Lomas de Zamora, mayo 19 (AUNO).- El Tribunal Oral en lo Criminal 10 de Lomas de Zamora confirmó que dentro de dos semanas dará su veredicto por la muerte de Franco Cajal, un adolescente de 14 años que el 12 de enero de 2009, mientras se encontraba cuidando el caballo de un vecino junto con su hermanito de 8 años, murió al quedar en medio de un tiroteo en la localidad de Transradio y por el cual están imputados tres hombres.
La sala donde tuvo lugar el juicio rebasaba de gente. De un lado los representantes de la ley: el fiscal, los abogados defensores de la familia Cajal y los abogados defensores de los acusados del homicidio. Del otro lado, la madre de Franco, Mabel, sus parientes y allegados y la esperanza de que se haga justicia. “Franco era un chico re tierno, lo querían todos. Era muy inocente, muy bueno”, recordó la mujer, quien además llevaba puesta una remera con la foto de su hijo.
El murmullo era constante, pero bastó el sonido de una puerta que se abría para dar lugar a un silencio general. A través de ella ingresan los inculpados Javier Cano y los hermanos Martín y Hernán Maximiliano Irrazabal, seguidos de otros tres guardias que iban detrás. En menos de un minuto, les sacaron las esposas de las manos y se sientan con sus abogados defensores. De tanto en tanto se daban vuelta y miraban a los presentes.
El crimen ocurrió la tarde del 12 de enero de 2009 mientras Franco estaba cuidando el caballo de un vecino, quien le pagaba para que lleve al potrillo a pastar. Según los relatos de la causa, los tres acusados llevaban discutiendo con un tercero, Esteban Mirandes, desde hacía tiempo. Ese día, decidieron salir a buscarlo. Se subieron a un auto y circularon a gran velocidad hasta la esquina de Lozano y Moreno, justo donde estaba Franco.
El fiscal que lleva adelante la causa, Ariel Bettini Sansoni, explicó a AUNO que “aún sabiendo que Franco estaba a pocos metros, efectuaron el disparo igual, por lo que la bala impactó en el adolescente que era totalmente ajeno a esa pelea”. Luego del suceso, los tres huyeron del lugar para buscar sus pertenencias y fugarse.
“Todo pasó muy rápido”, contó la madre de Franco. “Yo estaba adentro y lo escuché gritar como nunca antes lo había oído, entonces salí a buscarlo y vi que venía corriendo hacia mí, pero se desmayó a mitad de camino”, agregó.
El proyectil disparado impactó en el corazón y los pulmones de Franco. No se produjo orificio de salida, por lo que a pesar de ser trasladado al hospital más cercano, el desenlace fue inminente y desató la lucha de Mabel para que la causa pueda elevarse a juicio oral.
La fiscalía acusa a los autores del disparo porque considera que, más allá de la persona a la que se quiso disparar, esa acción constituyó un “homicidio”. Luego del asesinato, Javier Cano se fugó de Transradio y llegó hasta Tierra del Fuego, pero fue encontrado y detenido por la Policía durante un allanamiento el mismo mes del crimen. Los hermanos Irrazábal corrieron con un poco más de ventaja, pero el final coincidió con el de Cano: fueron detenidos en el transcurso de octubre y noviembre de 2009. Los tres se encuentran con prisión preventiva.
Siempre según los testimonios del juicio, tanto los hermanos Irrazabal como Javier Cano contaban con antecedentes de violencia en el barrio. Acorde al fiscal Bettini Sansoni y algunos testigos que declararon, los tres son “personas violentas” y “hacía tiempo que se escuchaban disparos en el barrio porque estaban buscando a Mirandes para matarlo”.
Por su parte, la ex mujer de Cano, con quien tiene un hijo de 6 años, declaró ante los jueces José Polizza, Daniel Mazzini y Susana Silvestrini del TOC 10 que su ex marido “es una persona violenta y la gente le tenía miedo. Siempre tuvo un arma de fuego en casa. Cuando tenía un problema con alguien siempre venía a buscarla”.
El fiscal y el abogado de la familia Cajal, Christian Gabriel Ferreyra, pidieron una condena de cuatro años para Javier Cano por “tentativa de homicidio” contra Esteban Mirandes y otra pena de 20 años para los hermanos Irrazabal, por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
Durante la semana pasada tuvieron lugar los alegatos, etapa del juicio oral donde, tanto el fiscal como los abogados, exponen por escrito las razones que beneficien o perjudiquen a ambas partes y que luego será considerado por el tribunal a la hora de dictar la sentencia.
En el transcurso de dicha etapa, el abogado Ferreyra coincidió con el fiscal al solicitar una pena de 20 años para los Irrazabal. En ese momento, en el clima de la sala reinaba la tensión, pero Maximiliano Hernán Irrazabal rompió el silencio e insultó al fiscal Bettini Sansoni, por lo que tuvo que ser retirado del lugar.
Mabel Cajal tiene confianza en este proceso. “El primer día del juicio me fui más tranquila, porque esto no puede quedar así. Como madre tengo que seguir con esta lucha y sacar todas las fuerzas para seguir adelante con la frente en alto”, concluyó, mientras espera que los próximos días puedan poner fin a su espera.
MP-AFD
AUNO-22-05-12