En el marco del plan de saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo, la Secretaría de Ambiente de la Nación detectó durante un operativo de control en el barrio Nueve de Abril, partido de Esteban Echeverría, dos basurales que funcionaban de manera “ilegal” y clausuró en forma total y preventiva a una empresa dedicada al acopio de escombros, ubicada en la calle Condie y el límite del Río Matanza de ese partido.
Los basurales clausurados se encuentran ubicados en las calles Moreno y La Rábida, del barrio Nueve de Abril, y en un predio de José M. Paz, donde también detuvieron a tres personas que fueron sorprendidas arrojando basura de manera “ilegal” y retuvieron a los camiones con los que transportaban el material contaminante, según se precisó a través de un comunicado.
En el basural a cielo abierto se encontraron toda clase de residuos, hasta patológicos, debido a que los desechos que llegaron hasta allí no contaban con ningún tipo de tratamiento previo a pesar de que Poder Legislativo bonaerense promulgó la ley n° 13.592, que establece que los municipios deberán garantizar la erradicación de estos predios y evitar la apertura de nuevos lugares con igual fin.
“La provincia de Buenos Aires tiene 13.827.203 habitantes, de los que aproximadamente 2.682.768 arrojan sus desechos en basurales a cielo abierto”, estableció un censo de 2001 realizado por la secretaría de Ambiente de la Nación, cifra que se ve agravada por el hecho de que la misma medición determina que sólo un habitante produce aproximadamente 850 gramos de basura por día.
Del mismo modo, la cartera a cargo de Romina Picolotti clausuró a una empresa llamada Juan Pablo Arnaldi, debido a que “no dispone de un área adecuada para el manejo y acopio transitorio de residuos peligrosos”, según afirmó el titular de Control y Fiscalización Ambiental y Prevención de la Contaminación, Raúl Vidable, a través de un comunicado.
Uno de los motivos por los que se produjo la clausura de la industria fue que disponía de un predio de cuadro hectáreas y media con montañas de escombro y residuos de hasta 500 metros cuadrados a cielo abierto y sin sectorizar, según detallaron las autoridades.
Latas de pintura, espuma de poliuretano, cemento y sal fueron sólo algunos de los “residuos peligrosos” que se hallaron en el predio, pero según las autoridades lo que agravó la situación fue que esos montículos segregados y esparcidos se encontraban a orillas del río La Matanza, convirtiéndose así en un foco de contaminante.
Otro factor que, según la secretaría, agravaba la situación de la empresa fue la cercanía que tenían los residuos a la costa del río, ya que el impacto con el agua facilitaba el escurrimiento de las sustancias contaminantes a las napas freáticas y esto perjudica a la mayoría de las personas que viven en el lugar en condición de pobreza debido a que consumen agua de pozo.
AAF-AFD
AUNO-19-03-08
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