(AUNO-TERCER SECTOR*) En forma paulatina, las aguas comienzan a bajar en la ciudad Santa Fe. Pero la contaminación y los desperdicios esparcidos por la inundación permanecen e incrementan, a medida que se acerca el invierno, el riesgo de una epidemia. Con la intención de evitar una catástrofe sanitaria, la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) destacó un equipo de profesionales en el lugar que trabaja para contener la propagación de enfermedades.
Desde hace quince días, un grupo de ocho médicos (cuatro argentinos y las misma cantidad de españoles) asisten a los evacuados con relación a las distintas medidas de profilaxis que deben adoptar para contener un posible brote epidemiológico. Trabajan en colaboración con las autoridades locales y distintas organizaciones sociales, como la Cruz Roja local.
Rafael Sotoca, un médico español de 31 años que coordina esta intervención de MSF, manifestó a AUNO-Tercer-Sector que la situación es “crítica” y que puede empeorar a medida que se aproxime el invierno. En tal sentido, recomendó una intensa campaña de vacunación contra la Hepatitis A, el tétano y el botulismo, entre otras afecciones que pueden afectar a la población.
“La situación sanitaria es crítica. Media ciudad todavía se encuentra debajo del agua. Hay 4 mil viviendas destruidas, 70 mil evacuados, y todas las napas freáticas contaminadas. Los desperdicios que quedan esparcidos tras el descenso del agua constituyen un grave peligro. Hay que iniciar una intensa campaña de vacunación antes de que llegue el invierno. Si no se actúa rápido la situación puede empeorar”, señaló.
Por estos días, algunas familias retornan a sus hogares e inician tareas de limpieza que dejan como resultado hasta dos toneladas de basura, una cantidad de residuos que el municipio no está en condiciones de recolectar y que potencian el peligro epidemiológico.
En este contexto, la tarea de MSF consiste en otorgar asistencia profesional a los evacuados en los distintos centros de alojamiento con el propósito de vacunar e instruir sobre distintos procedimientos higiénicos que deben seguir antes de habitar su casa.
Sotoca, alertó también sobre el cuidado que se debe tener con los niños. “La situación más grave la pueden padecer los chicos de hasta dos años de edad, si se propagan las diarreas como producto de la contaminación del agua”, advirtió.
“El agua que se extrae de los pozos está totalmente contaminada, no así la que circula por la red local. La población debe tener mucho cuidado al momento de consumirla. En caso contrario pueden generalizarse las diarreas, lo que puede ser muy perjudicial para los lactantes”, explicó Sotoca.
En ese sentido, aseguró que, si en un primer momento fueron necesarias donaciones de alimentos no perecederos, ropa y pañales, ahora, en esta etapa, es necesario el aporte de filtros de agua, pastillas de cloro, y bombas extractoras.
“La sociedad argentina fue muy solidaria con el pueblo de Santa Fe. La ayuda llegó y se distribuye, con algunos inconvenientes, cierto, pero está. Ahora, harían falta elementos para potabilizar el agua. La ingesta de líquidos contaminados será lo más urgente que debamos atender para paliar la crisis que vendrá. Habría que organizar una recolección de pastillas de cloro y distintos filtros”, recomendó el médico.
Sotoca está en la Argentina desde hace dos años. Realizó junto con MSF intervenciones en provincias como Tucumán, Salta y Jujuy. Aunque estuvo en lugares más inhóspitos y carecientes, asegura que nunca vió algo semejante a la tragedia de Santa Fe, con el desborde del Río Salado.
“Me cuesta creer cómo el agua puede tener una fuerza semejante, un poder tan destructivo. En cuestión de horas, la crecida de un río dejó a 23 mil personas sin vivienda. Lo que sucedió aquí es sin duda una crisis humanitaria”, observó.
Tanto es así que, según su opinión, las autoridades provinciales y nacionales se vieron absolutamente “desbordadas”, y hacen lo que está a “su alcance”. Y al respecto, se mostró partidario de la creación de algún organismo de tipo internacional, capaz de intervenir en catástrofes de tal magnitud.
“El rol de la autoridades con respecto a la cuestión hídrica no es mi competencia juzgarla. Pero en materia sanitaria, está claro que se vieron desbordados e hicieron lo que pudieron. Hay que crear una entidad, en el marco de la ONU, que intervenga con mayor rapidez en este tipo de casos. Es la enseñanza que la organizaciones humanitarias debemos extraer de experiencias tan terribles como éstas”, puntualizó.
* Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector