Un grupo de mujeres, seguidoras de la banda de rock La Renga, busca que en los recitales y eventos masivos haya un espacio de contención para las chicas que son testigo o víctimas de situaciones de abuso y acoso durante los espectáculos.
“Un paso atrás. No me toques” es el nombre del colectivo con perspectiva de género y diversidad que denuncia y visualiza el machismo en el ámbito del rock, a partir de los hechos de violencia que las pibas sufren en distintos eventos musicales.
Eva Sapire, integrante del colectivo, remarcó con indignación a AUNO que todas ellas tienen amigas que “sufrieron abusos, pero los varones no tienen ningún amigo que haya abusado de alguien”, por lo que “las cuentas no dan”.
El colectivo pide que los puntos violetas, como se conoce a los espacios de contención a mujeres que ya funcionan en algunos recitales, se “federalicen” para que haya especialistas capacitadas en violencia de género para contener situaciones de violencia en todos los eventos masivos.
Hoy sus puestos se pueden encontrar en varios recitales, como por ejemplo, en los shows de la Kermesse Redonda, en los banquetes rengueros, y en las presentaciones de Los Gardelitos, entre otras bandas.
En el banquete que la banda formada en Mataderos dio el 7 de mayo de 2022 en el estadio Único de La Plata, Chizzo, voz y guitarra de La Renga, pidió respeto hacia las mujeres y también que las dejen estar adelante para poder poguear. “Nosotras también queremos estar en el pogo. Yo no quiero ir a platea”, sentenció García, ante la idea de algunos y algunas de que el pogo es “cosa de hombres”.
Pasó más de un año desde que Chizzo las nombró e invitó a reflexionar sobre el comportamiento masculino en los recitales, y hoy el colectivo ya no es sólo un grupo de chicas que quiere ir a ver a su banda favorita, mutó en un movimiento social, independiente de banderas políticas, que se mueve en diferentes sectores y realizan ayudas solidarias, porque “el rock tiene conciencia social”, exclamó Sapire.
Otra de sus luchas en el ámbito rockero es el cupo femenino en los festivales. “En el Cosquín (Rock) a Eruca (Sativa) la hacen tocar a las 17 para 20 personas”, explica sobre la cuestión de los lineup en los festivales, y continúa “al festival lo cierran Skay (Beilinson) o Ciro (y los persas)”.
El colectivo hoy tiene más de 21 mil seguidores en su perfil en Instagram y presencia en la zona sur y norte de la provincia de Buenos Aires y en la ciudad de Córdoba, y se sigue expandiendo.
Los orígenes
“El colectivo nace con el arte”, subrayó Sapire sobre el movimiento autogestivo que desde 2022 denuncia y visualiza la violencia y los abusos en los recitales, el cual lleva como nombre parte de la canción Hielasangre de La Renga, perteneciente a su disco Detonador de Sueños [2003].
Este proyecto fue impulsado por las chicas de Insoportablemente Vivas, iniciativa creada para ir acompañadas y organizadas a “los banquetes”, como se conoce a los shows de La Renga. Desde ese espacio, comenzaron a recibir denuncias de abusos de asistentes a los conciertos que sufrían o presenciaban durante estos espectáculos. “No teníamos sostén en las noches ni en los eventos”, explicó García.
“Un paso atrás. No me toques” es un grupo de trabajo con un compromiso social y político en común, que tiene cerca de 50 integrantes activas que se reúnen dos veces al mes, una de manera virtual y la otra de forma presencial, para organizar las diferentes actividades en las que participan.
El dibujo con el que ellas se presentan, una mujer verde sin rostro con su mano firme pidiendo un paso atrás, fue creado por Javier Quintana, escenógrafo y diseñador de arte de La Renga.
El artista explicó a AUNO que “es una variante de un arte clásico de La Renga, la hada de la rosa, creada por “Tachi” [Schamun]”, y cuenta que para él “la cara sin rostro es la cara de todas”. También recuerda que la hizo por primera vez en el acceso al estadio Único de La Plata cuando “las pibas arrancaban con esta gran iniciativa”.
Talleres y acciones solidarias
El colectivo de mujeres realiza talleres y acciones solidarias para generar conciencia de género en el mundo del rock. Como parte de su organización, en la comisión de Solidaridad se dedican a amadrinar el merendero Los Querandíes de la localidad bonaerense de Merlo, y recaudan alimentos y materiales que necesita el lugar.
En Género y Diversidad, llevan adelante talleres y capacitaciones sobre diversos temas, como micromachismo y educación sexual integral, y con la comisión de Logística participan en eventos masivos relacionados con la agenda feminista y el rock. En ese sentido, este año el colectivo participó con una intervención artística en el 8M y en la movilización del 28 de septiembre, porque el arte es su “forma de lucha”, remarca.
También fueron invitadas por la organización No nos cuenten Cromañon al evento que se realizará en el Obelisco en la ciudad de Buenos Aires el 30 de diciembre a las 17, en homenaje a las víctimas y sobrevivientes de la tragedia ocurrida durante el show de Callejeros el 30 de diciembre de 2004.
En cuanto a la comisión de Arte se encargan de pintar murales y diseñar fanzines para difundir sus consignas y transmitir sus mensajes. En tanto, el equipo de Legales se encarga de asesorar a las mujeres y responder las cientos de consultas que reciben en sus cuentas sobre situaciones de violencias y/o abusos en el ámbito del rock.
Desde la organización no comparten la idea de escrachar a los artistas por una decisión colectiva de acompañar a las víctimas desde otro lugar, otorgándoles herramientas legales y contención para atravesar la situación. “A mí los escraches no me suman”, aclara García, y Sapire agrega que si desde el colectivo tuvieran que realizarlos “tendríamos que hacerlo dos o tres veces al día”.
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Crédito fotografía de portada: Infocielo / Juan Ignacio Aréchaga
