Descubrir que en la década del 40 hubo un Harry Potter argentino en “Las escuelas de las hadas” o escuchar discos de cuentos infantiles en las voces de actores como Alfredo Alcón son parte del mundo de sensaciones del patrimonio de la asociación civil La nube, que festeja los 30 años que lleva vinculando la infancia con la cultura con una muestra en la Biblioteca Nacional.
La iniciativa “Los libros para niños en la historia argentina 1880-1980” que organiza la entidad es un ciclo gratuito de encuentros de debate y exposición de más de 248 volúmenes, junto con otros tantos juguetes.
“Ponemos el tema de la literatura infantil sobre la mesa porque a veces aparece minimizado”, fundamenta el responsable de Desarrollo de Recursos y Relaciones Institucionales de La nube, Pablo Geymonat. Así, hasta marzo del año que viene se debatirá sobre el libro infantil en la historia del país y su contribución a conformar la subjetividad, entre otras cuestiones, junto con la exhibición de rarezas como cuentos del poeta Oliverio Girondo ilustrados por Antonio Berni.
Sin embargo, hay una idea que sigue siendo motivo de discusión y que genera resonancia en ámbitos especializados: cómo hacer para que el chico se interese en la lectura. “Hacemos actividades en escuelas y damos charlas para padres y docentes. Muchos dejan de lado el juego como enseñanza y les decimos que se aprende tanto o más que con las materias. Exploramos los intereses en los chicos, que tengan un encuentro placentero con la lectura, y no obligarlos”, remarca Geymonat sobre el plan de acción que llevaron a cabo este año en colegios de bajos recursos de Balvanera y Chacarita, gracias al apoyo del Fondo de Cultura de la Ciudad.
Con la idea de estudiar y difundir las nuevas corrientes pedagógicas y didácticas de la literatura infantil y juvenil, un grupo de docentes a cargo de Pablo Medina creó en 1975 la primera librería dedicada a la venta especializada para niños. Nacía La Nube. “Medina tenía una gran colección de libros para chicos y con el Centro de Investigaciones en Educación Permanente (CIEP) llevaban adelante la revista El loro pelado, donde difundían sus investigaciones en la educación formal y no formal”, recuerda Geymonat.
A medida que el proyecto se tornaba más complejo con programas de capacitación docente, investigación y animación cultural, entre otros cursos y talleres, en 1996 La nube se constituyó formalmente en asociación civil. Hoy reciben entre 100 y 120 chicos por día desde los dos años en adelante, interesados en sus más de 60 mil ejemplares. “Ahora nos estamos preparando para las vacaciones”, se entusiasma Geymonat con la esperanza de contar con más visitantes.
Es que en La nube el cielo siempre se muestra despejado, con el Club del Libro para Niños (que cuenta con 300 socios), el Club de Lectura, la ludoteca, y la biblioteca y centro de documentación para adultos, a los que se suma desde el 19 de octubre el micro radial “Una nube para la infancia” que se emite todos los jueves a las 19 por el sitio www.eter.com.ar.
De cinco minutos, el envío es una colaboración entre la organización del barrio de Colegiales con la escuela de comunicación Eter. “Contamos con material discográfico valiosísimo”, cuenta Lidia Argibay, miembro de la comisión directiva, sobre las recreaciones de lectura, exploraciones musicales y entrevistas con especialistas que realizan en el ciclo. “Hay un intercambio, ya que se piensa en todos los niveles”, explica la mujer.
En general, las actividades son gratuitas, salvo pequeños aranceles para los que quieran retirar un libro a su domicilio. Además, la asociación cuenta con diferentes campañas de socios para aquellos interesados en colaborar, incluso con donación de material.
Se suma una tienda de venta de “cosas para chicos” con libros, discos, juegos, juguetes y revistas de todo tipo. Se trata de la continuación, 30 años después, de la primera encarnación de La nube.
Cómo comunicarse:
Asociación La nube
lanube@asociacion-lanube.com.ar
www.asociacion-lanube.com.ar