La cooperativa IMPA como caso testigo de una pyme relegada

Ante el riesgo de tener que cerrar sus puertas, los trabajadores de la cooperativa metalúrgica IMPA solicita al Gobierno nacional un crédito para saldar su deuda y renovarse tecnológicamente. El pedido también apunta a una línea de subsidios que permita a las pymes poder competir frente a las grandes empresas subsidiadas y la excesiva importación.

Por Favio Orellana

(AUNO-TERCER SECTOR*) Los trabajadores de la recuperada Industria Metalúrgica Plástica Argentina (IMPA), la empresa procesadora de aluminio donde trabajan más de 150 personas, necesitan del apoyo oficial. La movilización de hace días hacia Plaza de Mayo tenía un objetivo: que el gobierno nacional le otorgue un crédito de 10 millones de pesos para saldar su deuda y actualizar la fábrica con tecnología para poder seguir con su producción.
Aunque todavía no terminaron las negociaciones con el Banco Nación, su principal acreedor, Eduardo Murúa, presidente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas explicó a AUNO-Tercer Sector: “Nosotros tenemos una garantía real para hacer frente al crédito: la misma empresa IMPA”, que está valuada en 40 millones de pesos. Sin embargo, en la metalurgia esperan que en el futuro las cosas se aclaren un poco más: “El jefe de Gabinete Alberto Fernández nos dijo que la decisión política para el crédito está, que es un hecho”, tranquiliza Murúa.
En la cooperativa estiman que el millonario préstamo les ayudará a contrarrestar los efectos monopolizadores de su competidor directo, la empresa Aluminio Argentino (Aluar), que goza de los subsidios del Estado desde 1970. Aluar es la única productora de aluminio primario del país y una de las pocas del mundo. “Es un tema que hace a la definición de política económica”, sostiene Sonia Tobal, miembro del centro cultural de la IMPA, y agrega que “parte de la industria nacional desapareció por esto y por la importación desmedida de la industria brasilera”.
Por esta razón, los trabajadores necesitan renovar las maquinarias y así poder expandir su producción. El presidente del MNER es terminante: “Con ese crédito podremos sostenernos bien durante 10 años, saltar de una facturación de 6 a 18 millones de pesos anuales, a pesar de la competencia de Aluar”. Así, también demandan tasas de interés “razonables”, en palabras de Murúa, del 6 o 7 por ciento anual; mientras las grandes empresas gozan “del 2 por ciento”.
No obstante, en la cooperativa se jactan de una pequeña victoria frente a la empresa de la familia Madanes. “Ellos están acostumbrados a que se les pague al contado, lo que para nosotros es sumamente difícil”. IMPA procesa aluminio, no lo produce. En este sentido, en un principio de diálogo hace poco tiempo con directivos de la empresa cedieron un crédito a 60 días. “Queremos respetar las mismas condiciones del mercado, a pesar de que estamos atados a los grandes compradores”, se lamenta el dirigente del MNER.
Según Murúa el pedido que realiza la metalúrgica es “también la lucha por una línea de subsidio para el capital inicial, para que los trabajadores de todas las Pymes puedan llegar al crédito con tasas del 7 por ciento”. En la actualidad se considera que las Pymes llegan al crédito con una tasa de interés del 40 por ciento anual.
A pesar de estos contratiempos, una brisa de esperanza vino desde el Gobierno porteño. “Fue un avance que en noviembre se diera curso a la a ley de expropiación definitiva para empresas recuperadas”, se entusiasma Murúa. Es que este nuevo marco legal de la Ciudad abre otra perspectiva sobre este tema ya que otorga gratuitamente los bienes muebles a los trabajadores y da un plazo de 20 años para la compra de los bienes inmuebles, con un período de gracia de cinco años.
Con respecto al gran pasivo de la cooperativa, en la cooperativa lo atribuyen a varios factores. Uno de ellos fueron “30 años de subsidio del Estado a Aluar”, denuncian los trabajadores. “Estos subsidios al monopolio (del orden de los 5800 millones de dólares en tres décadas) provocan: el retraso tecnológico de las Pymes, la pérdida de fuentes de trabajo, la pérdida de profesionales, la concentración del mercado a favor de ALUAR y sus testaferros, además de la caída del sueldo de los trabajadores”, alegan. Asimismo, cuentan la desmedida importación de productos del Mercosur, por lo que también reclaman un aumento de aranceles del 30 por ciento.
IMPA se hizo cooperativa en 1961, “pero era de nombre porque funcionaba más bien como una sociedad anónima”, recuerda su ex presidente Oracio Campos. En 1997 se presentó a concurso de acreedores con 8 millones de dólares de deuda. “Ahí nos rearmamos como cooperativa y surgió un acuerdo para evitar que nos ejecuten la fábrica”, cuenta Tobal. En la fábrica, donde también funciona un pujante centro cultural, no pierden las esperanzas. “Los pueblos nunca se suicidan”, aclara paciente Murúa y puntualiza “podemos demostrar que se puede producir también de esta manera”.

————————
Cómo comunicarse:
Industria Metálurgica Plástica Argentina (IMPA) y La Fábrica Ciudad Cultural.
Teléfono: 4981-3610/3010/4983-5786 (La Fábrica Ciudad Cultural)
Dirección: Querandíes 4290, Capital Federal.
————————-
*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector

Dejar una respuesta