(AUNO).- Estos instrumentos además, permiten reducir sensiblemente el riesgo de ataque cerebral en los enfermos cardiovasculares. Se trata de un pequeño tubo metálico flexible denominado Precise, que se utiliza para mantener los vasos sanguíneos abiertos con el propósito de mantener desbloqueado el flujo de sangre hacia el cerebro, y un filtro denominado Angioguard XP. Ambos fueron creados por la compañía Cordis, que también se encarga de su distribución en el país.
El funcionamiento de este tubo se complementa con la implementación del filtro, con forma de canasta, que tiene como función evitar que algunas partículas liberadas tras la aplicación del Precise, naveguen libres por el flujo sanguíneo hacia el sistema nervioso.
El tratamiento se conoce como mínimamente invasivo y consiste en la inserción de un catéter dentro del vaso sanguíneo que, por lo general, es subido desde la ingle hasta la arteria carótida, ubicada cerca del cuello. Esta intervención se realiza con anestesia local.
Tras esta operación, también conocida como angioplastía, el tubo metálico es insertado por medio del catéter dentro de la arteria donde se expande para mantenerla abierta. En unos pocos meses, el dispositivo se convierte en una parte permanente del tejido arterial.
Estudios clínicos realizados por la compañía Cordis afirman que el tratamiento mínimamente invasivo es la mejor opción terapéutica para tratar las afecciones cardiovasculares. En un registro mundial realizado por la firma, entre 8.500 pacientes de América Latina, Europa y los Estados Unidos, el 98 por ciento reaccionaron positivamente a la aplicación de los dispositivos Precise y Angiocard.
En declaraciones a la AUNO, el médico cardiólogo Hugo Londero, vinculado a Cordis, afirmó que el tratamiento mínimamente invasivo es “más seguro” que la cirugía, ya que “reduce las posibilidades del accidente cardiovascular. Además, una vez realizada, el alta domiciliaria es casi automática y el paciente puede retornar normalmente a sus actividades. No quedan cicatrices y no se manifiesta dolor posterior”.
Las arterias carótidas son dos vasos sanguíneos que están localizadas en ambos lados del cuello y son las principales conductoras de sangre y oxígeno hacia el cerebro. La enfermedad es un proceso degenerativo de los vasos sanguíneos, que pierden elasticidad en función del crecimiento de sedimentos grasosos en sus paredes.
De esta forma, se interrumpe el torrente sanguíneo y el oxígeno no puede llegar al sistema nervioso central. Así se acrecienta el riesgo de un ataque o derrame cerebral. La enfermedad puede causar eventos de corta duración o daños permanentes.
Sus principales síntomas son la debilidad corporal, la confusión, los problemas de habla, dificultad en el entendimiento, pérdida de equilibrio y coordinación. Puede manifestarse también a través de fenómenos visuales como la pérdida de la visión y aparición de sombras. Pero es probable que sea “#732;silenciosa”#8482; y su primera manifestación ocurra con un ataque cerebrovascular.
En casi todos los casos, una de las consecuencias de la enfermedad de la carótida es la manifestación de la aterosclerosis durante la vejez. Se puede prevenir esta afección con una dieta donde estén excluidas las grasas, haciendo ejercicio, sin fumar y tratando de reducir el nivel de estrés.
La enfermedad de carótidas, como principal provocador de los ataques cerebrales, se convierte en la primera causa de incapacidad en el mundo. En Argentina, la tasa de mortalidad por enfermedades cerebrovasculares es del 73 por ciento por cada 100 mil habitantes, según datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud.
AUNO 23-9-03 lc mar