Los equipos de telefonía celular emiten radiaciones no ionizantes, es decir, radiaciones que no rompen la estructura de las células del cuerpo) pero que, aún así, son capaces de aumentar la temperatura corporal de los individuos, con diversas consecuencias para su salud, advirtió Jorge Luis Ferrari, ingeniero en comunicaciones que trabaja en el área de Derechos del Consumidor de la Defensoría del Pueblo.
En un informe preparado para el organismo, el especialista da cuenta en su trabajo de toda la legislación a nivel nacional en torno al control de los niveles de radiación emitidos por teléfonos móviles y las radiobases que les sirven a estos pero advierte que “resulta preocupante la casi total ausencia de advertencias o consejos para un uso prudente y responsable de este extraordinario medio de comunicación, sin generar alarmismos innecesarios”.
Desde hace años, a partir de la difusión masiva del uso de los celulares –en la Argentina, la cantidad de equipos en uso ya supera los 25 millones—, la comunidad científica investiga posibles efectos en la salud humana de los equipos, sin que hasta el momento se hayan comprobado efectos nocivos graves.
De todas formas, para prevenir posibles efectos provocados por las radiaciones, Ferrari sostiene que el Estado debe adoptar “políticas activas para evitar potenciales riesgos sin esperar los resultados finales de las investigaciones científicas en la materia”; también debe “evitar la ubicación de elementos potencialmente peligrosos (como antenas) en áreas sensibles, como escuelas u hospitales”, y regular los equipos para que funcionen con la emisión mínima indispensable de ondas.
Pero el especialista, además propone a los usuarios una serie de precauciones a tomar, como mantenerse lo más lejos posible de las fuentes de radiación, efectuar comunicaciones breves y, preferentemente, no consecutivas, utilizar el sistema “manos libres”, sustituir los llamados por mensajes de texto (sms) siempre que sea posible.
También recomienda llevar el teléfono celular en un blindaje metálico liviano lo más alejado posible de órganos sensibles como el hígado, el bazo, los riñones o los genitales, apagar el celular por la noche y ubicarlo lejos de la cabecera de la cama, evitar usar los videojuegos incluidos en los teléfonos y exigir información sobre la emisión de cada modelo de celular para poder elegir el que emita menos ondas.
También sugiere a los padres limitar al máximo la utilización de los celulares por parte de niños y adolescentes e informarlos al respecto, ya que ellos, por estar en etapa de desarrollo, son más vulnerables a potenciales efectos perniciosos de las radiaciones no ionizantes.
Ferrari concluye sus recomendaciones sugiriendo horas de buen dormir y el consumo de frutas y verduras frescas con propiedades antioxidantes que pueden ayudar a prevenir efectos perniciosos y, finalmente, no usar el equipo en lugares donde la señal es más débil, porque el aparato debe emitir más radiación para funcionar con eficacia.
El informe señala también que en muchas ocasiones existe una normativa, pero no se cumple, como en el caso de la instalación de antenas en edificios de viviendas colectivas sin autorización del Gobierno de la Ciudad.