El «Nunca más» se sintió con fuerza en los hogares argentinos, a pesar de la suspensión de la histórica marcha al cumplirse 44 años del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976. Es que el reclamo de la Memoria, por la Verdad y la Justicia alcanzó expresiones «caseras», variadas y originales, que fueron desde movilizaciones virtuales, pañuelos blancos colgados en balcones, ventanas y puertas, hasta proyecciones en edificios.
Cada 24 de marzo en la casa de Juana Eva Campero, de H.I.J.O.S Lomas de Zamora, se vive una «revolución». Apurados, sus hijos, nietos y bisnietos llegan a desayunar juntos y todos, con alegría y gran emoción, salen hacia Plaza de Mayo donde recibe «el abrazo entre compañerxs», cuenta la mujer en diálogo con AUNO.
Este año iba a sumarse la tataranieta, que llegó a la vida de Juana hace siete meses. «Sin dudas, lo peor de la cuarentena es no poder marchar este 24. Es un vacío con el que amanecí: entrar a la Plaza con las Madres y las Abuelas es la emoción más grande y ahí estamos fuertes. Pero los tiempos son difíciles y las vamos a cuidar, ellas son la razón para quedarnos en casa«, afirma.
Juana nació en 1960, es hija de Juan Carlos Campero, quien era militante peronista desde la adolescencia; y Haydée García Gallo. Tiene un hermano mayor Carlos Alberto y una hermana menor Griselda Haydée.
El 5 de enero de 1978, en la casa familiar de Lomas de Zamora, secuestraron a Juan Carlos y horas más tarde, volvieron por el resto de la familia: Juana, su madre, su hermano mayor y su cuñada. A los días, ellos fueron liberados, pero sus padres aún continúan desaparecidos.
Ambos fueron vistos por última vez en El Campito, uno de los centros clandestinos que funcionó en Campo de Mayo.
«Hay que tener presente que hace 44 años en este país hubo un golpe de Estado, que contó con el apoyo de una gran parte de la ciudadanía, el sector empresarial y la Iglesia, que desaparecieron, mataron, robaron bebés, hoy hombres y mujeres que viven en la mentira«, reclamó Juana.
Entre los pañuelos blancos que pintó con el rostro de sus padres y la reivindicación por los 30.000 mil desaparecidos, ella expresa su pedido de «cuidar la democracia», para que «nunca más vuelva a suceder un gobierno de facto».
«Como sociedad crecimos mucho, sabemos que el único lugar para un genocida es la cárcel. La condena social es fuerte. Hoy es 24 y marchamos en casa. Acá también hacemos Memoria«, asegura emocionada.
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Sin marcha pero con memoria
La tradicional movilización hacia Plaza de Mayo fue reemplazada por una acción colectiva para viralizar imágenes de pañuelos blancos colgados en las ventanas, puertas y balcones de los domicilios particulares.
Bajo los hashtag #PañuelosConMemoria, #24M, #44AñosDelGolpe, #Son30000 y #MemoriaVerdadYJusticia, entre otros, cientos de usuarios compartieron en redes sociales su expresión del emblema de la Madres de Plaza de Mayo, quienes comenzaron a utilizarlo a mediados de 1977, como una forma de identificarse grupalmente en una peregrinación a la Basílica de Luján que se llevó a cabo en ese año.
Cientos de ciudadanos también participaron de un «Proyectorazo por la Memoria», convocado desde el Espacio Memoria y Derechos Humanos, ex ESMA. Consistió en la proyección de imágenes correspondientes a la iniciativa Memorias de Vida y Militancias del que participan el Ente Público Espacio para la Memoria, el Archivo Nacional de la Memoria y el Centro Cultural Haroldo Conti, con la colaboración de Abuelas de Plaza de Mayo.
Otra de las iniciativas fue impulsada por las organizaciones nucleadas en la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología, Innovación y Conocimiento (FACTTIC) quienes desarrollaron el sitio www.marchavirtual.com.ar, una plataforma que colecta todas las imágenes que los usuarios comparten en Twitter con el hashtag #PañuelosConMemoria y las coloca una al lado de otra para emular la gran movilización por el 24 de marzo.
AUNO-24-03-20
MB-SAM