Una organización crea dos centros educativos en el conurbano bonaerense.

La fundación Fe y Alegría extendió sus actividades al Gran Buenos Aires, luego de impulsar la educación popular en diversas zonas del país.

Por Natalia Akermann

El movimiento de educación popular y promoción social Fe y Alegría, que desarrolla su actividad en diversos puntos del país y América latina, puso en marcha dos centros educativos en el conurbano bonaerense, con el objetivo de brindar escolaridad a sectores marginados en esa región.
La fundación cuenta con un gran número de escuelas en Corrientes, Misiones, Salta, Jujuy y Formosa, a las que sumó recientemente dos centros educativos y de promoción social en el partido de San Miguel, provincia de Buenos Aires.
El director de Fe y Alegría en la Argentina, el sacerdote Juan Luis Moyano, explicó que la fundación “busca la calidad educativa concretada en la atención personalizada, la formación de valores, la formación de docentes y la educación en y para el trabajo”.
La fundación pudo concretar su proyecto de hacerse presente en el Gran Buenos Aires a partir de la creación del secundario para adultos CENS número 451 y del centro de formación profesional NS.
Moyano explicó que “la fundación va a lugares marginales donde no hay escuelas o el Estado no llega” y aclaró que el proyecto de la entidad no entra en competencia con “el Estado ni con otras instituciones educativas”.
Según los datos que maneja la fundación, Fe y Alegría está presente en el Gran Buenos Aires debido a que “aproximadamente 400.000 jóvenes entre 15 y 24 años no estudia ni trabaja”, situación que “indica una gran incertidumbre sobre el futuro de los jóvenes”.
La fundación abrió el primer centro en la Argentina hace seis años en el barrio Alberdi, en Resistencia, Chaco. A ese proyecto se sucedieron escuelas en distintos lugares del Noroeste y Noreste del país.
En esas regiones, la fundación desarrolló programas de atención de necesidades básicas en las áreas de salud y nutrición, programas de organización y desarrollo comunitario, microempresas y consorcios para el desarrollo de comunidades marginales urbanas, campesinas e indígenas.
En los centros de promoción social, la entidad brida apoyo escolar, primaria para adultos, talleres laborales, aulas informáticas, folclore y deporte.
Moyano aclaró que “la educación es abierta y permite que quien no lo desee, no participe de las actividades estrictamente religiosas”.
Para concretar sus emprendimientos, la fundación comienza a actuar a partir del pedido de ayuda de vecinos de una localidad determinada, tras lo cual realiza un primer trabajo de campo para determinar las necesidades de la comunidad.
La fundación es la encargada de proveer a las escuelas y los grupos de promoción social la capacitación para los docentes y las herramientas curriculares; por su parte, el estado provincial o municipal es el encargado de pagar los sueldos a los docentes.
La fundación, además de los planes de ayuda de los gobiernos, cuenta también con el apoyo de proyectos internaciones y de fundaciones públicas y privadas.
Con el plan 2005-2009, Fe y Alegría busca impulsar en el país “una educación popular integral de calidad acorde a las necesidades de los ciudadanos y mantener el mismo compromiso con los más necesitados”.
En el nivel internacional, la fundación proyecta extender sus actividades en Haití.

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