Lomas de Zamora, febrero 21 (AUNO).- Con la poética visual, la experimentación y cierto devaneo místico como punta de lanza, el Encuentro Regional de Teatro Independiente del Conurbano Sur presentó ayer “Primeras gotas de rocío en el silencio de la mañana”, una obra que apostó por impactar a través de la interpelación metafísica a las cien personas que colmaron el Galpón Diablomundo de Temperley.
Si el inicio de la pieza –con el público agolpado en la vereda y el ruido de la avenida Almirante Brown como orquesta automovilística– fue confuso para muchos por la dificultad para entender lo que las actrices Mariela Rocco y Miriam González decían, el discurrir de la obra no tardaría en abrirse en un extenso delta de cauces sinuosos.
Es que en el derrotero por las diferentes vidas de Marga y Nimué, dos hermanas que se encuentran y desencuentran a lo largo de historias que incluyen –pero no ahondan sobre- experimentación genética, rituales paganos, mujeres que nacen de la espuma del mar y cantos de soprano, entre otros vericuetos, puede haber muchas imágenes y líneas cargadas de poesía, pero cuyo sentido corre el riesgo de diluirse en la explosiva vorágine simbólica que determina la obra.
Más allá de la facilidad con la que las actrices cambian de piel sistemáticamente a lo largo de los 50 minutos que dura la puesta, la abstracción puede llegar a afectar el eje de del texto.
El espectador puede dejar la sala y reflexionar sobre la posibilidad de que el alma registre experiencias de vidas pasadas y la influencia que este conocimiento velado pueda tener en el presente o puede ser ganado por una confusión iniciada una hora atrás, cuando el colectivo de la línea 79 aceleraba a fondo y se llevaba puesto el principio de la obra.
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JR-SAM
