De los miles de José Luis Sánchez que hubo y hay por el conurbano, uno fue un crack con portación de (gran) apodo: Garrafa.
Con el artículo a adelante para subrayar el rasgo barrial, El Garrafa, una película de fulbo (que es lo mismo que fútbol pero no es igual) reconstruye la leyenda del astro pelado de idolatría repartida que tuvo su pico deportivo en Banfield, el club de Sergio Mercurio y Sergio Smietniansky, los responsables de este homenaje documental.
Para qué vamos a contar tontamente en una nota la historia tan bien narrada en una película que estamos recomendando ver.
Solo recordar como datos básicos que Garrafa Sánchez nació en Buenos Aires, pero debutó jugando para el equipo de la ciudad donde murió, Laferrere; que se fue a El Porvenir y después al “conjunto papal” uruguayo, Bella Vista. Hasta que llegó al Taladro, donde jugó 5 años. Su partido inolvidable fue la final por el ascenso a Primera contra Quilmes, en 2001. Bueno, hubo muchos otros.
De su cumbre en la Copa Libertadores con el club del sur viajó rápido de vuelta a Lafe. Personaje de barrio, símbolo de total del fútbol de “potrero” (una especie de Trinche Carlovich con más recorrido en el fútbol) tuvo una muerte quizá al estilo de su desenvoltura: sufrió un accidente cuando hacia unas acrobacias con la moto sin usar casco.
Lo importante: “El Garrafa, una película de fulbo”, se estrenará este sábado a las 22 en Depor TV, el canal público de deportes. Ahí está todo.