(AUNO*).- Especialistas argentinos investigan la utilización de un stent -diminuta malla tubular metálica que apuntala las paredes de las arterias obstruidas luego de ser destapadas-– asociado a drogas administradas por vía oral, en reemplazo del dispositivo que libera por sí solo los medicamentos en el organismo.
De comprobarse su efectividad, los costos de tratamiento para los pacientes con obstrucción coronaria se reducirían en un 60 por ciento.
El estudio observacional, que incluye la evaluación de unos 35 pacientes, es llevado a cabo por un grupo de especialistas del Sanatorio Otamendi y Miroli, encabezado por el jefe de Hemodinamia y Cardiología del centro, Alfredo Rodríguez, y consiste en suministrar a pacientes con stent la droga que viene en los dispositivos con medicamentos.
La utilización del stent convencional indicado en los casos de obstrucción arterial por grasa o colesterol se viene realizando desde hace ya varios años. Pero según los médicos, el problema es que desarrolla una cicatrización del baso en forma exagerada. Además, en un 20 por ciento de los casos el stent se cierra y hay que volver a intervenir al paciente.
Por este motivo fue creado hace dos años el stent que libera medicamentos y evita la cicatrización de la arteria, además de reducir la posibilidad de que se vuelva a cerrar de un 20 a un 6 por ciento. Las desventajas son los costos elevados del dispositivo, que no es cubierto por las obras sociales.
“Observamos que cuando la droga administrada por vía oral alcanzaba niveles adecuados en sangre, la reestenosis era muy baja, es decir que también impedía la cicatrización del stent”, aseguró Rodríguez en declaraciones a la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión.
Paralelamente en la Fundación Cardiovascular de Washington se hizo un estudio similar y se obtuvieron los mismos resultados. “La ventaja es tremenda, porque los costos se abaratarían muchísimo ya que en la Argentina el costo de un stent con droga es de aproximadamente 3.500 dólares y el costo de un convencional es de 800 dólares y el tratamiento con medicamentos es de 300 dólares”, señaló el especialista.
La primera fase consistió en la realización de un estudio observacional que comenzó en diciembre de 2001 y está concluida. Los resultados preliminares fueron presentados recientemente en Washington.
Para Rodríguez “lo interesante es que los especialistas de Washington obtuvieron los mismos resultados con los pacientes. La diferencia de nuestro estudio explicó es que nosotros correlacionamos la dosis en sangre de la droga con la cantidad de personas a las que se les iba cerrando la arteria. Ahora se inició una nueva etapa, en la cual ya sabemos que a cierta dosis los pacientes tienen menos propensión a que se les cierre el baso”.
Según informó el especialista, “en una nueva fase comenzaremos un estudio buscando que todos los pacientes – unos 60 – alcancen un determinado nivel de droga en sangre para lo cual cabe la posibilidad de incrementar la dosis haciendo a su vez controles de laboratorio semanales durante el primer mes. Si lo que vimos en el estudio observacional es cierto, esos 60 pacientes que fueron seleccionados para la segunda etapa tendrían que tener una bajísima probabilidad de que se les cierre el stent. Claro que estos son datos observacionales, y deberá pasar por lo menos un año para confirmar el estudio”.
En la Argentina el 90 por ciento de las angioplastías se hace con stent, el dispositivo convencional cuyos costos es cubierto por las obras sociales. Sin embargo, no están cubiertos los gastos del dispositivo que libera drogas.
Por Carolina Stegman
(*Agencia Universtitaria de Noticias y Opinión)
Universidad Nacional de Lomas de Zamora
AUNO 18-10-02 CS mar