“El río no es una variable de ajuste para tener menos costos”

La ACUMAR lleva adelante un plan de saneamiento para revertir el cuadro de contaminación de la cuenca Matanza Riachuelo. Antolín Magallanes, funcionario del organismo, aseguró que «ha habido mejoras sustanciales» en el sistema hídrico y se han realizado varias tareas para mejorar la región.

Facundo Chahín*

Lomas de Zamora, octubre 8 (AUNO).- El Riachuelo fue considerado como uno de los diez lugares más contaminados del mundo, según un informe de los organismos Green Cross International y el Blacksmith Institute, publicado en noviembre pasado. Casi un año después, desde la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) aseguraron que las mejoras en la zona “han sido sustanciales”. “Se logran las máximas recuperaciones posibles, lo que no queremos más es tener esa cloaca y volver para atrás”, afirmó Antolín Magallanes, director general de Relaciones Institucionales del organismo.

La ACUMAR funciona desde 2006, tras la sanción de la Ley 26.168, con el fin de atender la preocupante situación que afecta a la cuenca, de unos 64 kilómetros de extensión del sistema hídrico, cuya desembocadura finaliza en el Río de la Plata. La región sufrió por años la contaminación sin ningún tipo de control por parte de las fábricas cercanas al río, la falta de conciencia de la población que arrojó (y sigue arrojando) todo tipo de residuos, el abandono de barcos en el fondo del río, y los desechos cloacales de miles de personas. Estos temas son analizados por Magallanes, funcionario de ACUMAR y licenciado en Trabajo Social (UBA) que publicó numerosos artículos vinculados al Riachuelo y su problemática.

-¿Cómo califica la situación actual del Riachuelo?
-Creo que hay una situación de tensión importante, al decir esto me refiero a que se ha tensado la gestión en términos de lo que se está haciendo. Había una etapa en la que no se hacía nada, no se limpiaba, no pasaba nada. Luego de la creación de la ACUMAR, se tensa la situación en la cuenca en términos de resolver el problema, y esto hace que aparezcan soluciones. Hubo grandes avances vinculados al ordenamiento del territorio, se han quitado grandes obstrucciones que había en el agua —como es el caso de barcos hundidos—, se han realizado relocalizaciones y un control de las empresas. Obviamente falta hacer cosas como consolidar obras de infraestructura importantes. Una vez que ocurre esto, hay que ver cómo se sostiene a futuro este proceso… ¿Cómo sostenés los cambios que se hacen sin una previa planificación? Sin dudas, la situación ha mejorado. Vale aclarar que el informe que sostiene que nuestro río es uno de los diez más contaminados del planeta es viejo. Esos cálculos son previos al 2010, y la situación actual es diferente.

-¿Qué hechos puede señalar como positivos en los últimos cinco años?
-Por ejemplo, recuperar un espacio público en Lanús donde había un predio de fabricaciones militares. Ahí tenías un basural. Primero lo limpiás, te asegurás que nunca más se vuelva a hacer uno y lo transformás en una plaza, lo saneas. Eso es un cambio. También se genera un cambio respecto a la población. Ahora ya no somos los ‘villanos’ (en referencia a la ACUMAR), los que traemos problemas, los que queremos multar. Se entiende que este es un cambio que les va a servir a todos. La limpieza de barcos y autos que se hallaban en el fondo de la cuenca es de gran importancia. Estuvieron por años en el fondo sin que nadie los sacara.

– ¿Ahora bien, es posible pensar en una purificación completa o al menos avanzada de las aguas? ¿En cuánto tiempo se podría lograr?
-Sí, es posible. Hoy el río está mejor en calidad de agua, hay un montón de mejoras y está demostrado. Pero el río no se mejora todo junto. Cuando hay una mejora en (el partido de General) Las Heras, por citarte un lugar, eso no se expresa en el Río de La Plata. El río se mueve de distintas formas. Entonces, lo que vas logrando son saneamientos parciales en arroyos, riachos, afluentes. Si yo voy al Riachuelo, ¿me encuentro con lo que era antes, un lugar todo lleno de basura? No. Me encuentro con otro tipo de residuos sobrenadantes. Los niveles contaminantes en algunos lugares cambiaron, en otros se mantienen iguales, pero ese cambio se está dando. Vas subiendo la vara, y poniendo más exigencias para lograrlo. Los procesos de saneamientos de otros ríos importantes del mundo llevaron entre 25 y 30 años, por ejemplo el Támesis de Londres o ríos de China, que están contaminados. Nuestra cuenca presenta complejidades muy particulares, y para comprenderlas hay que entender un proceso histórico de un país que comprimió su producción y la llevó al Puerto de Buenos Aires. Es un país que eligió que todo pase por acá (en Buenos Aires). Al comprimir la industria, el lugar expresa una saturación. El río explota a raíz de ella, pero se puede mejorar. Tampoco vas a tener agua como la del deshielo de las montañas. Se puede llegar a pescar en algún momento, pero tal vez no te comas los pescados, podés llegar a utilizar el río para recreación con deportes acuáticos, pero tampoco se recomendaría nadar prolongadamente ahí. Si te caes no te va a pasar nada. Se logran las máximas recuperaciones posibles, lo que no queremos más es tener esa cloaca, y volver para atrás.

-¿Cómo se hace para cambiar la mentalidad de la población, con el fin de que se deje de contaminar el río como si fuera algo normal?
-Con insistencia. Yo te invito a que visites cualquier parque público un lunes por la mañana para que veas como queda. Andá un lunes a las 6 de la mañana al Rosedal y fíjate como está, parece que hubo una batalla campal. Con el río sucede lo mismo. El peor momento del Riachuelo es el lunes por la mañana, como es el peor momento también en los lagos de Palermo: lleno de residuos. Obviamente hay que cambiar la conducta de las personas, por eso trabajamos en un plan integral de saneamiento que no implica solo limpiar, sino también cambiar conductas, y eso se hace con obras. En Lomas de Zamora, entre la General Paz y Camino de Cintura, hemos hecho un Camino de la Ribera que no estaba, y se relocalizó la Saladita, que estaba al borde del río. Sacarla de allí implicó sacar un montón de basura sólida que caía sobre el Río Matanza. Ese es un cambio de mentalidad, porque hoy los de La Salada saben que ahí no se pueden poner más. Ahora que se logró este cambio, hay que mantenerlo. Lo mismo sucede con las fábricas, que deben presentar un plan de reconversión industrial para contaminar menos. Eso implica un cambio de mentalidad. Esto se ve hoy en día, en especial en la gente que vive cerca del río. Y por supuesto, con educación, tomar conciencia de que al contaminar la cuenca, nos estamos dañando a nosotros mismos.

– ¿Ha bajado el nivel de contaminación que ejercen las industrias? ¿Hay regulaciones o restricciones que recaigan sobre ellas?
-El nivel de contaminación bajó, porque hoy en día las industrias están censadas y hay un mapa de lo que hace cada fábrica, que antes no existía. Después hay diferentes tipos de desechos que se arrojan. No es lo mismo una peluquería de barrio que una empresa que trabaja con ácido sulfúrico. Al tener el tema más controlado, ya hay un cambio. De las 1.300 industrias que hay que reconvertir, ya hay entre 300 y 500 que lo han hecho. Las demás están en proceso de reconversión, y esto implica presentar un plan donde se intenta justamente cambiar esa política de contaminación. El río no es una variable de ajuste para tener menos costos.

-¿Qué rol cumple esta institución en relación a las personas que viven a orillas del Riachuelo? ¿Qué tipo de ayuda se intenta brindar?
-Toda la población que está al lado del Riachuelo es la que más atendemos. Una de las primeras decisiones fue liberar el camino de Sirga, que era un lugar donde se amarraban buques, de modo que quede libre y nadie pueda vivir ahí. Por lo general, la población que vive en esos lugares suele tener problemáticas habitacionales, sociales, y al no tener otros lugares, se han instalado en los márgenes del río. Por eso, se trata de relocalizar a las familias que viven ahí. Del lado de Provincia, prácticamente no tenemos a nadie viviendo en los márgenes, salvo en Lanús donde quedan tres familias, con temas judiciales por resolver. Ya son tres cuando antes eran 25. Del lado de la Ciudad, aún hay que resolver los dos casos más emblemáticos, que son la Villa 26 y la Villa 21/24 en Barracas, donde ya empezaron los procesos de relocalización. Por supuesto que ahí se necesita la ayuda de los gobiernos locales, que definen un predio donde se llevan adelante las viviendas, y Nación financia el proyecto. Pero creo que comparado con años anteriores, ha habido mejoras sustanciales, y este es un proyecto que va a seguir, un camino que está recorrido, y nadie va a poder venir a parar esto.

*Alumno de la cátedra de Taller de Periodismo Gráfico
AUNO-08-10-14
FC-SAM-MFV

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