Voluntarios en Acción Solidaria

En el barrio porteño de Flores un grupo de voluntarios asiste con comida a los vecinos en situación de pobreza y monta una feria artesanal como alternativa laboral. Pretenden enseñar oficios y abrir un comedor pero no cuentan con espacio físico.

Por Sebastián Ochoa

(AUNO-TERCER SECTOR*) En una ciudad plagada de contradicciones, en la que convive gente que sale a revolver las bolsas de basura con aquellos que las dejaron, villas rodeadas de torres deslumbrantes, una grupo de voluntarios trabaja en la zona que alberga la mayor cantidad de las pensiones no habilitadas y casas tomadas. Operan en los barrios de Flores y Caballito, acercan comida, atienden un merendero, emprenden talleres y una feria artesanal para alrededor de cien personas en situación de pobreza.
“Aquí la problemática social es muy grande. Esta es una zona de riesgo”, afirma Julio Rama Pau, quien, al frente de Voluntarios en Acción Solidaria, busca junto a veinte voluntarios una solución que implique “el trabajo, que es la única forma de que el hombre se realice”.
“En lo inmediato intentamos cubrir la necesidad más acuciante, que es el hambre. Alcanzamos un plato de comida que conseguimos por medio del Gobierno de la Ciudad o donaciones de particulares, pero no apuntamos a ser una organización más que se dedique al asistencialismo. Lo que buscamos es una salida real a estas dificultades”, señala Rama Pau.
Por eso instalaron una feria artesanal en un bar temático de Bacacay al 2400, donde se venden tejidos y manualidades además de los espectáculos de tango que se presentan. “La clase media fue desplazada por la crisis hacia las artesanías. Por eso, al haber tantos artesanos, faltan compradores y nosotros intentamos acercar el turismo a la zona para ubicar las confecciones de artículos autóctonos”, afirma.
En el mismo lugar, los voluntarios dictan talleres de tango, teatro, reflexología, masoterapia, digitopuntura, guitarra e inglés. “Las clases las paga el que puede, el que no, queda becado. Enseñamos a tejer con dos agujas, en telar, y a escardar lana sin procesar”, explica Rama Pau.
Los integrantes de Voluntarios en Acción tienen muchos proyectos pero por falta de espacio físico no los pueden concretar. “Queremos ofrecer apoyo escolar, abrir un comedor y tener un espacio en donde dictar talleres de capacitación laboral cuenta Rama Pau. Tenemos docentes, psicopedagogos y psicólogos con muchas ganas de ayudar, pero nos falta un sitio para poder recibir a los chicos, y ofrecerles un plato de comida. Por eso necesitamos un lugar amplio”, precisa.
Para recibir donaciones la organización llama por teléfono a los vecinos de la zona. Con este método logra los aportes de 500 personas, “no mensuales ni de acuerdo a un monto establecido. No marcamos ninguna obligación de esa índole, sino que cada uno aporta cuando puede lo que puede”, afirma Rama Pau. Voluntarios en Acción Solidaria restringe sus pedidos a los vecinos de la zona porque “nuestra intención es que se vea adónde llegan las cosas”.
Los veinte integrantes de la organización se reúnen en Yerbal 653, donde funciona el merendero. Cuando puedan acceder a la casa propia planean crear una bolsa de trabajo con los comercios y las empresas de la zona. “En este barrio hacen falta gasistas, plomeros, pintores, electricistas “#8220;enumera Rama Pau-. Por eso creemos que fomentando estos oficios podemos realzar la dignidad del ser humano a través del trabajo”.

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Cómo comunicarse: Voluntarios en Acción Solidaria, teléfono 4903-1210. E-mail bienpublico@intramed.net
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*Agencia Universitaria de Noticias y Opinión
Revista Tercer Sector

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