Al cumplirse un mes de que el joven Martín Castellucci muriera luego de que haber sido golpeado por patovicas del boliche La Casona, de Lanús, el padre del joven reveló una “irregularidad” que involucra al intendente Manuel Quindimil. “Se trata de una ordenanza sobre seguridad en locales bailables que había aprobado el Concejo Deliberante, que el intendente tenía 10 días para aprobar o vetar y que, sin embargo, fue archivada”, precisó a AUNO Oscar Castellucci, padre del joven fallecido.
Según las precisiones brindadas por el hombre, la ordenanza en cuestión reglamenta de manera integral las actividades de seguridad interna de los locales bailables del distrito. Fue sancionada por el Concejo Deliberante de Lanús el 8 de enero de 1999 y se encuentra originada en el expediente 00316/98.
Desde una perspectiva jurídica, el padre de Martín interpretó que “al no vetarse fue aprobada, motivo por el cual lo que la ordenanza establecía eran medidas de seguridad que el boliche no cumplía, por lo cual debía estar cerrado. De no haber sido por el incumplimiento de la Municipalidad (de Lanús) mi hijo estaría vivo”.
La información fue difundida por los mismos familiares y amigos, que repartieron volantes en el centro de esa localidad bonaerense para solicitar “castigo para todos los culpables y justicia”.
En diálogo con esta agencia, el padre del muchacho anunció que “el gesto simbólico” de repartir volantes fue apoyado por instituciones de Lanús.
El sábado 2 de diciembre de 2006, Martín Castellucci había ido a “La Casona”, el boliche ubicado en 25 de Mayo 79, de Lanús Oeste, y empleados de seguridad del lugar no permitieron el ingreso de uno de sus amigos. Cuando Martín consultó a los patovicas por qué no dejaban ingresar a su amigo, le cayeron a golpes de puño, según los testigos.
Martín falleció el 6 de diciembre en el Instituto del Diagnóstico de la Ciudad de Buenos Aires, presuntamente como consecuencia de la golpiza.
Oscar Castellucci, padre del joven asesinado, cree que su hijo “fue otra víctima más de la discriminación y de la violencia sin sentido de una sociedad en la que parece no haber otro valor más importante que el lucro”. Por este motivo continúa pidiendo “castigo para todos los culpables” y ayuda a la comunidad “para torcerle el brazo a la impunidad”.
El hombre responsabilizó al dueño de “La Casona”, Atilio Amado, como autor intelectual, y a los dos empleados que “golpearon” a Martín, José Segundo Llinqueo Catalán y Jorge Romano, como autores materiales. Catalán es el único detenido en la causa, con prisión preventiva por homicidio simple.
Los amigos de Martín que estuvieron ese día contaron cómo “a Martín lo arrastraron para sacarlo del lugar, lo dejaron tirado en la calle, y cómo los policías lo llevaron un poco más lejos”.
En tanto, el gobernador bonaerense, Felipe Solá, ordenó el pase a servicio pasivo a los agentes de la Policía Bonaerense que custodiaban las cercanías del local y que, según los testigos, “cuando a Martín lo dejaron tirado los patovicas en la calle, los policías sólo lo arrastraron un poco más lejos”.
Luego de la golpiza, el pibe fue abandonado a metros del boliche y, posteriormente, llevado por sus amigos al Hospital Vecinal de Lanús, donde le brindaron los primeros cuidados prara trasladarlo luego al Instituto del Diagnóstico porteño, donde murió cuatro días después.
“De la muerte de Martín hay muchos responsables. No sólo los que lo golpearon sino también el dueño del local, responsable personal de la discriminación racial y social que imperaba en el boliche, que autorizaba de hecho esas golpizas y que pretendió, además, encubrir el asesinato instigando a sus empleados al falso testimonio”, opinó Castelucci.
“La clausura definitiva es simbólica y mi sueño es que se expropie el predio que sirvió para discriminar y golpear chicos, y se haga un lugar de valor social y reflexión”, expresó el padre.
LP-AFD