Lomas de Zamora, octubre 6 (AUNO).- Los registros oficiales de la AFA dicen que apenas 1.539 personas pagaron la entrada para ser, sin calcularlo, testigos de la historia. Se estima, no obstante, que la concurrencia, si se computa el ingreso de socios y colados, llegó a los 5 mil. Aquella tarde, con poco más de 10 mil pesos como producto de la recaudación, el estadio Florencio Sola —que había sido inaugurado otro 6 de octubre, pero de 1940 (derrota por 1-0 con Independiente, con gol del paraguayo Arsenio Erico)—, fue el escenario de un episodio sin igual en el fútbol profesional de la Argentina: Banfield le ganó 13 a 1 a Puerto Comercial de Ingeniero White y estableció el récord de la mayor goleada desde que en 1931 se organizaron los torneos rentados en el país. También pasó a la posteridad el delantero la tarea de Juan Alberto Taverna, que marcó siete de los 13 tantos y se convirtió también en el máximo anotador en un mismo partido. Todo eso sucedió hace 40 años, en un partido válido por la 12ª fecha del grupo A del extinto Torneo Nacional.
La noticia, que incluía dos registros que todavía lucen inalcanzables en el libro de los récords del fútbol argentino, pasó a un segundo plano para los editores de los diarios nacionales, perdido en las páginas de las crónicas deportivas del lunes, por debajo de los triunfos de Rosario Central y Newell’s sobre Boca y River, respectivamente, la goleada de San Lorenzo contra Aldosivi o la ajustada victoria de Racing ante San Martín de Tucumán. Algunos, en sus comentarios breves y sin fotografías, ni siquiera repararon en las dos plusmarcas. Sin embargo, en el Sur del Gran Buenos Aires, la historia quedó grabada a fuego, a tal punto que el pasado sábado, en el entretiempo del partido contra Belgrano de Córdoba, los héroes de aquella tarde volvieron a ser reconocidos por el club.
Banfield, que era dirigido por Héctor D’Angelo, andaba con ganas de pelear por el protagonismo junto a Boca y Rosario Central, los dos grandes animadores de su zona. Sin embargo, el equipo —que tenía a Ricardo La Volpe en el arco— no pudo llegar más lejos en su aventura al quedar tercero en su grupo. De hecho, tras la hazaña de los siete goles y de haber pasado al frente en la tabla de máximos artilleros, Taverna, más tarde involucrado en un confuso episodio de doping, el primero de la historia oficial del fútbol argentino, jugó sólo dos partidos y no volvió a convertir.
Puerto Comercial, en tanto, se entremezclaba por primera vez con la elite del fútbol argentino luego de coronarse campeón de la Liga del Sur, a la que no quiso descuidar. Así, con algunos refuerzos “porteños” con los que hubo algunos roces con los otros integrantes del plantel, jugó la mayoría de los partidos del Nacional con una formación alternativa, ya que la premisa era ser protagonista en el pago chico. La apuesta le salió mal al equipo donde se lucía como mediocampista el hermano de ‘Chocolate’ Baley: perdió 16 de los 18 partidos disputados (los otros dos, curiosamente, los ganó: 1-0 a Jorge Newbery de Junín y 4-3 a All Boys) y recibió 75 goles (un promedio de cuatro por encuentro).
El 6 de octubre de 1974, el mismo día que el piloto austríaco Helmuth Koinigg moría en un accidente durante el Gran Premio de Fórmula 1 de Estados Unidos, en el sur del Conurbano bonaerense se celebraba, con unos pocos miles como testigos, el día de los récords del fútbol argentino.
Más información: Historias máximas, en la revista El Cruce
AUNO 06-10-14
MFV