en el medio y negociados entre encargados de los locales y la Policía. Además de discutir horarios hay muchas cosas por hacer”.
MDY-AFD
AUNO-28-08-09
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