Lomas de Zamora, septiembre 18 (AUNO)- Son las seis de la tarde y en el barrio porteño de San Telmo no circula tanta gente como en el microcentro: quizás se debe a que las calles son particularmente angostas, o tal vez al viento que sopla con fuerza. En Defensa 372 se encuentra la Casa Télam, conocida internamente como el “viejo edificio” de la agencia de noticias estatal, que fue reemplazado hace varios años por una moderna torre ubicada a algunos metros.
La instalación, que supo defender al pueblo de las Invasiones Inglesas (de ahí su otra denominación, “Casa de la Defensa”), hoy alberga sólo a los antiguos empleados y a algunos funcionarios importantes de la agencia. Además, funciona como la sede de varias charlas, presentaciones y conferencias. El periodista Emilio Ruchansky decidió lanzar allí su más reciente libro, “Un mundo con Drogas”.
El protagonista de la jornada se pasea por la sala, se apoya junto a la barra y mientras charla, come un poco del cátering que la casa dispuso para los invitados.
El salón, relativamente pequeño, queda al fondo de un largo pasillo, que a sus costados descubre numerosas puertas. La charla es iluminada por la poca luz que queda de la tarde, y por un gran candelabro antiguo color negro. Casi todas las sillas están ocupadas, algo que el anfitrión percibe ya que confiesa abiertamente: “No esperaba tanta gente”.
La mesa del panel tiene cuatro asientos; uno para un empleado de Télam que abre la charla, y tres para los disertantes. Ruchansky se sienta en la última, dando a entender que será el último en hablar. A su lado está el ex ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, encargado de prologar el libro. Al lado del magistrado se encuentra un viejo compañero de trabajo del anfitrión: se trata del director de la revista de cultura cannábica THC, Sebastián Basalo, quien trabaja en ese proyecto periodístico junto con el autor del libro hace más de nueve años.
El primero en exponer es Zaffaroni, presentado como una de las mentes más lucidas en cuanto al derecho se trata, y recibido con fuertes aplausos. El ex juez hace honor al piropo recibido hace instantes, y comienza su charla relacionando las drogas con la antigua persecución social hacia lo desconocido: “Hoy ya no quemamos brujas, sin embargo parece que necesitamos generar un enemigo social, un Satán”.
Luego, el reconocido penalista apela a la historia cuando se refiere al artículo 19 de la Constitución Nacional, encargado de ponerle un límite al Estado por sobre las acciones privadas de los hombres: “Este artículo, redactado hace exactamente doscientos años, en otras palabras, dice que el Estado no puede imponer una moral. Una cosa es el pecado y otra muy distinta, es el delito”.
Terminada la exposición del jurista, es el turno de Basalo. El periodista centra su reflexión en la dificultad de hacer periodismo sobre drogas, ya que según el director de la THC, escribir “sobre algo que no se hablaba exigía laburo y especialización”. A este factor, se le suma lidiar con la ilegalidad, puesto que “según la actual Ley de Drogas, no está permitido hablar en ningún medio acerca de sustancias prohibidas”, sentencia Basalo.
Finalmente, es el turno del autor de “Un mundo con Drogas”. Ruchansky es frontal desde el principio, al sentenciar que “en Rosario hay 200 pibes muertos en un año. La mayoría son ‘soldaditos’, chicos de 16 años promedio obligados a vigilar los búnker donde se comercia la droga”.
“El debate sobre drogas se centra en los consumidores, cuando según la Organización Mundial de la Salud, sólo el cinco o diez por ciento de los usuarios tiene problemas con el consumo. Ojalá fuera un problema de nosotros los consumidores; es una cuestión de derechos humanos”, reflexiona Ruchansky.
*Nota realizada para la materia Taller de Periodismo Gráfico
AUNO 18-09-2015
SM-AFG