Cualquiera adicción pone en peligro la salud. Pero hace algunos años existe una droga conocida popularmente como “paco”. Se consume cada día más. Su presencia está extendida en todo el país y, por ende, en la zona sur del Gran Buenos Aires, en la que se registran pavorosos índices de pobrezas.
Su consumo hace estragos en los sectores marginales y en los jóvenes menores de 18 años. El “paco” es una droga barata y sumamente nociva que puede ocasionar la muerte en no más de tres meses de consumo.
En la zona sanitaria VI –que incluye a municipios de la zona sur del conurbano bonaerense- en el último año se triplicaron las atenciones a jóvenes afectados por el “paco”, según datos oficiales.
El crecimiento en el consumo de esa droga se registra entre jóvenes de entre 13 y 25 años, que la pueden comprar por un peso. El “paco” está hecho con pasta base de la cocaína, kerosén, harina, talco, virulana y hasta los vidrios de los tubos fluorescentes.
La edad promedio de inicio en el consumo de pasta base es a los 13 años, pero esa edad puede reducirse hasta 8 y 7 años.
Según cifras del Ministerio de Salud bonaerense, en la provincia hay 30 mil adictos al “paco” y sesenta mil que alguna vez lo probaron. Lanús, Quilmes, Berazategui y Lomas de Zamora son las zonas donde más se consume.
De acuerdo con cifras aportados por el Senado bonaerense, 70 mil son los jóvenes de los estratos más bajos de la sociedad argentina, que se volcaron en los últimos tiempos al consumo del “paco”. Se trata de una droga de altísimo poder adictivo y destructivo, que se extendió especialmente en el conurbano bonaerense por su bajo precio y su fácil elaboración.
El Centro de Prevenciones de Drogas y otras Adicciones de Lanús (Cedrolan) presentó un proyecto ante el Concejo Deliberante con la meta de reducir el avance del consumo de “paco”. La presencia del paco en el conurbano bonaerense es un flagelo que crece día a día.
Según datos brindados por el Centro Provincial de Adicciones, que desempeña su trabajo en articulación con el Departamento de Minoridad y Familia de la Municipalidad de Lanús, la causa del crecimiento del consumo del paco tiene su génesis en el aumento del precio de la cocaína. Esto genera una mala noticia porque el poder devastador de la pasta base, es diez a veinte veces más implacable que la cocaína.
El director de Cedrolan, Rubén Massobrio, explicó a la Agencia Auno que los efectos de esta droga “duran menos de 5 minutos y hay chicos que han llegado a consumir alrededor de cien pacos por día”.
Frecuentemente se “descubren” en Lanús pequeños vendedores de drogas conocidos como “kiosco”, en la jerga de los consumidores. Sin embargo, nunca se llega a quienes manejan el gran volumen de estas sustancias. Lo curioso es que los nombres de estos sujetos circulan por la ciudad, sin que se vea un trabajo de comprobación seria en este sentido.
La sensación que subyace, es que han logrado tejer una red de complicidades que les brinda seguridades y beneficios, aún en el caso de terminar detenidos.
Desde su aparición en 2002, el consumo de “paco” por parte de adolescentes y jóvenes, creció en forma alarmante en el ámbito de la provincia, coinciden en aclarar autoridades sanitarias de la provincia.
Los consumidores son víctimas de su propia vulnerabilidad. Aunque es una droga consumida principalmente en las clases bajas, no todos son marginales. En algunos casos provienen de familias de clase media, que han visto pauperizadas sus condiciones económicas o, en otros casos, son víctimas de la falta de afecto.
“El pobre se droga porque tiene vacío el estómago y el rico porque tiene vacío el espíritu”, señaló Massobrio.
Esta droga es excesivamente adictiva y va de la mano del delito. El consumidor necesita cada día más y más, no hay ningún tipo de límite y en la mayoría de los casos los lleva a robar para consumir.
Las etapas por las que transita un consumidor al momento de fumar explicó Massobrio son cuatro. La euforia. Se produce una disminución de las inhibiciones y una sensación de placer; luego aparece el momento en el que el consumidor empieza bruscamente a sentirse angustiado, deprimido e inseguro; en tercer lugar se produce el consumo sin interrupciones, buscando mitigar la sensación anterior; y finalmente está la etapa de la psicosis donde aparece la pérdida de contacto con la realidad, agitación, paranoias, agresividad y alucinaciones, que pueden durar semanas o meses.
El estado paranoico tiene que ver con la culpa. El adicto piensa que vienen a buscarlo, que viene la policía o la madre. A esta etapa los especialistas la denominan “cabeza de gato”, como un bamboleo buscando a alguien, una alucinación donde aparece esa persona a la que sienten que le tienen que rendir cuentas. Su consumo ocasiona lesiones cerebrales irreversibles, genera pérdida de reflejos, motricidad, inteligencia y memoria.
Otra de las denominaciones del paco son “mono” o “marciano”, según se la mezcle con tabaco o marihuana. Se fuma en pipas hechas con un caño de aluminio ahuecado y generalmente se usa una antena de televisión o una guía de cortinas.
El efecto por fumar, entre 8 y 40 segundos, es casi automático y se va con la misma intensidad. En pocos minutos desaparece, pero provoca una compulsividad insoportable de seguir fumando.
Esto demuestra que detrás de un paco no está el gran narcotraficante internacional, sino que lo produce cualquiera y lo consumen los hijos de la pobreza, los mismos niños y adolescentes, que ya son víctima de desigualdades, y a los que esta droga les quita su último patrimonio, que es su salud.
Mientras tanto, el mercado de las sustancias prohibidas ha logrado cubrir todas las necesidades, desde la droga más barata y más destructiva para el sector más vulnerable, hasta la más compleja y cuidada para los sectores de mayores recursos.
Buscan controlar la venta de pegamentos
El Cedrolan presentó un proyecto ante el Concejo Deliberante lanusense. Entre otras metas, la iniciativa se propone reducir los lugares de expendio de pegamentos con tolueno, de modo de detener el consumo entre niños y adolescentes porque “constituyen una introducción a las adicciones”.
El proyecto contempla que “deben habilitarse locales exclusivos para tal fin, que se encuentren encuadrados en los siguientes rubros: ferreterías, comercios de decoración de interiores, comercios de revestimiento, talabarterías, venta de materiales para la construcción y venta de repuestos o accesorios para el automotor”.
Massobrio explicó que “hay ordenanzas que impiden la venta de este tipo de pegamentos a menores de 18 años, pero, en general, no se cumplen”, y aclaró que en otros distritos “ni siquiera esta prohibida la venta a menores”.
El proyecto está basado en una ordenanza aplicada en Vicente López, el que, según Massobrio, es “ideal porque se dieron cuenta de que la medida anterior, en relación a la que sólo prohibía la venta a menores, no servía para nada”.
“La idea puede ser muy discutida” reconoció el responsable del Cedrolan porque “cortás la libertad de comercio”.
Sin embargo, aclaró que “es peor que los chicos anden bolseando a los ocho años” en el modo en que consumen el pegamento, dentro de una bolsita de nylon.
Qué se hace para combatir el consumo?
El Senado bonaerense aprobó en noviembre de 2005 un pedido de informes elevado al Ejecutivo provincial para que detalle qué políticas públicas aplicó para combatir el consumo de la pasta base conocida como “paco”.
Pasaron ya siete meses y todavía la respuesta no llegó. Según estadísticas oficiales, 70 mil jóvenes, en su mayoría de familias de bajos recursos del conurbano bonaerense, están afectados por la adicción a ese estupefaciente.
Por su parte, la Cámara de Diputados bonaerense aprobó un pedido de informes presentado por el bloque de senadores de la UCR, en el que se requiere información sobre las medidas gubernamentales en materia de prevención del consumo, y de erradicación del comercio y suministro de la paste base.
La iniciativa solicita detalles de los programas puestos en marcha para combatir el consumo de “paco” y el grado de eficacia de los mismos.
El pedido de informes reclama conocer la situación procesal en que se encuentran los agentes de seguridad de la Policía bonaerense, acusados de cobrar coimas a los vendedores de pasta base para que estos desarrollen sin trabas su negocio.
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